El proceso creativo en sí mismo comporta un debate permanente vivido por el artista entre deseos y renuncias, éxitos y fracasos, empatía y soledad. No es extraño entonces que en el proceso reflexivo y creativo del artista también entre el simbolismo en la actividad creadora y incite a pensar desde una dimensión poética y también filosófica. La poesía, la ciencia, la filosofía, la espiritualidad presionan para hacer pensar. Reflexiona el artista y promueve la reflexión de los que están contemplando su obra… para crear imágenes poéticas. El artista consigue dar categoría escultórica, tanto a los soportes matéricos como a los conceptuales, tratándolos como objetos representables. Su obra eminentemente espontánea posee un carácter de contundencia tal que no deja de producir un fuerte impacto cuando nos enfrentamos a ella. En su labor de artesanía, se ve la originalidad, el rigor, la pulcritud y sobre todo la inmensa capacidad para poner en contacto materiales y colores distintos al servicio de la creación de un todo armónico. El artista desea, más que sugerir y definir con precisión, crear un tipo de obra que expresa con nitidez diáfana su pensamiento. Esta exposición relaciona materia y color, es escultura y pintura a la vez, consiguiendo un equilibrio perfecto entre las formas y los colores, entre las texturas y los formatos. Sus obras poseen un carácter sumamente estricto que roza una estética minimalista.
No es una obra reduccionista sino al contrario, en ella existe un elevado potencial de alusiones simbólicas destinadas a poner en funcionamiento los mecanismos que rigen las emociones y las sensaciones humanas, aparte tienen una intencionalidad inequívoca pues gracias a las series de calaveras podemos conocer la profundidad de su pensamiento, sus preferencias y estas pueden desencadenar en nosotros actitudes de inquietud.
Hay cierto carácter seriado en las obras de esta exposición. En este caso la serie se presenta como un conjunto y al mismo tiempo cada escultura tiene su carácter de criatura independiente, como si efectivamente se trata de seres humanos permitiéndonos percibir la fase actual. Técnicamente es muy interesante pensar en la expresividad del espacio, en la expresividad de todos los materiales utilizados, la expresividad de la densidad de la madera y las fascinantes posibilidades con un material más elaborado, el collage, los palitos…. hay que observar la economía de medios que supone un material como la madera de elaboración artesanal. Es una madera envejecida en contraposición constante en tamaños y formas, creando volúmenes dentro de estructuras geométricas curvas y planas…. Pasado y futuro se encuentran, resultan agradables, previstas de un intrigante sentido del espectáculo con una capacidad de ocupar holgadamente el espacio y decorar las paredes.
Es una obra provocativa encuadrada en unas paredes de color rojo que puede ser el rojo de la sangre vertida en este continente, el rojo de América es su sangre. Es una obra espontanea, usa mucho este color, aunque no renuncia al frio azul ni a otros colores.
Elaboró un trabajo suspendido en la pared con un cucharon viejo de sopa, le puso una leyenda: “Pa’ cuando haya caldo”. El caldo es el verdadero arte, para cuando haya apoyo al artista, para que todos comamos…. Hay toda una queja hacia las instituciones que tienen al arte como un complemento, porque no saben de la importancia que la formación en todas las artes supone para la sociedad.
En la pared negra hay suspendidas siete esculturas representando las muertes diarias, la muerte del placer, del amor, la muerte femenina, la de las ideologías. Después de estas muertes viene la resurrección que será en el 2020. Es el fin de un ciclo. Hay un concepto particular y místico en esta representación.
La obra del suelo no es una lápida, es una obra que está durmiendo, está en contacto con el suelo, con la tierra, creando un espacio multidimensional.
En palabras de Pelayo: “Pelearme con lo que es el arte contemporáneo actual no es actitud… hay que tener lectura para comprender. Vincular lo que es el arte contemporáneo vivo, que se tiene que explicar, que es más literatura que obra en sí misma, por eso la exposición se llama Salvoconducto hacia el arte.
José Pelayo nació en Montevideo en 1956. Ingresó al taller de Rimer Cardillo en 1976. Entre 1978 y 1982 estudió técnicas de la escultura con el maestro Freddie Faux, pintura con el maestro Clever Lara, e historia de la pintura y arte con el profesor Amadeo Carao. También hizo un curso de grabado con el profesor David Finkbeiner, de la SUNY (State University of New York).
En 1989 obtuvo una beca a Estados Unidos para jóvenes artistas: Visitor Program Service of Meridian House International, Washington, Chicago y Nueva York.
Desde el año 1979 ha realizado numerosas muestras individuales en el país y colectivas en Uruguay y en el extranjero. Ha recibido numerosos premios y distinciones.
En 1990 dirige el taller de escultura en el Taller Clever Lara. Sus obras se encuentran en colecciones privadas en Argentina, Perú y Brasil, así como en los siguientes museos: Museo Nacional de Artes Plásticas y Visuales, Museo de Arte Contemporáneo, Museo de Arte Americano de Maldonado, Museo Corriente Alterna (Lima, Perú) y Museo Municipalidad de Miraflores (Lima, Perú), entre otros.