En la tarde del miércoles 31 de mayo se realizó el concierto de Raúl “Ciruja” Montero acompañado por la guitarrista Anita Pierotti.
La convocatoria, esencialmente por redes y el famoso “boca a boca”, convocó a un público conocedor que colmó la linda sala. Si bien había seguidores de Raúl Montero, había mucha gente que iba a escucharlo por primera vez. Alguien les había comentado que era un gran intérprete con formación lírica, pero con un amplio espectro en materia de repertorio.
Como siempre el público aficionado y el nuevo se fueron con las expectativas satisfechas ya que Montero abordó desde canciones de su propia autoría, a canciones en alemán, italiano o, mejor dicho, napolitano, hasta los requeridos y famosos temas de Gardel.
Con una voz bien timbrada y técnicamente impecable, Montero abordó con gran ternura expresiva temas propios como “La luna y yo” (ésta con música de Anita Pierotti), “Melodía del dolor”, “A mi niña”, “Con Dios, Hugo” (dedicada a su recién fallecido amigo Hugo Manini Ríos).
No faltaron los tangos también de su autoría (“Así te sueño Buenos Aires” y “Soñando al sur”), ni las canciones en alemán como una versión de la serenata de Schubert y otra canción de su autoría “Im traun mit dir” (Soñando contigo) dedicada a una vieja pasión convertida en amistad hoy día. Tampoco faltaron las canciones en italiano (“Dicitencello vuje” de Fusco y Falvo y “A vucchella” de Francesco Paolo Tosti y letra de D’Annunzio).
Dentro de su propuesta, Raúl incluyó esta vez un tema que nunca había cantado en público “Naranjo en flor” de los hermanos Expósito. Su interpretación estuvo enriquecida por matices e inflexiones melódicas que marcaron una impronta y un estilo muy personal y diferente a las habituales versiones del mismo tema.
Haciendo gala de su voz y técnica impecable también interpretó “La pulpera de Santa Lucía” y los clásicos temas de Gardel como el vals “Rosas de otoño” (de Rial y Barbieri) y el tango “Golondrinas” (de Gardel y Le Pera). Aunque intentó infructuosa y graciosamente “mandar a dormir” al auditorio con una versión en alemán de la Canción de Cuna de Brahms, debió atender el insistente pedido de “bises” y así lo hizo. Agregó los dos emblemáticos de Gardel y Le Pera “Cuesta abajo” y “Volver” con lo cual levantó una ovación que se debe haber escuchado desde la Rambla y con la que cerró la gala.
Este tipo de propuestas, accesibles, en ámbitos adecuados, con artistas de fuste, siguen teniendo un público fiel y captando nuevos adherentes. Dejando de lado el profesionalismo y compromiso, además de trayectoria de los artistas, las propuestas en línea con los públicos, son siempre apreciadas. Ojalá haya más galas tan entusiastas como ésta.
A Montero lo seguiremos escuchando y valorando no solo en su faceta como intérprete, sino como creador de letras y músicas y hasta de espectáculos más complejos como el que se estrenará en el SODRE el próximo 30 de junio (La perla negra). Ahí estaremos. Artistas como Raúl “Ciruja” Montero y Anita Pierotti son necesarios referentes de muchas generaciones.
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