Una vez más, lo mejor de la cabaña nacional se da cita en la tradicional Expo Prado, conmemorando en esta ocasión los 150 años de la creación de la Asociación Rural del Uruguay en aquel lejano 3 de octubre de 1871. Y ante este especial evento, nuestro homenaje a todos aquellos forjadores que ha tenido a lo largo de tantos años la cabaña nacional, a través del recuerdo de dos grandes referentes de la misma, que por seis décadas supieron marcar rumbos dentro y fuera de las fronteras del país con la producción de sus establecimientos. Dos señeras figuras que fueron contemporáneas, y que compitieron en numerosas ocasiones con sus ejemplares de la raza Hereford en las pistas del Prado.
Nos referimos a don Reginaldo Booth, que fue titular de la estancia y cabaña “Los Cerros de San Juan”, en el Departamento de Colonia, y al doctor José María Elorza, titular de la estancia y cabaña “El Cardo”, en el Departamento de Río Negro. Con su espíritu de progreso, estudio y sostenida labor, estos dos referentes de la historia agropecuaria contribuyeron a acrecentar el nivel de la cabaña nacional.
Don Reginaldo: hombre de austera y singular personalidad
Don Reginaldo Booth era natural de Catterick, localidad situada en el condado de Yorkshire del norte de Inglaterra, y descendía de una tradicional familia cabañera británica. Llegó a “Los Cerros de San Juan” en 1903 para iniciar una fructífera etapa que se extendió por 50 años, cosechando innumerables premios en las pistas no solo del Prado, sino también de Palermo y exposiciones del interior del país, lo que le valió el reconocimiento nacional e internacional.
Comenzó como administrador de la estancia cuando esta era propiedad de la familia Lahusen, y tres años después de su arribo se convirtió en yerno del titular del establecimiento al casarse con Lucy Lahusen. En 1940 este matrimonio pasó a ser propietario de “Los Cerros de San Juan”, con todas sus instalaciones y gran parte de las haciendas, convirtiéndola en un modelo de la industria rural a través de la explotación de diferentes rubros, como la agricultura, la vitivinicultura, la forestación, industrias extractivas y la ganadería, con importantes aportes zootécnicos a nivel de las razas Hereford y Shorthorn; importando para la cabaña en gran escala reproductores ingleses especialmente seleccionados a nivel de las principales cabañas británicas. Don Reginaldo formó parte de aquel contingente de extranjeros que llegó al país para imprimirle un criterio empresarial a la explotación ganadera, aportando conocimientos e inversiones a un sector que resultó de los primeros en el desarrollo del país.
Fue un hombre de austera y singular personalidad, perseverante, al que los memoriosos lo recuerdan con su porte muy ingles siguiendo las alternativas de las juras entorno a las pistas del Prado, celebrando cada vez que se daban los triunfos de sus productos, y sacando de las derrotas aquellas enseñanzas que lo llevaban a superar las mismas.
Elorza: creador de la raza ovina uruguaya Merilin
Por otro lado, el doctor José María Elorza (1887-1959) natural de la 7ª Sección del Departamento de Río Negro y descendiente de vascos, comenzó a los 18 años a trabajar junto a su padre en la Estancia y Cabaña “El Cardo” de Río Negro, quedando en 1928 al frente de la misma para continuar con la labor iniciada por su progenitor y darle su impronta, con la incorporación de nuevas sangres a la cabaña Hereford, para luego alcanzar importantes triunfos dentro y fuera de fronteras con su producción. Fue además creador de la raza ovina uruguaya Merilin, y en merito a su labor obtuvo en 1948 el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad de la República.
Los que lo conocieron lo recuerdan como un hombre tesonero, de estudio y de trabajo, siendo de su iniciativa las Exposiciones de Campeonatos para Reproductores Rústicos. El doctor Elorza vivió con pasión las competencias en el Prado y en otras justas ganaderas, donde seguía con gran interés las alternativas de cada jura a un lado de la pista, haciendo sus anotaciones y acompañando por más de cincuenta años la trayectoria de la cabaña “El Cardo”.
Booth y Elorza estuvieron también comprometidos con instituciones del agro, ya fuera como socios o a nivel de cargos ejecutivos, como la Asociación Rural del Uruguay, la Federación Rural y la Sociedad de Criadores de la Raza Hereford, entre otras. Recibió diferentes demostraciones y reconocimientos en mérito de su actuación en estas instituciones y fundamentalmente por sus aportes al desarrollo de la cabaña nacional.
Competidores dentro de la raza Hereford
Como es de suponer, estas dos figuras dedicadas a la raza Hereford –entre otras– a lo largo de las diferentes ediciones de la Exposición Ganadera del Prado se convertían anualmente en adversarios circunstanciales en las pistas de juzgamiento de la raza al competir con ejemplares de sus respectivas cabañas por los máximos lauros. Era una escena muy recordada por los testigos quienes subrayaban que tal adversidad entre estos dos protagonistas de la jura finalizaba una vez dirimidos los resultados, y entonces actuaban como dos verdaderos caballeros y se daban un fraterno apretón de manos, reconociendo el triunfo del otro en cada ocasión.
En el caso de Booth, entre 1921 y 1959 “Los Cerros de San Juan” conquistó en el Prado 11 Grandes Campeones Machos de la raza Hereford. Fue la primera cabaña que conquistó a partir de un mismo ejemplar –el toro “San Juan Banker 2”– los máximos lauros de la raza Hereford en las pistas de Palermo y el Prado de 1928. Este doble título se reiteró en 1946 con “San Juan´s Quoit 28”, año en el que también obtuvo el reservado de Gran Campeón Macho en Palermo con otro ejemplar. La cabaña conquistó durante tres años consecutivos, de 1950 a1952, el Gran Campeón de la raza en el Prado.
Por su parte, José Ma. Elorza cosechó para “El Cardo” a lo largo de 47 ediciones de la Exposición del Prado, 27 títulos de Gran Campeón Macho de la Raza Hereford, y 37 veces el Premio Conjunto de Machos. Obtuvo también dos Grandes Campeones Machos en Palermo y el Prado: en 1848 con el recordado “Royal Peulche Benjamín 2”, y 1958 con “Royal Peulche Benjamín 2/77/26”. También registró en su historial la gran hazaña de 1953, cuando conquistó todos los títulos máximos y los reservados de Machos y Hembras de la raza Hereford en el Prado, entonces todo un récord en Uruguay.
Don Reginaldo Booth dejó de existir a edad octogenaria en “Los Cerros de San Juan” el 28 de diciembre de 1954. El doctor José María Elorza le sobrevivió hasta el 8 junio de 1959, fecha en la que se registró su deceso en Montevideo próximo a cumplir los 72 años. Con sus desapariciones se cerró un ciclo muy especial de la historia de la raza Hereford en Uruguay, y de dos establecimientos que fueron faros señeros de las virtudes de la raza y modelos en su época.
* Ingeniero Agrónomo
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