Guerra y paz en el siglo XXI. Eric Hobsbawm. MEMORIA CRÍTICA. 179 págs., 2006.
Un feliz hallazgo la presente antología de artículos, en la cual Hobsbawn logra articular algunas de las interrogantes claves de nuestro tiempo. ¿Es posible la paz en un mundo que algunos sueñan como unipolar? El listado de problemas a ser enfrentados es extenso: los efectos de una globalización que acentúa las disparidades en el mundo, la crisis del Estado-nación, las inmigraciones, el racismo y la xenofobia, los peligros que nacen del miedo irracional al terror político o las dificultades de mantener el orden público en un mundo violento. Pero quizás el centro del debate es las características y posibilidades de un orden mundial signado por el proyecto imperial de Estados Unidos.
En “Por qué la hegemonía americana difiere del Imperio británico”, Hobsbawn (británico en última instancia) plantea: “El viejo Imperio no es y no puede ser un modelo para el proyecto estadounidense de supremacía mundial, excepto en un aspecto. Gran Bretaña conocía sus límites, y especialmente los límites presentes y futuros de su capacidad militar. Siendo un país de tamaño medio que sabía que no podía mantener para siempre el liderazgo mundial, estaba a salvo de la megalomanía que constituye la enfermedad profesional de los eventuales conquistadores del mundo. Ocupó y gobernó una parte del mundo mayor que lo que ningún otro estado había gobernado nunca ni es probable que llegue a hacerlo y no lo intentó. …Trató de mantener el resto del mundo lo bastante estable como para que prosperaran sus propios negocios, pero no le impuso lo que tenían que hacer. Cuando concluyó la época de los imperios occidentales a mediados del siglo XX, Gran Bretaña reconoció ‘los aires de cambio’ antes que otros colonizadores. Y dado que su ventajosa situación económica no dependía del poder imperial sino del comercio, se acomodó más fácilmente a su pérdida política. ¿Aprenderá Estados Unidos esa lección? ¿O se verá tentado a mantener su predominio global, cada vez más erosionado, recurriendo a la fuerza político militar, y al hacerlo promoverá no el orden global sino el desorden, no la paz global sino el conflicto, no el avance de la civilización sino de la barbarie? Esa, como dijo Hamlet, es la cuestión. Sólo el futuro nos lo dirá”.
Pocas veces tan clara las disyuntivas de nuestro tiempo. Muy recomendable.
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