Emancipadores del Pueblo Oriental. Plana mayor de Artigas. Plácido Abad. IMPRENTA MILITAR, 1937.
Un texto fascinante y necesario, realizado con el claro objetivo de hacer conocer el “esfuerzo que para fundar la Patria, realizó un conjuntos de hombres abnegados, totalmente olvidada su memoria, cuando no vilipendiada, por la carencia de una constante y amorosa investigación histórica”. Es a partir de dicho compromiso que Plácido Abad comenzó un arduo trabajo de cotejo de documentos y evaluación de fuentes incluido pericias caligráficas pues era una práctica extendida “calígrafos que ejecutaban imitaciones de la letra y la firma de los patriotas”
La obra está centrada en la revisión y la revalorización de las figuras de Andrés Latorre, Fernando Otorgués, José Antonio Berdún, José Llupes, Manuel F. Artigas, Felipe Duarte entre otros.
Andrés Latorre fue el Edecán del Gral. Artigas pero antes fue un esforzado militar en las luchas contras las Invasiones Inglesas y en la defensa de las fronteras frente a las sistemáticas incursiones de los bandeirantes. Pero es en la gesta artiguista que descolla, diez y seis heridas de lanza, de bala y de sable indican su pujanza y heroísmo. Y pasa a ser una figura descollante en la derrota, abriendo camino a Artigas en su periplo hacia Paraguay, derrotando en primera instancia a Ramírez, acompañando al Padre de los Orientales hasta Tunas de la Candelaria. Permanece exiliado en Santa Fe hasta su retorno en 1825, colaborando en el triunfo de Rincón, es nuevamente herido en Sarandí, sigue combatiendo en Bagé, Camacuá e Ituzaingó.
En el caso de Fernando Otorgués el autor toma diversos recaudos pues, como en pocos casos, la difamación cayó sobre el héroe. Lo interesante desde el punto de vista historiográfico es la meticulosa investigación en la cual se embarca Plácido Abad para identificar quiénes y porqué fueron los encargados de la tare de construir una “leyenda negra” sobre Otorgués, cuyo nombre real era Fernando Torgués o Torges. Cabe acotar que era un caudillo de real ascendiente popular y que tuvo el extraño blasón de ser encarcelado en dos oportunidades por los invasores, uno en la derrota artiguista y en segunda instancia al comenzar la clarinada de la Cruzada Libertadora pues los brasileños tenían extremadamente claro su gallardía y su popularidad.
Un texto más que apasionante y que llena de orgullo la lectura de sus páginas.
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