José María Rosa (1906-1991) fue un abogado, juez, profesor universitario, historiador y diplomático argentino. Fundador de la Revista Línea fue uno de los historiadores más representativos del revisionismo histórico del río de la Plata. En 1938 funda el Instituto de estudios Federalistas, en 1942 publica “Defensa y pérdida de nuestra independencia económica”.
Presidente del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, cuando se impone la dictadura de la Revolución Fusiladora, mal llamada Libertadora, conoce la cárcel y luego el exilio en Uruguay. Cuando retorna se convierte en un destacado militante de la Resistencia Peronista. Es en ese momento que el Justicialismo asume con pasión la causa revisionista y es asimismo cuando publica su monumental Historia Argentina, inicialmente de 13 tomos que luego fue ampliada.
En la presente recopilación de artículos hay una línea de pensamiento: desde el análisis del papel del caudillo y las masas en la historia argentina, pasando por la historia en acto, que esas masas y su caudillo encarnan en la Vuelta de Obligado, hasta llegar al examen de la figura federal de Bernardo de Irigoyen, lo tratado en esta obra es un tema único: la revisión estudiosa del dramático proceso histórico, a la luz de una metodología nacionalista.
“La Historia Argentina ha sido escrita por hombres que, en mayor o menor grado, tenían de la patria el concepto que he llamado unitario. De allí que la historiografía corriente, especialmente en los textos destinados a la enseñanza, exalte como valores próceres y califique de patriotas a quienes ´se unieron con el enemigo y le prestaron ayuda y socorro´. Lo que acabo de leer es la disposición constitucional que califica el más grave de los delitos, el que las antiguas leyes españolas llamaban crimen de los crímenes: ´la traición a la patria´, y en cambio esa misma historiografía de manuales de enseñanza denigra con duros calificativos a los argentinos que se opusieron por todos los medios al extranjero. Nuestra historia, es duro decirlo, no parece escrita por manos argentinas”.
En la Revolución de Mayo ve solamente un movimiento doctrinario, y considera como propósito exclusivo de las guerras civiles el dictar una Constitución. Rivadavia es la gran figura que se adelantó a su tiempo con reformas edilicias o educativas, y Rosas el tirano que retardó veinte años la “organización nacional”. Nada dice de las causas por las cuales se perdió medio virreinato, de las tentativas por buscar un protectorado extranjero, del hondo motivo patriótico del levantamiento de los caudillos, de la defensa de la soberanía en 1838 y en 1845, de la independencia económica lograda por la ley de Rosas de 1835, de las cuales por las que se perdió después de Caseros. Nada dice de una interpretación social de la Argentina, nada tampoco de una posición internacional. Lo que no es “institucional” (tomado como sinónimo de liberal) parece que ha interesado a la historiografía didáctica.
Contra esa historiografía liberal es que ha surgido el revisionismo histórico. Sus propósitos son estos dos: emplear una auténtica crítica histórica para lograr la fiel reconstrucción del pasado y valorar los hechos históricos de acuerdo a la mejor convivencia nacional. Es decir, no hacerlo desde esas abstracciones corrientes; humanidad, civilización, progreso, etcétera, sino de acuerdo a la mejor conveniencia de la Argentina como Nación y de los argentinos como integrantes de una Nación.
…“Quienes estaban muy bien desde las instituciones, estaban muchas veces muy mal desde la nacionalidad, como todos aquellos que en un momento difícil para la Argentina se unieron con el enemigo y provocaron por cuenta ajena la guerra civil. En cambio, los tiranos y los caudillos, denigrados u olvidados por la generación anterior, hubieron de ser reivindicados a título de su firme patriotismo sin interesar si gobernaron o no con la suma del poder público”
Esta más que extensa cita quizás muestre la pluma filosa de Juan Manuel Rosa pero mucho más plantea el desafío de tomar esta bandera revisionista en esta orilla del Río de la Plata.
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