Con unas 300 obras teatrales estrenadas este año, muchas de ellas de 60 minutos y con temporadas de 8 funciones, la escena teatral nacional se ha adaptado a los nuevos tiempos. La crítica, por ende, también ha cambiado hacia un rol más de acompañamiento, con devoluciones y apoyo para las evaluaciones internas de los elencos. Estos y otros temas vinculados surgen de la entrevista con Gustavo Habiaga, miembro del consejo directivo de la Asociación de Críticos Teatrales del Uruguay (ACTU).
¿Cuántos socios tiene ACTU y quiénes conforman su consejo directivo? ¿Cómo se eligen?
Los ejes sobre los cuales trabajamos, esencialmente, son dos. El primero y el más visible es acompañar y participar del proceso creativo que se origina cuando alguien en algún momento se dispuso a escribir sobre un tema o hecho dando por resultado un texto teatral que deriva en un proceso creativo que se materializa con la representación escénica de ese texto y culmina con la publicación de la crítica. El segundo es menos visible y más profundo, es el de la investigación. Integrantes de la asociación además realizan o han realizado investigaciones, monografías, han editados libros, sobre dramaturgia en el Uruguay. En este momento somos algo más de 20 integrantes entre miembros activos y pasivos, eso depende del grado de participación en las actividades de la asociación. En cuanto al consejo directivo está integrado por Yamandú Marichal como presidente, Roxana Rügnitz Garabedian es la vicepresidenta, María Rosa Carbajal es la secretaria, Jorge Mario Bologna Corbi es el tesorero, José Luis Añón es el secretario y quien habla es el vocal. El consejo directivo es elegido por votación de acuerdo con los estatutos de la asociación y las normas que están establecidas en el derecho para este tipo de instituciones.
¿Cómo se sostiene esta institución? ¿Mediante apoyos estatales, privados, cuotas sociales? ¿Tiene vínculo con similares en el exterior?
Como toda asociación sin fines de lucro tenemos la tarea de buscar sponsors tanto público como privado. En el caso del Estado, las solicitudes se hacen al MEC a través del Instituto Nacional de Artes Escénicas o de la propia Dirección Nacional de Cultura, así como a la Intendencia a través del Departamento de Cultura. En cuanto al sector privado, la acción es sobre todo tipo de empresas. Con respecto a nuestros pares en el exterior se tiene contacto a través de instituciones como Assitej, es una sigla en francés que traducida al español sería Asociación Internacional de Teatro para Niños y Jóvenes creada en Francia en 1965 que reúne a instituciones de 83 países y en cuanto a teatro “de adultos” estamos en contacto con Unesco.
Hablemos de ti. Eres egresado del IPA ¿Alguna vez pensaste en estar en ACTU? ¿Cómo se dio tu ingreso? ¿Eras teatrero? ¿Cómo te preparaste para este rol? ¿Quiénes fueron tus referentes?
En cuanto a mí te puedo comentar que estudie Historia y Profesor Adscripto (un profesorado que en las décadas de los 80 y 90 existía). Luego tuve un pasaje por Relaciones Internacionales en Udelar. En cuanto a cultura mi relación es muy particular ya que se dio de una forma nada planeada. En un momento de depresión una amiga me llevó al teatro a ver Elogio de la locura, de Erasmo de Rotterdam en la Sala Cero del Teatro El Galpón y literalmente me rompió la cabeza. ¿Viste cuando uno entra a un lugar de una forma y sale de otra un rato después? Bueno, eso es lo que me pasó. De ahí en más comencé a ver todo el teatro que pude. Luego incursioné en el cine de la mano de la Cinemateca Uruguaya. Fue mi lugar de formación como espectador y aprendí a analizar lo que observaba. Ahí aprendí a valorar a los actores, actrices y todo el universo de técnicos que implica la creación cinematográfica. A su vez empecé a valorar lo que tenemos como capital humano en el país y que la mayoría de los que hacen cine no solo en el Uruguay surgen en los teatros. Así que empecé a alternar los dos mundos viendo el trabajo de los mismos creadores en dos soportes bien distintos y como ya dije a valorarlos. Acá hay gente muy capaz que no ha llegado a más debido a ser un país pequeño para el consumo masivo de ofertas culturales.
En cuanto a mi ingreso en ACTU también se dio de una forma no prevista. Resulta que llevaba años alternando cine con teatro y después de haber establecido vínculos en ambos mundos, un día un docente y director de teatro me llama y me dice: “Gustavo, los directivos de ACTU quieren reunirse contigo para plantearte que ingreses en dicha asociación”. De esta forma comenzamos una serie de charlas y reuniones que terminaron en mi solicitud de ingreso a ACTU en setiembre del 2016. En cuanto a mis referentes hay muchos ya que, como he dicho, he estado a la vez en dos mundos que son totalmente complementarios. Así te puedo alternar cine expresionista alemán con la comedia francesa, los grandes musicales americanos con la Nouvelle Vague francesa, de Moliere a Lope de Vega, teatro latinoamericano con un Tennessee Williams. Cuando uno se forma en cine aprende a apreciar todo tipo de cine y esa conducta la llevo al teatro. En lo técnico todas las formas o corrientes del cine tienen su origen o contraparte en el teatro, por lo tanto, la alternancia entre una sala de cine y una de teatro es natural, sin conflicto alguno.
Antes los elencos esperaban el primer ejemplar del día siguiente al estreno para ver las notas de los críticos ¿Cómo ves hoy la función de la crítica y en especial la de teatro? ¿Qué sientes que ha cambiado?
La tarea de la crítica ha cambiado con el tiempo. Así como tú lo planteas no ocurre más por varios motivos. En su época no había más de 50 estrenos al año y la tarea del crítico se centraba en escribir sobre una obra, su contexto, el análisis de la dramaturgia, de la labor del director, de los actores y los técnicos, de una forma clara para el lector, pero a la vez con sustento técnico, llevando a que la nota tuviera una extensión importante, casi como si fuera una pequeña monografía. Era una época de aquellos diarios y semanarios de gran volumen y tirada de miles de ejemplares al día.
A saber, desde hace varios años estamos con volúmenes de producciones muy por arriba de lo que se esperaría para una población como la nuestra. Este año nuevamente estaremos sobre las 300 obras estrenadas lo que hace titánico pretender estar al día con las críticas, no llegando al punto de poder cubrir todos los estrenos.
Hoy los diarios y las revistas están sustituidos por la inmediatez de las redes y las notas en televisión que se puedan concretar.
Un fenómeno muy peculiar que surgió durante la pandemia de covid-19 y se ha mantenido en el tiempo, ha sido el de espectáculos que estrenan por cinco o seis funciones que se representan de forma consecutiva. A modo de ejemplo hemos tenido estrenos los martes o miércoles de una obra que va hasta el domingo siguiente o sea que concretaron cinco o seis funciones de esas obras. Eso quiere decir que el trabajo, en ocasiones de años, tiene una vida efímera y en la mayoría de los casos pasando de forma inadvertida para el público en general. En estos casos realizar una crítica es casi innecesario porque no hay tiempo de ver algún tipo de reacción en el espectador y en el equipo que lleva adelante el espectáculo.
En cuanto a nuestra tarea además cambió en otro aspecto. Antes el espectador se guiaba por lo que decía tal o cual crítico, hoy nuestro impacto es muy relativo en ese aspecto. Nuestra tarea hoy es más para la interna, más de acompañamiento de los elencos y de devoluciones, que más allá del medio o soporte en que se realicen, van dirigidas a ellos, a colaborar en la evaluación que realizan a nivel personal o colectivo los equipos sobre sus creaciones.
¿Cómo se maneja algo tan subjetivo como la calidad de un espectáculo? ¿Por la permanencia? ¿Por la cantidad y opinión de los espectadores? ¿Y a priori?
Todo en arte es subjetivo al espectador, al momento que está viviendo el creador, a la época en que fue escrita o compuesta, a la época y país donde es representada, a la visión de parte de la crítica, al respeto a las técnicas utilizadas por el director y a las capacidades de interpretación del elenco, entre varias subjetividades más.
La permanencia está sujeta a que la versión representada implica un vínculo social y afectivo con la sociedad de ese país y ese momento. No necesariamente estamos frente a un espectáculo de buena calidad porque lo que se busca es la llegada al público y no la calidad en la factura de la representación. Los espectadores valoran la representación escénica sin tanto detenimiento en lo técnico como lo hace un espectador con formación en teatro. Un crítico debe ver más allá de lo que ve el público, prestar atención a detalles. El crítico ve más allá de la “magia” del escenario. Para el público una obra de teatro está bien, mal o regular, es lindo o es feo y cualquier opinión parte o concluye en estos conceptos totalmente subjetivos pero vagos e imprecisos. Muchas veces un espectáculo con buena valoración del público o de buena aceptación, no coincide con la valoración de los críticos o de otros colegas que hayan visto ese espectáculo porque son miradas distintas.
Tu planteas el “a priori” y como en todas las artes, el a priori no es algo certero. Uno puedo ir pensando en que será un buen espectáculo y sale decepcionado o lo contrario, uno va sin ninguna expectativa y sale por lo menos reconfortado. El a priori depende de las experiencias anteriores que el crítico haya tenido con ese dramaturgo, con ese director, con ese elenco y con esos técnicos.
Háblanos de algunas características del tipo de espectáculo teatral que actualmente ocupa las carteleras en nuestra plaza.
A) En cuanto a la cantidad de espectáculos extranjeros: no es un flujo constante a través de los años. Si uno compara temporadas, las hay con muchos más espectáculos que otras. Aquí entran en juego varias condicionantes que varían de año en año, y entre ellas está la difusión.
En el caso de la temporada 2024, ha sido de producciones de calidad, con el Festival Internacional de Artes Escénicas organizada por el INAE llevando las distintas producciones por buena parte del país, el teatro El Galpón trayendo obras desde la región y desde Europa dentro de los festejos de sus 70 años de fundación, los espectáculos que vinieron al Teatro Stella y al Metro en menor cantidad.
B) Con respecto al público lo que tenemos es en sí una segmentación que se ve en que a determinados espectáculos va determinado público, inclusive en las salas. Voy a ser bien claro y no quiero ser mal interpretado: el público que va a ver a la Comedia Nacional un viernes es bien distinto del domingo a la tarde; no es el mismo público que va a El Galpón que el que va al Movie; no es el mismo público que va a La Gringa que el que va a La Candela. Hoy tenemos salas con personalidad y eso se ve en qué tipo de producciones suben a cartel y a que público están orientados. Hay público de todas las franjas etarias, sexo y niveles de formación asistiendo a nuestras salas.
C) El tema de la permanencia en cartel viene dado por la condicionante financiera. Tenemos en el caso de Montevideo, no tanto así en el resto del país, más grupos o elencos que salas de teatro habilitadas, lo que lleva a que los gestores de salas te ofrezcan un promedio bajo de funciones (estamos hablando de no más de 8 a 10 funciones como máximo), a que los costes de alquiler de dichas salas sean elevados lo que los hace inaccesibles, salvo que se logre financiar el proyecto de forma externa. Anteriormente te mencioné que estamos en unos 300 estrenos aproximadamente y esto es un círculo vicioso de causa y consecuencia de las pocas funciones que tienen la mayoría de los espectáculos.
D) La duración es uno de los grandes cambios de los últimos años. Tengo claro que ninguna obra que supere los 90 ó 100 minutos es bien recibida por el público hoy día y ahí nuevamente aparece la pandemia del 2020. Antes de ese año la duración de un espectáculo teatral rondaba desde los 90 minutos a los 120 y hoy esa duración bajo de los 60 a 70 minutos. El por qué lo deberían analizar y explicar psicólogos ya que estamos frente a un suceso que es la baja tolerancia de estar dentro de una sala de teatro, quietos, sentados y prestando atención. Además, ese fenómeno solo se ve en teatro, no así en danza contemporánea o ballet clásico y menos en cine. En el cine lo han resuelto a través de un recurso que es el looping. Si te fijas cada cierta cantidad de minutos la acción, la narración, establecen una idea fuerza y genera una tensión que obliga al espectador atender a lo que está pasando en la pantalla. Esa tensión perdurará a lo largo de las escenas siguientes y cuando esa atención llegue a un mínimo la acción, la narración vuelven a tener otro momento de tensión dándole al film más minutos de extensión. Por otro lado, la dramaturgia escrita últimamente también tiende a ser breve con creaciones que una vez representadas no superan esos 70 minutos.
En el caso de teatro para niños, niñas y adolescentes se explica la corta duración de las representaciones porque está demostrado que ellos pasada determinada cantidad de minutos descienden su nivel de atención, pierden el interés en la representación y por lo tanto se distraen más fácilmente.
E) Los clásicos son los clásicos y no pierden vigencia como ya he mencionado dado la vigencia y universalidad en occidente de los temas tratados en ellos. Lo que si hacen los directores es adaptarlos en mayor o menor medida a sus criterios estéticos y al medio en el que trabaja.
F) El surgimiento de espacios o lugares alternativos para montar obras es positivo ya que no solo el público debe acercarse a las salas teatrales, sino que el teatro y la gente que hace teatro debe salir al mundo y acercarse a la gente y a los lugares que la comunidad se ha apropiado. No debe existir el concepto de teatro categoría A o categoría B según sea el espacio en que se represente o al público que se pretenda llegar.
G) En cuanto al valor de las entradas, si se lo preguntas al espectador te va a decir que es caro. El problema en esa aseveración es que ellos no tienen ni idea de los costos que implica el poner una obra sobre un escenario. Además, por un lado, en Uruguay todavía cuesta comprender que el hacedor de cultura es un trabajador como cualquier otro y que le corresponde recibir un salario por su tarea. Por otro lado, está la forma de ser del uruguayo, que es “cholulo” y exitista, nos guste o no reconocerlo, y en esta situación doy el ejemplo clásico de los espectáculos que vienen desde Buenos Aires protagonizados por actores de televisión que con entradas varias veces más caras que las nuestras llenan salas en micro temporadas de dos, tres o cuatro funciones, mientras que a nuestros elencos les piden algún tipo de descuento como ser el 2×1.
H) La tecnología ha dado la posibilidad de crear cosas que antes ni en la imaginación del más creativo de nuestros hacedores podía concretarse. En si es un avance con posibilidades de creación casi infinitas y bienvenida sea la tecnología al servicio de la cultura. La tecnología permite crear y darles vida a las artes escénicas para renovar las vivencias de los espectadores maduros y encarar a las nuevas generaciones de públicos que van llegando a las salas teatrales.
I) El público llega a las salas por diferentes motivos, lo que esperan es tener una buena experiencia. Es labor de las personas de la cultura que esa experiencia no solo sea buena, sino que deje algo en el espectador que perdure en el tiempo y lo haga un poco mejor como persona. La cultura no es solo algo decorativo, tiene la función de enfrentar a la persona con la realidad y llevarla a pensar en lo bueno y lo malo del ser humano y como mejorar en lo personal y en lo colectivo dado que el hombre es un ser que vive en sociedad. Las artes escénicas poseen en la razón de su naturaleza una declaración política, pero no en el sentido de política partidaria, si no el de la poli griega, en la vivencia comunitaria, y debe buscar que seamos mejores personas y mejores ciudadanos.
¿Qué es lo más difícil de tu labor: ser objetivo, soportar las presiones, las quejas, los egos? ¿Tener que ver todo en un tiempo acotado? ¿Cómo se organizan para poder cubrir la vasta cartelera teatral?
En las artes en general no existe la objetividad como la entendemos en las ciencias duras como la matemáticas, química o física, por lo tanto, lo que uno opina siempre es relativo y otro puede opinar distinto y tener el mismo grado de validez en su aseveración. Eso sí, el crítico lo que tiene que ser es ecuánime y coherente con uno mismo y eso es difícil dado que como ser humano uno puede ir cambiando de conceptos, de visión del mundo, a lo largo de su vida.
Las presiones existen como en cualquier ámbito de trabajo, así como las quejas y los egos, el crítico sabe que debe lidiar con ellos porque son parte y consecuencias de su tarea. Me detengo en el tema del ego. Cualquiera que se sube a un escenario busca la aprobación y el reconocimiento y eso es una expresión del ego. Muchos de los integrantes de la comunidad teatral también manejan una falsa humildad, son aquellos que al momento de recibir un reconocimiento dicen “yo no me lo merezco”. Pero todos en menor o mayor medida desarrollan su ego. El ego no es bueno ni es malo per se, es parte del ser humano, el asunto es cuando ese ego se convierte en un inconveniente para el relacionamiento saludable de una persona con los otros y eso se ve en el mundo de las artes escénicas.
La visualización hoy día es un problema dada la cantidad de obras estrenadas y la cantidad de funciones de cada una. Los estatutos de la Asociación establecen que los miembros del jurado deben ver por lo menos el 80% de las producciones en cartel durante el año a evaluar. En lo personal tengo claro que han quedado obras sin ver no porque lo haya querido, sino por no poderlas agendar. Esto genera la reacción de algunas personas vinculadas de alguna forma con esas obras no vistas, que no estén conformes con mi trabajo, así como el de los colegas. Todos los miembros del jurado de los Premio Florencio, lamentablemente, tenemos pendiente la asistencia a varios espectáculos.
Una adaptación del reglamento que hemos implementado hace unos años es que la mitad más uno del jurado, en este año 2024 seríamos 4 en 7, hayamos visto un mismo espectáculo para tenerlo en cuenta al momento de las nominaciones al Florencio. Así hemos logrado cubrir un poco más la cartelera tan vasta que estamos teniendo de un tiempo para acá.
Todos se apuran a presentar las obras para que califiquen a los Premios Florencio. Háblanos de ese Premio y de la Fiesta que significa para el teatro nacional. ¿Qué actividades o eventos destacas además de los Florencio?
Los Premios Florencio son los más antiguos y que se ha mantenido en el tiempo a pesar de todos los avatares. Con los años se convirtió en referente de la producción teatral y ha acompañado todos los cambios que se han dado. Surgió hace más de seis décadas con seis categorías y hoy tenemos una premiación para niños, niñas y adolescentes y otra premiación para adultos llegando a más de 55 categorías a ser reconocidas.
La Asociación busca que la ceremonia sea el momento de encuentro de todos los teatreros ya que a lo largo del año muchas veces es difícil que se reúnan porque están sobre distintos escenarios al mismo tiempo y a su vez el reconocimiento de lo que nosotros consideramos los trabajos más destacados.
Siempre destaco que al analizar los títulos y personas reconocidas por el Florencio a lo largo del tiempo podemos ver la evolución de las artes escénicas en el Uruguay. La fiesta de los Florencio como se le llama tiene tres jornadas. En la primera está el anuncio de los nominados en cada categoría. La segunda jornada es la entrega de los Florencio al teatro para niños, niñas y adolescentes que en este 2024 se entregan nuevamente en la Sala Zitarrosa. La tercera jornada es la entrega más emblemática, es la entrega de los Florencio al teatro nacional de este año 2024 que es la ceremonia en el Teatro Solís que ha sido históricamente nuestra casa.
¿Alguna primicia para este año 2024? ¿Quiénes votan? ¿Cómo se ponen de acuerdo?
La primicia a destacar en esta entrega de premios es la creación de la categoría de teatro danza dentro del teatro para adultos. Desde hace unos años ha surgido una corriente muy pequeña todavía de creadores de producciones que mixturan el teatro y la danza. Son obras que partiendo de una creación dramatúrgica se expresan mixturando teatro con danza. La acción alterna técnicas y conceptos de ambas formas de expresión para narrar una historia.
El jurado de este año para el Florencio de niños, niñas y adolescentes está integrado por María Rosa Carbajal, Diego Facelli y quien te habla. En el caso del Florencio para teatro de adultos el jurado está integrado por María Rosa Carbajal, Yamandú Marichal, José Luis Añón, Jorge Mario Bologna Corbi, Ernesto Olesker, Javier Lumini y Gustavo Habiaga Rodríguez.
La forma de trabajo establecida es que periódicamente a lo largo del año nos reunimos a analizar cómo se viene desarrollando la temporada, los títulos vistos y los de próximo estreno. Vamos analizando lo que se ha estrenado y compartiendo nuestro parecer. Con el paso de los meses se van perfilando los títulos y personas que podrán ser nominados en las distintas categorías y así cuando se llega al cierre de temporada hemos madurado conceptualmente quienes serán elegidos como ganadores. Al ser una cantidad tan grande de producciones el trabajo es constante a lo largo del año para llegar a la instancia de nominación y posterior entrega de los reconocimientos.
Para finalizar: SI tuvieras todos los medios a disposición ¿Qué te gustaría innovar, cambiar o incentivar? ¿Qué le recomendarías a los jóvenes que quieren incursionar en la escena o en la crítica?
Ante la posibilidad de innovar, cambiar o incentivar plantearía dos grandes líneas de trabajo. Una sería apoyar a las instituciones y grupos de teatros independientes que son los mayores creadores que tiene el país tanto en Montevideo como en el interior. La otra línea es invertir en desarrollar las artes escénicas en el interior.
Sobre los jóvenes que quieren incursionar en la escena o la crítica. Te respondo con un concepto: formación constante. En las artes una persona nunca termina de formarse.
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