El poeta oriental Bartolome Hidalgo. Don Mario Falcao Espalter. Instituto Histórico y Geográfico. Montevideo, IMPRENTA RENACIMIENTO. 1918, 146 págs.
El Dr. Mario Falcao Espalter (1892-1941) fue un destacado académico e investigador de infatigable actividad tanto en la Revista Histórica y El Terruño de Montevideo como en la Revista Humanidades de La Plata. Destacado pensador católico, fue también integrante del Instituto Histórico y Geográfico y de numerosas academias a nivel internacional.
Pero quizás uno de sus intereses primordiales fue la figura de Bartolomé Hidalgo, donde se conjugaba la trascendencia histórica como la génesis de la literatura nacional y rioplatense, y a la cual le dedicó dos biografías. Una del 18 y la otra del 29, en la cual el tema central era la dominación luso brasileña.
Bartolomé Hidalgo (1788-1822), huérfano a muy temprana edad y marcado por los rigores de la pobreza, participa siendo adolescente de la Batalla del Cardal bajo las órdenes de Francisco Maciel repeliendo la invasión inglesa. Poco tiempo más tarde se lo encuentra entre los primeros patriotas levantados en armas. Rápidamente conjuga su actividad militar y sus actividades administrativas en el incipiente Gobierno Revolucionario con la de creador literario. Participante del Éxodo escribe: Orientales, la patria peligra / reunidos al Salto volad/ Libertad entonad en la marcha/ Y al regreso decid Libertad.
Cuando Montevideo pasa a manos artiguistas, Fernando Otorgués lo nombra ministro interino de Hacienda. En paralelo desarrolla una proficua labor en La Casa de la Comedia, donde queda de manifiesto la insólita solidez de su formación cultural.
Pero las intrigas del patriciado montevideano y la administración Lecor lo precipitan al destierro en Buenos Aires donde, mientras compone los Cielitos y Diálogos patrióticos, apenas logra sobrevivir vendiendo sus cuartetas.
No queremos españoles / que nos vengan a mandar, / tenemos americanos/ que nos sepan gobernar/ Cielito, cielo que sí / aquí no se les afloja,/ y entre las bolas y el lazo/ amigo Fernando escoja./ Aquí no hay cetro ni corona/ ni tampoco Inquisición,/ hay puros mozos amargos/ contra toda expedición.
Bartolomé Hidalgo no sólo abrió el surco para Antonio Lussich y para José Hernández, dio voz y dignidad a los patriotas de esta tierra.
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