María Elvira Roca Barea (Málaga, 1966), autora de Imperiofobia y leyenda negra, el ensayo más vendido en España en los últimos años, y de Fracasología, otro libro para la polémica, tiene la independencia y las suficientes credenciales para opinar sobre la actualidad de su país, en el que la pandemia es solo uno más de los importantes problemas que le afectan.
Una autora valiente y controvertida
María Elvira Roca Barea no es historiadora, lo cual no es obstáculo para que sea capaz de interpretar la historia y opinar sobre ella. Si bien el no pertenecer al círculo de profesionales dedicados a la investigación y análisis de los hechos históricos, la hace blanco de no pocos ataques por parte de los que se consideran con el derecho exclusivo a su interpretación. También sus libros han cosechado la reacción de algunos escritores y políticos, en parte por lo polémico de sus enfoques, sin descartar la envidia que puede haber despertado el enorme éxito editorial de “Imperiofobia” que lleva varias ediciones y más de cien mil ejemplares vendidos. El ser Licenciada en Filología Clásica e Hispánica, sin formación específica en historia, le permite cierto desenfado antiacadémico en sus planteos, que hasta contienen un tono de reproche a historiadores que pueden haberse dejado influir por opiniones infundadas y mayoritarias.
La obra Imperiofobia y leyenda negra: Roma, Rusia, Estados Unidos y el Imperio español, refiere también leyendas negras de otros imperios, aunque no tan potentes como la asociada al español. La idea central del libro, que parte de la base de que en América no hubo verdaderas “colonias” sino virreinatos, es que una guerra cultural, como no ha habido otra en occidente, librada por fuerzas opuestas al catolicismo, sobre todo el protestantismo, ha exagerado e incluso inventado muchas de las sombras del corto período de la conquista y omitido los logros de los tres siglos siguientes, en que la Corona española tuvo una positiva influencia cultural y científica, privilegiando la sanidad, la educación superior, e inculcando el respeto a los indígenas.
Cuando la historia se escribe por decreto
En la España actual un tramo importante de la historia reciente, entendiendo por tal la que empieza con la proclamación de la Segunda República en el año 1931, hasta el proceso conocido como la Transición, que va desde la muerte de Franco hasta el año 1977, es en lo posible soslayado y más a menudo tergiversado. Dentro del mismo se encuentra la compleja guerra civil, cuya historia ha sido manipulada y simplificada al extremo. A todo esto, Elvira Roca Barea nos dice que en la actualidad “las ideologías se han transformado en mecanismos que pretenden gobernar absolutamente todos los interiores del ser humano”.
Lo más grave de la ley de “Memoria Histórica”, aprobada por el gobierno socialista en 2007, no es el cambio de nombres de calles, en base a cualquier consideración, fundamentada o no, sobre la actuación del homenajeado, sino que, según Roca Barea, lo preocupante es que se pretende legislar sobre los libros de texto y no sólo se incurre en el contrasentido de imponer una memoria sino también un modo sistemático de adoctrinar a generaciones futuras.
Pero nada parece suficiente para el actual gobierno de España, que acaba de aprobar un proyecto de ley de “Memoria democrática” que considerará delito, por ejemplo, “la exaltación directa o indirecta del franquismo”, por lo que parte de la población podrá preguntarse si será exaltación indirecta mencionar cualquier hecho positivo cumplido durante la dictadura de Franco, como por ejemplo la masiva alfabetización, la creación del sistema de seguridad social, el acceso universal a la enseñanza pública, o las obras que incluyeron más de cuatrocientos embalses para abastecimiento de agua potable y regadíos.
El presente inquietante
María Elvira Roca Barea mira el presente con el mismo desenfado que lo hace hacia el pasado. Explica su posición después del éxito: “Yo ya era una outsider, y lo sigo siendo ahora, lo que me da una libertad gigantesca”
En el año 2014 en el panorama político español surgió “Podemos”, un partido originado en movimientos espontáneos antisistema, que no ocultaba su adhesión al “Chavismo” venezolano y a grupos de extrema izquierda catalana y vasca, éstos últimos herederos directos de la “ETA”.
Partiendo de la base de que en América no hubo verdaderas “colonias” sino virreinatos, una guerra cultural, librada por fuerzas opuestas al catolicismo, que ha exagerado e incluso inventado muchas de las sombras del corto período de la conquista y omitido los logros de los tres siglos siguientes de la Corona española.
En las elecciones nacionales del 2019, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) no logró la mayoría parlamentaria para investir como Presidente de gobierno a Pedro Sánchez. Las elecciones debieron repetirse meses después y el candidato socialista, cuyo resultado electoral volvió a negarle la mayoría, terminó formando un gobierno de coalición con aquellos que dos días antes de las elecciones aseguró públicamente que jamás iría a pactar. A partir de allí y con ayuda de la pandemia, el país ha entrado en un descalabro institucional, económico, y social, que pone en riesgo la separación de poderes y la libertad de pensamiento.
Roca Barea no duda en atribuir la presente situación de España y su probable fragmentación territorial, a la deriva hacia la extrema izquierda que desde hace ya tiempo afecta al partido de gobierno. Por eso no vacila en afirmar que: “la tragedia del PSOE es lo más grave que le ha pasado a España en los últimos quince años” y también reclama que, para entender mejor el presente, tratemos de aprender sobre la historia con la mirada más limpia y libre que nos sea posible.
*Columnista especial para La Mañana desde Madrid
Imperiofobia y leyenda negra
Es un ensayo histórico publicado por primera vez en 2016 por Ediciones Siruela. Dos años después la obra figuraba como el ensayo más vendido de la última década con 25 ediciones.
La obra, mediante una escritura atractiva y una narrativa que atrapa al lector ya sea profano o entendido, pretende la construcción de un discurso sobre la mala fama sobrellevada por los constructores de imperios, generalizando características comunes a lo largo de un período histórico extenso.
En su apartado dedicado a la hispanofobia, la obra defiende que a diferencia del británico, el alemán y el belga, el imperio español tuvo una política de inclusión y mestizaje, y no de exclusión.
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