Un texto clave en la historiografía del Rio de la Plata, que a los orientales nos genera una sensación ambivalente: el primer caudillo descripto es el Gral. José Artigas.
Luna, nutrido de una copiosa documentación, plantea una recuperación más allá del bronce y del vituperio liberal, de los líderes de la causa americanista. Frente a la tradición sarmintiana de “civilización o barbarie” y de algunos textos revisionistas, plantea un camino de recuperación del pasado en forma positiva. “Ya no es necesario decir que Rivadavia era un coimero o Sarmiento un vendepatria para demostrar que el Chacho no era un bandido o Artigas un anarquista”
Son cinco los caudillos recuperados: Artigas, Francisco Ramírez, Juan Facundo Quiroga, Ángel Vicente Peñaloza y Felipe Varela, los cuales ejercieron una democracia con el criterio “cada lanza, un voto”. La voluntad soberana implicaba un compromiso donde se jugaba la vida. Ese es el sentido último de la épica artiguista y el prometeico Éxodo del pueblo Oriental.
Así quedó signado el enfrentamiento de los “pueblos federales” contra el Directorio, en que “porteño” es sinónimo de opresor, monarquista, pro-portugués y aristocratizante.
Es de este modo que la figura señera de Artigas adquiere su real trascendencia: “Porque fue, realmente, el fundador del federalismo rioplatense, estuvo infundido por una obsesión emancipadora que lo aparea con San Martín o Bolívar y pasó con dignidad la prueba suprema del infortunio, que es la definitiva piedra de toque para evaluar la calidad humana de los conductores de pueblos”
En resumen, un texto removedor con el cual asumimos una perspectiva más fértil de Patria Grande, en el cual, obviamente hay una multiplicidad de aspectos debatibles, en especial la peculiar debilidad de Félix Luna por una prédica de claro sesgo anti rosista.