El fuego de la libertad. El refugio de la filosofía en tiempos sombríos, 1933-1943. Wolfram Eilenberger. Taurus. 2021, 376 págs. $990.
El filósofo alemán Eilenberger en su obra previa “Tiempo de magos” analizaba las obras de Martin Heidegger, Walter Benjamin, Ludwig Wittgenstein y Ernst Cassirer y buscaba comprender la década de los 20 desde una perspectiva radicalmente distinta. Redefine como la gran década de la filosofía al período que va desde la proclamación de la República de Weimar (1919) al Crack del 29. “Los cuatro son los padres fundadores de las escuelas que aún dominan la discusión; Heidegger, del existencialismo, la hermenéutica y la deconstrucción, Benjamin, de la teoría crítica y la Escuela de Franckfurt; Wittgenstein, de la filosofía analítica. Y creo que los estudios culturales no serían lo mismo sin Cassirer”. Fue una época de cambios vertiginosos, con instituciones jaqueadas, mercados volátiles, un desarrollo de los mass media con noticias de dudosa legitimidad y más que nada, con democracias que cedieron a los ataques extremistas. Y por ende, difícil no hacer paralelismos con nuestro tiempo. En especial cuando abordamos una obra subyugante como “El fuego de la libertad”, pensada, de algún modo, como el corolario de “Tiempo de magos”.
Aquí la apuesta es investigar en la obra de cuatro filósofos que definen la atroz década de 1933-1943, los cuales son, a su vez… mujeres. La invitación es, por ende, sumergirnos en el periplo intelectual y vital de Ayn Rand, Hannah Arendt, Simone de Beauvoir y Simone Weil.
Si Eilenberger comprende la filosofía como un arte de la vida, muy alejado de cualquier propuesta de autoayuda. Es claramente discernible su fascinación con la obra de filósofos que trabajaron, cada uno con su acento, contra los diversos rostros del totalitarismo, en especial en el momento en que la marea contra la democracia parecía indetenible.
Son cuatro figuras que, en el medio del horror, mostraron lo que significa llevar una vida verdaderamente emancipada. Lograron articular visiones claramente influyentes en el siglo XX en torno a la relación entre el individuo y la sociedad, el hombre y la mujer, el sexo y el género, la libertad y el totalitarismo, Dios y la humanidad.
Dentro del listado de virtudes del libro, hay que registrar la habilidad narrativa para describir vidas radicalmente distintas con escenarios que incluyen del Leningrado de Stalin hasta Hollywood, del Berlín de Hitler y el París ocupado hasta Nueva York y Londres; y el equilibrio entre el relato biográfico y el análisis de las ideas.
Ayn Rand, de origen ruso, emigró a joven edad a Estados Unidos, desarrollando una extensa defensa del liberalismo en su versión más radical: egoísmo racional, individualismo extremo y un capitalismo sin límites.
Simone Weil, uno de los seres humanos más sobresalientes de su época, fue definida por su compromiso pacifista y su misticismo. De la experiencia de la Guerra Civil Española compartió la misma sensibilidad de George Orwell: “Si caigo presa me matarán…pero lo tengo merecido. Los nuestros han vertido sangre de sobra. Soy moralmente cómplice. Se están produciendo formas de control y caos de inhumanidad absolutamente contrarios al ideal libertario”.
Quizás Hannah Aredt, autora de “La banalidad del mal – Eichmann en Jerusalen” sintetice el desgarro vital y filosófico entre su origen y su compromiso intelectual.
Simone de Beauvoir, autora desde “La mujer rota” hasta “El segundo sexo” redefinió no solo el existencialismo (denominación que rechazaba, por cierto), también el proceso de emancipación femenino.
Una obra excepcional que brinda un friso histórico y cultural excepcional. Muy recomendable.
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