Kyle Harper. CRITICA, 2019, 508 págs.
Pocos eventos fueron tan dramáticos como la caída del Imperio Romano. El historiador Edward Gibbon planteaba el auge y la caída de Roma como el destino inevitable de todos los Imperios. ¿Pero cuáles fueron las causas? Un estudioso alemán las cifraba en doscientas las explicaciones que intentaban dar luz a dicho proceso. Algunas apuntaban al creciente déficit fiscal de un Imperio cuyo gasto militar era creciente en función de un territorio inmenso con una población en estado de exclusión creciente a la cual alimentar de algún modo; también se discute si el hedonismo y la decadencia moral de los romanos les impidieron mantener una maquinaria política viable con otro ethos. Quizás tengan más asidero las teorías que apuntan a un sistema político profundamente caótico, por el cual el sistema de sucesión imperial era indeterminado y que había implicado una burocracia desmesurada que sumado al creciente conflicto por liderazgos militares habrían debilitado crecientemente al Imperio. No faltan los que apuntan a que los bárbaros quizás no eran tan bárbaros, esto es, las poblaciones circundantes habrían desarrollado técnicas y estrategias militares superiores frente a una Roma demasiada autocomplaciente.
Kyle Harper suma a estos marcos explicativos una nueva visión: el rol que tuvo el cambio climático, las pandemias y las erupciones volcánicas. Partiendo de la época dorada de Marco Aurelio, el autor nos brinda un exhaustivo panorama de cómo un imperio asediado no pudo resistir el embate conjunto de una pequeña edad glacial y de la peste bubónica. Aúna la erudición histórica con el método científico, reflexionando sobre una visión global que permite conjugar el estudio histórico con los problemas del presente.
Señala la afortunada oportunidad climática de un período específico: óptimo climático romano, por el cual desde el 200 AC hasta el 200 DC el área mediterránea tuvo un clima excepcionalmente favorable para la agricultura. El proceso de modificación del nicho ecológico, los efectos indeseables del empuje romano en dominar la naturaleza y generar una urbe nunca vista (casi un millón de habitantes) produjo la posibilidad para el desarrollo de diversas pandemias, desde la fiebre antonina hasta la viruela pasando por la peste bubónica.
Un libro que da luz a escenarios demasiados cercanos hoy en día.
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