El pasado 5 de junio se cumplieron 124 años del nacimiento de Federico García Lorca, uno de los más grandes poetas y dramaturgos del siglo XX. Su producción literaria, intensa e innovadora, logró amplio reconocimiento también en países de América con los que mantuvo un valioso intercambio cultural. Su trágica muerte, asesinado a inicios de la guerra civil española, agrega a su figura otra connotación que coexiste con la de su importancia como artista.
La inmensa obra en una vida breve
Nació Federico en Fuente Vaqueros, un pueblo de Granada cercano a la hacienda de su padre, en el que pasó su infancia en contacto con la naturaleza y la sociedad campesina de la época. Ese entorno rural se hará presente en su obra futura, como un espacio imaginario en el que se irán desarrollando las inquietudes más profundas del corazón humano.
La música fue su primera vocación, persistente hasta sus tiempos de estudiante en la Universidad de Granada. Los viajes por España, en compañía de profesores y colegas, le inspiraron “Impresiones y paisajes”, su primer libro en prosa, publicado en 1918. En 1920 se estrenó en Madrid “El maleficio de la mariposa”, la primera de una docena de magistrales obras de teatro que iría a escribir en su corta vida.
Un año después Federico se traslada a Madrid, a la famosa Residencia de Estudiantes, en donde conoce otros artistas, entre ellos Luis Buñuel y Salvador Dalí, que llegaron a ser sus amigos. Es en esos años que comienza a dedicarse ardientemente a la poesía. Juan Ramón Jiménez le ayudó a publicar los primeros de sus numerosos libros de poemas que tuvieron buena aceptación de la crítica. Entre estos “Romancero gitano”, publicado en 1928, le ha vinculado con fuerza al gitanismo, pese a que la temática del poeta es mucho más amplia.
Otro de los artistas que conoce Federico, esta vez en Granada, es Manuel de Falla, quien le acompaña en originales proyectos y comparte con él su gusto por los títeres y el cante jondo, además de ciertos principios estéticos como el de proyectar hacia lo universal las expresiones populares locales
Dado lo temprano e inesperado de su muerte, algunas obras de García Lorca fueron publicadas años después, como es el caso de su “Poeta en Nueva York” editado en 1940, los “Sonetos del amor oscuro” publicados en 1983 y las series “Poemas en prosa” y “Suites”, que aparecen en 1986, en una antología que contiene “Cancioncilla del niño que no nació” y “Degollación de los inocentes”, claras alusiones al drama del aborto.
El éxito en América
En junio de 1929 Federico viaja a Nueva York, en donde vive, según dijo, una de las experiencias más útiles de su vida. Allí permanece nueve meses inmerso en una sociedad que le sorprende por su tamaño y diversidad racial y religiosa. Desde Miami emprende el viaje a Cuba, país que lo deslumbra porque ahí reencuentra “la América de Dios”, “la América española”, como solía contar en sus conferencias. Durante los tres meses que permanece en la isla se vinculó con artistas cubanos y españoles y se sintió renovado, pleno de proyectos culturales que desarrollaría en España a su regreso, como “La Barraca”, compañía itinerante que iría por los pueblos representando obras clásicas del teatro universal.
En 1933, Lola Membrives estrenó en Buenos Aires “Bodas de sangre” cuyo éxito fue tal que llegó a completar más de 150 representaciones. El autor fue invitado a una larga estancia en la capital argentina, en donde dictó conferencias y dirigió sus obras “Mariana Pineda” (estrenada en Barcelona en 1927), “La zapatera prodigiosa” y “El Retablillo de Don Cristóbal”. A partir de entonces Federico se convierte en un personaje conocido y valorado. Viaja a Montevideo en enero de 1934, donde permaneció algo más de dos semanas. Dictó conferencias, fue objeto de homenajes y sedujo a todos con su carácter alegre y comunicativo. Visitó a Juana de Ibarbourou y a la compositora Carmen Barradas, hermana de Rafael, el pintor, a quien él había conocido en España.
La muerte, tan callando
En abril de 1934 Federico regresó a España a continuar con la promoción de clubes de teatro y con la actividad de “La Barraca”, experiencia que le maduró mucho como dramaturgo. En agosto del mismo año, la muerte del torero le inspiró el célebre poema “Llanto por Ignacio Sánchez Mejía”. En octubre, el débil gobierno de la llamada II República, proclamada tres años antes, se vio amenazado por severas revueltas en Cataluña y Asturias impulsadas por socialistas y anarquistas. Pese a su intensa actividad como divulgador y a lo convulsionado de los tiempos, García Lorca logró terminar en un bienio “Doña Rosita la soltera” y sus dramas “Yerma” y “La casa de Bernarda Alba”.
En julio de 1936 el poeta se encuentra en Madrid donde un amigo intenta convencerlo de que sería peligroso volver a Granada. Un día antes había sido asesinado el principal líder de la oposición y se preveía un alzamiento militar inminente. El clima de tensión es tremendo, lo que permite atropellos o venganzas personales perpetradas por cualquiera de los bandos en pugna.
Federico no cree necesario protegerse ya que no es un activista político ni está ligado con partido alguno. Tiene amigos socialistas, comunistas y también falangistas de derechas. Había rechazado incluso el ofrecimiento de asilo de los gobiernos de México y Colombia. Una vez en Granada, analiza la situación con su familia. Nadie supone que su vida corra peligro, pero en previsión de molestias, interrogatorios y malos ratos, se le aconseja no quedar en su casa sino en la del poeta Luis Rosales, donde la tarde del 16 de agosto fue detenido por las milicias sublevadas. Algunas personalidades que al día siguiente intentaron interceder, entre ellas el ya célebre Manuel de Falla, no fueron siquiera recibidas por los oscuros mandos militares.
Una muerte trágica en plena juventud de alguien que por lo que sea haya logrado cierta adhesión popular, es ingrediente fundamental para la construcción de un mito. Si a eso le sumamos belleza y que la muerte haya sido provocada por una injusticia atroz, el mito está asegurado. Ojalá que todos los que vemos con la imagen sonriente de García Lorca estampada en sus camisetas sepan que en este caso el genio supera al mito. Que se emocionen con sus poemas y los sentimientos de sus personajes en un teatro que, como él dijo, “es poesía que se sale del libro y se hace humana”.
*Columnista especial para La Mañana desde Madrid.
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