El Quijote del Tambo es el título que Paquito de Rivera le otorgó, muy atinadamente, al creador y fundador del tradicional Festival de Jazz Internacional de Punta del Este, que año tras año deleita al público en un lugar único donde la música nace en conjunción con la naturaleza en una jam session inolvidable para todos los que participan. Para conocer más de este reconocido emprendimiento, que celebró su 29º edición, entrevistamos a su creador, Francisco Yobino (que seguramente supo ver los molinos de viento donde nadie los había visto antes).
“Como ya lo he dicho en otras oportunidades desde esta carta dirigida a los habituales seguidores y a los nuevos visitantes del Festival Internacional de Jazz de Punta del Este, esta propuesta cultural que rinde homenaje a ese arte invisible que es la música –constituye una parte esencial de mi propia existencia–. Y también una de mis mayores satisfacciones: sobre todo en el sentido de tener el privilegio de poder hacerlo. Por supuesto que habría muchos argumentos racionales (básicamente de carácter material) como para poner en duda la pertinencia de continuar haciéndolo, o de hacerlo incluyendo propuestas más taquilleras, como ha sucedido con la mayoría de los más renombrados festivales de jazz del mundo. Pero no. Resulta que hace mucho tiempo hemos tomado la determinación de seguir navegando por un rumbo que nos deja conformes con nosotros mismos.
No en vano este festival se ha ganado la reputación que tiene entre los jazzistas de elite y la prensa especializada. De ahí que nos sintamos transitando por una calle de un solo sentido, es decir que no tiene marcha atrás. Entre otras cosas porque les queremos brindar a ustedes lo mejor de esta música nacida hace más de un siglo, un lenguaje universal que seguramente sobrevivirá y será honrado por las futuras generaciones. No solo por su calidad intrínseca sino también como un símbolo de paz y unidad entre los hombres”. Con estas líneas, Francisco Yobino presenta el festival que lleva adelante cada año desde hace casi 30.
¿Cuál fue tu formación? ¿Algún antecedente musical?
Mi formación fue trabajando. Nací en la Argentina. Me recibí solo del colegio secundario y no alcancé a entrar en la universidad porque falleció mi padre a los 16 años y decidí comenzar a trabajar para ayudar a mi familia (madre y hermana). Mi trabajo fue durante años ser representante de ingenios azucareros.
¿A partir de cuándo se dio tu amor por el jazz? ¿Viajes a Nueva Orleáns?
Mi amor por el jazz y la música comenzó muy temprano, en la oficina de un ingenio azucarero a me llevaban a escuchar a tremendos músicos que llegaban en aquel entonces desde Estados Unidos a Buenos Aires. Me refiero al gran pianista Oscar Peterson, otro grande Bill Evans, saxos como Gerry Mulligan, etcétera. Tuve el privilegio, de ver y escuchar a Oscar Peterson los siete días de una semana, en el Méridien de París, en el año 1986. Nunca me aparté de la música y del jazz. Viajé tres veces a Nueva Orleáns, varias veces a Nueva York, a Boston.
Entrando en lo musical, ¿qué características del jazz son las que te atraen? ¿Qué escuchas?
El jazz es una conjunción de todas las buenas músicas, desde el tango (Piazzolla) al flamenco. Chano Domínguez, folklore, Hugo Díaz, etcétera, y por supuesto, Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Monk; y todos los músicos que han participado en nuestro festival, los más grandes del momento en que se presentaron.
¿Cómo te surgió la idea de que en la mitad del campo hubiera Jazz? ¿Partiste de algún ejemplo en otro lugar? ¿Te lo propusieron, fue casualidad o a raíz de una necesidad?
Cuando fundé Lapataia, el 14 de noviembre de 1985, se trataba de una propuesta turística, rural, cultural. Luego de 10 años, me jugué a incorporar nuestro festival para darle más presencia a la parte cultural, que era mostrarle a la familia de la ciudad con sus hijos cómo se trabajaba en el campo. La entrada siempre fue gratuita y no había obligación de consumir los productos.
¿Qué apoyos tuviste para poder arrancar? ¿Nadie trató de disuadirte? ¿Qué arriesgaste?
El primer apoyo que tuve al comenzar fue el City Bank, con su gerente Douglas Peterson y United Airlines, con su gerente, José Luis Hernández. Es muy importante mencionarlo porque el apoyo que puede recibir nuestro festival es de aquellas personas que lo sienten; el que no lo siente, nunca lo comprenderá.
Llevas 28 años organizando el festival. ¿Haces todo tú solo? Cuéntanos cómo te organizas año tras año. ¿Siempre vienen los mismos o cómo haces la selección e invitación a los músicos? ¿Qué cosas has cambiado
Cada año, a la semana de finalizado nuestro festival, comienzo en armar el programa, y durante todo el año trabajo solo de lunes a domingo y desde el amanecer hasta el anochecer. No tengo otra opción. Suelen venir los mismos líderes en los últimos años, pero siempre acompañados de diferentes músicos. Hay muchos cambios, uno de los que más me perjudican es la incomunicación y la revolución tecnológica. He llegado a traer 70 músicos en el festival nro. 10 y trabajaba solo con el “teléfono” fue en el año 2005, y fueron 11 días de festival, celebrando los 10 años.
¿Ha cambiado el medio y los sponsors? ¿Hay más o menos empresas vinculadas al festival? ¿Cruceristas, hoteles, traslados, gastronómicos? Tu festival mueve cada año miles de dólares generando valor al mercado. ¿Eso está reconocido por la Intendencia, el Ministerio de Turismo, por la Cámara de Comercio? ¿Haces contratos?
Al principio sí, hacía contratos y algunas veces tuve que tratar con alguna agencia o manager. Hace muchos años que solo me manejo con los músicos, y sin contratos.
En los últimos tres años fue reconocido por la Intendencia, pero con el nuevo gobierno (en mi caso puntual) la cultura no es prioridad.
¿Qué imprevistos (de los buenos y de los otros) se te presentaron? ¿Cómo es la convivencia? ¿Hablan español? ¿Muchos requisitos en cuanto a comidas, salidas, traslados? ¿Qué les das y qué están obligados ellos a cumplir?
Hay músicos que hablan español (cubanos residentes en New York) y otros no, algo puedo comentar y a veces utilizo el traductor y también me ayuda mi hija Poupée, que vive en Mendoza. El resto de la producción la tengo que manejar, como te comenté, solo. En Lapataia tenía una importante infraestructura. Aquí en El Sosiego, mi casa donde vivo, tengo que alquilar todo, escenario, mesas y sillas, baños químicos, grupo electrógeno, equipos de sonido, etcétera. Lo mío no es un negocio, cuido mucho a los músicos y necesitaría una seguridad para atenderlos, que no creo que lo logre. Cuando digo que no es un negocio, también puedo decir de mis limitaciones, por ejemplo: tengo un auto con 450 mil kilómetros, solo puedo ir hasta Maldonado y voy rezando para que no me deje, no puedo cambiarlo, tengo problemas con el pozo (manantial de agua) y no puedo hacer un nuevo pozo, muchas veces tengo que comprar agua.
¿Cómo se solventa el emprendimiento? ¿Qué apoyos has recibido, estatales o privados?
Tengo compradores de entradas Fresh Market (Disco), Banco Santander y otros que son compradores de entradas, y algunos les doy presencia, o sea no son sponsors, pero figuran como tales.
¿Qué premios y reconocimientos has recibido? Te otorgaron como reconocimiento una medalla Delmira Agustini.
Sí. He recibido reconocimientos en Nueva York de varias instituciones culturales; me lo entregaron en Blue Note, uno de los lugares más importantes, por mi trabajo para América del Sur, y más allá, también en Marruecos en el Festival de Tánger.
¿Te han ofrecido hacerlo en otro lugar? ¿Fuera del país? ¿Lo harías?
Tal vez podría hacerlo en otro país de la región. No lo sé, pero no es algo que tengo en mi mente.
¿Cómo avizoras el emprendimiento en cinco años? ¿Y en 10?
No sé cómo será en cinco años, solo sueño por ahora con el número 30, que no es poco. Vivimos en una región en la que no tenemos mucha seguridad de que no haya cambios.
¿Qué harías si tuvieras todo el tiempo y dinero del mundo?
Si tuviera todo el dinero del mundo seguiría trabajando y ayudando a otras propuestas culturales serias y que merezcan apoyo y, sobre todo, a los estudiantes, profesores, etcétera. Tuve hace algunos años ideas sobre distintas expresiones de arte, para trabajar seis meses en la producción y seis meses presentando diferentes expresiones de arte, pero la idea no me parece mal y estoy seguro que para aquí es demasiado complicado, más bien imposible…
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