Estela Mieres es actriz, dramaturga, directora, docente, actual vicepresidenta de Agadu. La suya es una labor incansable dedicada a la actividad artística. Se ha desempeñado en distintos ámbitos potenciando el rol del mimo como arte ancestral de la expresión teatral. A continuación, la charla que mantuvimos con ella para La Mañana.
Como vicepresidenta de Agadu estuviste a cargo de múltiples proyectos, ¿podrías hablarnos de alguno de los últimos?
El último proyecto es el de Interautor Teatro, que es un encuentro de dramaturgia que se realiza desde el año pasado a iniciativa de Agadu y la Fundación SGAE (Sociedad General de Autores y Editores de España). Tiene como objetivo promover la dramaturgia de España en Uruguay y la de Uruguay en España, impulsar su internacionalización y fomentar la producción teatral a través de la creación de redes, vínculos y sinergias entre profesionales de las artes escénicas. En setiembre se realizó el segundo encuentro, donde nos visitaron tres autores españoles y en el teatro Blanca Podestá se realizaron las lecturas dramatizadas de sus obras, por parte de los actores de la Comedia Nacional y en colaboración con la EMAD. Los autores españoles que nos visitaron fueron José Padilla, María Goiricelaya y Ana López Segovia, tres reconocidos dramaturgos, actores y directores.
En noviembre viajarán tres autores uruguayos y en la Sala Berlanga de la SGAE en Madrid tres elencos harán las lecturas dramatizadas de sus obras. Los dramaturgos uruguayos son Fernando Smith, como ganador del concurso Cofonte-Agadu, Estela Golovchenco, sugerida por la EMAD, y Alejandra Gregorio sugerida por la Comedia Nacional. Estas lecturas se hacen frente a programadores de sala, traductores, editores y público en general. Además, la Fundación SGAE hace una edición venal de las obras.
Esta es la segunda edición de este exitoso proyecto. Los encargados de recibir y hacer posible las lecturas dramatizadas en Uruguay son Hugo Blandamuro y yo porque somos los dos representantes de teatro del Consejo Directivo de Agadu. Este proyecto se repetirá el próximo año. También existe una versión de Interautor Música que se realizará por primera vez en Uruguay el 8 de noviembre, 21 horas, en el teatro de Agadu con Fulana de Val cantautora nuestra y Bambikina banda española.
¿Cuál fue tu formación?
A nivel terciario hice algunos años de Facultad de Medicina, que dejé por el teatro, luego estudié Archivología. Soy egresada de la Escuela Multidisciplinaria de Arte Escénico (EMAD) como actriz y posteriormente pude estudiar en Madrid Dirección Escénica en la Resad, La Real Escuela Superior Arte Dramático, gracias a un Premio teatral del Instituto de Cooperación Iberoamericano ICI. Paralelamente al teatro me especialicé en Mimo y Pantomima estudiando con Villanueva Cosse (uruguayo), Rolf Sharre (alemán) y en España con Julio Pascual y Manuel Carcedo. También hice varios cursos de Gestión Cultural para poder desarrollar mis proyectos personales.
¿Cuáles fueron tus referentes?
Eduardo Schinca, el gran maestro de Teatro Clásico: él me hizo amar el teatro en verso del Siglo de Oro español. Elena Zuasti, la maestra que me enseñó a dirigir. Villanueva Cosse que fue mi primer profesor de pantomima, aunque él no quería formar mimos, quería aplicar la técnica del mimo a la actuación y es contrario a la escuela de Etiénne Decroux, que es la que yo sigo y a la que pertenecía Marcel Marceau, otro de mis referentes. Al igual que Charles Chaplin.
¿Por qué Chaplin?
Por su talento, por ser un trabajador incansable, por su búsqueda de perfección, por su búsqueda de la comicidad. En 1990, estando en Madrid, el grupo Karpas dirigido por Julio Pascual me invitó a participar como mimo en una comedia musical llamada Los maravillosos años 20 haciendo de Chaplin. Me dieron la música y una actriz mímica para que crease una historia. Me hicieron ensayar más de la cuenta hasta lograr la sincronización perfecta de los movimientos y la música. La historia era muy graciosa. En una función en el Centro Cultural Antonio Machado pasó algo especial. Mientras actuábamos sentí un profundo silencio, me esmeré en hacer más gracioso el personaje, pero el silencio continuaba, al terminar el número, final de música, apagón, silencio. Subió la luz para saludar, silencio, pánico nuestro, y luego el público se puso de pie y surgió un largo y efusivo aplauso y vivas. En ese momento no entendí. Pero tenía que volver al camarín para vestirme de Manola en el saludo final y grupal. Al terminar pregunté al director qué pasó. Me dijo que era una función para un público de personas mayores. ¿Y? El director me respondió con toda naturalidad que en España Chaplin estaba prohibido por Franco. Agregando: “Vamos, hija, que el público presente se emocionó”. Afuera había mucha gente que quería saludar al actor que hacía de Chaplin. Salió el asistente de dirección y dijo que el actor ya se había retirado. Era una compañía muy conservadora y nadie debía enterarse que yo era extranjera. Pero esa emoción de toda una sala repleta quedó grabada para siempre en mí. Esa fue la primera vez que tuve todo el vestuario y accesorios del personaje. Al regresar a Uruguay empecé a estudiar y a profundizar en el personaje. Luego me puse a investigar sobre el actor y sobre su sistema de comicidad. Si su obra era fascinante más lo era su vida.
¿Qué aspecto de la docencia es el que más disfrutas? ¿A los estudiantes de teatro les sigue fascinando el mimo? ¿Cuál es tu método?
Me encanta la docencia. Disfruto mucho dando clases de pantomima, pero cada vez lo hago con menos frecuencia. Ahora estoy abocada a dar clases de teatro en posgrado. Yo fundé la primera escuela de pantomima del Uruguay y en las décadas de los 80 y 90 tenía muchos alumnos y teníamos mucho trabajo como mimos. También he dado clases de teatro en varias escuelas, en el Club del Banco Hipotecario, y para niños solo di clases en el Carrasco Lawn Tennis. Prefiero dar clases a adultos. En cuanto a si a los estudiantes les sigue fascinando el mimo, te diría que sí. Les gusta verlo, pero les cuesta moverse, la vida de los jóvenes ha cambiado, ahora están atrapados en una silla moviendo sus pulgares en un celular o en el mouse de su PC, les cuesta hacer una actividad física. Les fascina ver cómo el mimo es la base de los actuales animadores, mimos a los cuales se les colocan electrodos y su imagen en pantalla sirve como base de las películas animadas y los comics. Pero de ahí a coordinar o descoordinar, dibujar en el espacio como si se vieran… hay un gran trecho.
Como actriz, aún te recordamos en las primeras épocas de ¿Quién le teme a Italia Fausta? en una inolvidable actuación que se llevaba todas las miradas y aplausos ¿Qué otros papeles recuerdas como actriz?
Yo dejé la obra de Italia fausta en sus 400 funciones para ir a España a estudiar. Hace un mes fui al reestreno de la obra en el Solís y después de 36 años me volví a encontrar con el mismo público y gente allegada de esa época. Fue un emotivo homenaje a Omar Varela. Hice muchas obras más, pero me gusta más dirigir que actuar. Me gusta mucho la actuación ante cámara ya sea para ficción de tele o en cortometrajes o largometrajes. Me encantó trabajar en Canal 10 haciendo Hogar dulce hogar, Bienes gananciales o en Somos. Pero ya no se está haciendo ficción en los canales uruguayos. Así que acepto hacer todos los castings que me llaman para cortos o largometrajes.
Como directora y dramaturga presentaste, además de trabajos de mímica, muchos espectáculos para niños. Eres de pluma rápida y capaz de escribir una obra en tiempo récord. ¿Qué te atrae más: escribir tus obras, dirigirlas o actuarlas?
En este momento prefiero dar clases y escribir.
¿Cuáles fueron las últimas obras que escribiste o dirigiste?
La verdad no me acuerdo [risas] porque siempre vuelvo a reescribir mis obras y tengo varias versiones de cada una. Este año me representaron tres obras, una comedia que se reestrena en noviembre, Humor mezquino, una versión para niños de Alicia en el País de las Maravillas y una obra sobre Chaplin que en un principio se llamó El último acto del clawn, que hace mucho tuvo un premio del MEC y que ahora se estrenó como Bye, bye charlie con buena crítica y que, según me dijeron, se repondrá el próximo año. Cuando me pidieron la autorización de esta obra recordé que hace años escribí una comedia musical sobre la estética del pequeño vagabundo de Chaplin titulada Charlotte, el musical. Era la versión femenina del personaje con la música de Chaplin.
TE PUEDE INTERESAR: