Estas crónicas están basadas en la correspondencia personal de Carlos Gardel y de los testigos que vivieron esta verdadera gesta junto a él. Los hechos relatados ocurrieron hace 90 años y cada nota corresponde a lo ocurrido una semana antes del momento relatado.
Las primeras presentaciones de Gardel en Puerto Rico las realiza en el teatro Paramount de la capital, posteriormente proseguirá la gira visitando las ciudades del interior de la isla. Se presenta en Humacao y posteriormente se dirige a Mayaguez, donde al llegar rechaza el viaje en un lujoso automóvil, para ir caminando todo el trayecto hasta el hotel y estar cerca de sus admiradores. En una carta dirigida a su apoderado Armando Defino, Gardel le cuenta: “En Puerto Rico el éxito fue grande y el público me colmó de atenciones, sobre todo el pueblo, que me demostró un cariño realmente conmovedor”.
El diario El Mundo de Buenos Aires publicaba esta nota sobre el debut de Gardel en Puerto Rico: “Desde las ocho de la noche del miércoles empezó la invasión del Paramount por los admiradores del cantante argentino y astro de la pantalla, Carlos Gardel. Afuera, frente a la entrada del teatro, se apiñaban más de 4.000 personas que esperaban la oportunidad de ver al Rey del Tango a su entrada en el Paramount. A las nueve ya no cabía una persona más en el teatro. No podemos explicarnos por qué se esperó hasta las diez y diez minutos para dar comienzo al espectáculo. Ni podemos tampoco explicarnos cómo se prolongó, a una hora tan avanzada, dicho acto con el rodaje de una película, que, aunque muy buena, demoraba demasiado la función y exasperaba al público que fue allí con el fin único de ver al héroe de Cuesta abajo. Por fin, después de excelentes números musicales ejecutados por la orquesta de Mario Dumont, y el rodaje de una graciosísima comedia de Laurel y Hardy, hizo su tan esperada aparición Carlos Gardel. La concurrencia le aplaudió prolongadamente mientras Gardel no cesaba de indicar su regocijo con saludos e inclinaciones. Le acompañaban los guitarristas Barbieri, Aguilar y Riverol. Acompañado por sus guitarristas, Gardel cantó varias canciones y tangos populares que le arrancaron largos aplausos al público. Entre las canciones que más gustaron recordamos “El Carretero”, “Tomo y obligo” y “Cuesta abajo”, tango que el público no cesó de pedir hasta verse complacido. El público no se conformó con el variado número de canciones que le ofreciera Gardel y el artista, siempre complaciente cantó varios “encares”. Terminada la función el camerino del astro argentino se vio lleno de admiradores que fueron a felicitarle calurosamente.