El 8M del año pasado la iglesia del Cordón, protegida por la policía, se libró del vandalismo de años anteriores.
¿Qué tanto hay de feminismo en estas reivindicaciones? No es cuestión para los que claramente pensamos que nada. Traslademos entonces la pregunta a una figura señera del feminismo uruguayo. La primera egresada de la Facultad de Medicina. Una de seis hermanas de las cuales Clotilde fue la primera abogada, Luisa destacada poeta, Inés médica, y Anita y Elena maestras. Se trata, además, de la primera mujer cirujana: la doctora Paulina Luisi. Fundadora del partido socialista uruguayo, junto a Emilio Frugoni, en 1910.
Hace cien años –se cumplieron el 12 de mayo de este 2021–, la distinguida médica comenzaba su alocución ante la Unión Iberoamericana con sede en Madrid en estos términos: «Vengo a traeros la palabra, hombres y mujeres de España, de vuestros hermanos de América que viven con la misma vida, con la misma herencia, tradiciones y lenguaje, hijos emancipados de esta España que durante algunos siglos de la historia no veía ponerse el sol en sus dominios». En esas primeras líneas hay toda una declaración de principios. Vida, herencia, tradiciones y lenguaje, esto es: cultura, y lenguaje, sin adjetivos. Nada de «vuestros hermanos y vuestras hermanas», nada de «hijos e hijas» ni «hijes». Nada de esa aberración –como la calificara en 2017 la Academia Francesa de la Lengua– que acaba de ser prohibida en los colegios galos por ser «un obstáculo para la lectura y la comprensión de la escritura».
Hombres y mujeres
El discurso de la Dra. Luisa comienza por destacar la figura de J.P. Varela, porque a las mujeres «entregó su Reforma, a ellas que lo recibieron como un sacratísimo depósito». Sigue con Batlle y Ordóñez porque «abrió a la mujer las puertas de todas las actividades oficiales», y luego con Brum «partidario acérrimo de la igualdad de derechos entre ambos sexos».
Continúa, enumerando mujeres distinguidas por su actividad y acción social: María Clara Zabala de Vidal, nieta de D. Bruno Mauricio y creadora de la primera escuela para niñas de Montevideo; Sor María de Jesús, beata que dirigió la escuela fundada por Da. Clara. La lista prosigue con Rafaela Villagrán, Josefa Oribe de Contuci, Ana Monterroso de Lavalleja, Bernardina Fragoso de Rivera.
De su época cita entre otras escritoras y poetas a Delmira Agustini, Luisa Luisi, María Eugenia Vaz Ferreira, María Sabbia y Oribe, María Esther Parodi Uriarte, Ernestina Méndez Reissig de Narvajas, Juana de Ibarbourou, María Elena Crosa de Roxlo, María Morrison de Parker.
Un «gran diario político»
En cuanto a las periodistas, sin perjuicio de las que se dedican a crónicas en los sectores de modas o sociales, en lo que tiene que ver con propaganda feminista, señala a una dama que firma con el seudónimo de Fafam. La prensa en general no era muy afecta a dar espacio a esta prédica, salvo, dice, «el gran diario político La Mañana, único que publica regularmente una sección dedicada al movimiento feminista» a cargo de Fafam. Incluye también una larga lista de seudónimos de los que hemos podido identificar: Madre (Delia Castellanos de Etchepare), Tía Clara (Martha Costa de Carril, que también firmaba como Gala Placidia y Mlle. Petronio), Xenia (Ma. Teresa Pizzocchero) y Fabiola (Teresa Santos de Bosch).
El listado de mujeres destacadas en todos los ámbitos es bien extenso. En ningún lugar figura Irma Avegno.
Todas esas damas habían forjado sus respectivos espacios a fuerza de talento en un contexto mucho más complejo que el actual. Nada de cuotas de género ni de cada tres, una. Cierto es que no votaban y esa era una de las reivindicaciones. Pero las preocupaciones de doña Luisa abarcaban un campo mucho mayor. Es solo mirar el listado de actividades a que dedicó su vida para verificarlo.
La causa de la mujer
En 1917 se había fundado el Consejo Nacional de Mujeres para cumplir el objetivo de la causa de la mujer: «de su elevación moral y social, de su emancipación total para cimentar la familia sobre una base nueva, la de la equivalencia de los sexos».
El concepto de moral de Da. Paulina está claramente explícito en su texto Pedagogía y conducta sexual.
Empieza por definir el tema no como Educación sino como Enseñanza Sexual, que ella prefería llamar «enseñanza biológico-eugenésica». Dice que no ha sido abordado correctamente sino con una mirada hemipléjica. Algunos creen que es revelar a los niños el misterio de su venida al mundo, otros del peligro de las enfermedades venéreas y su fácil contagio y difusión, otros predican la castidad y la abstinencia, otros le dan el significado de moralidad, unos pocos entienden por ella la formación de la voluntad y del carácter, hay quienes pretenden enseñar una doctrina epicúrea del placer. Y otros «que en una obnubilación de cerebros desviados, y utilizando algunos ejemplos históricos, enaltecen como una conducta superior la satisfacción de determinadas perversiones sexuales […]. Pero estas cosas deben entrar en el dominio de la patología y sólo así deben ser consideradas».
Estos abordajes aparentemente diversos, sostiene, deben unirse en un solo cuerpo de doctrina. Porque «todas las enseñanzas parciales, sean culturales, higiénicas o morales, no pueden dar un resultado provechoso si no se vinculan entre sí en un conjunto ordenado y progresivo».
Es necesario crear la conciencia de que el acto sexual puede contagiar enfermedades, y siendo fecundo origina responsabilidades de ambos hacia el ser engendrado. Así, preconiza una moral de la igualdad, pero «no en el libertinaje, el desenfreno y la licencia, como quisieron interpretarlo algunos- sino en los deberes y responsabilidades asumidos en pleno conocimiento y libertad».
¿Y el aborto? «La responsabilidad nace en el momento en que el acto sexual se comete. Los derechos del hijo aparecen en el momento en que el acto se hace fecundo».
La doctora Paulina Luisa, pionera del feminismo en el Uruguay, falleció en 1950. ¿Qué diría ahora si viera en qué se ha convertido su ideario?
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