Un texto clave para la comprensión del itinerario de la Patria Grande. Abelardo fue un intelectual proveniente del cuño de la izquierda de inspiración trotskista que, al contrario que la mayoría de los marxistas argentinos, modificó radicalmente sus puntos de vista a partir de la irrupción del Cnel. Perón en la palestra política.
En una línea paralela al grupo FORJA asume un análisis de dicho momento enmarcado por tres aspectos: Argentina es un país semicolonial, en el cual las categorías desarrolladas para los países centrales no son operativas; los que salen a defender con su vida a Perón en las calles el 17 de octubre no son “lúmpenes”, son obreros; Perón no es un líder sindical, es un militar nacionalista que puede articular la lucha contra el proceso de dominio que sufre Latinoamérica.
Abelardo se constituye en una de las voces del revisionismo historiográfico y por ende Artigas pasa a ser leído en perspectiva como el primero y el más grande de los federales.
Pero es en Historia de la Nación Latinoamericana, corregido por Jauretche y estudiado por Methol Ferré, que logra vertebrar con mayor claridad que la región debía ser una sola y gran Nación, como Artigas, Bolívar y San Martin habían explicitado y luchado por ello.
Hoy en día es fácil, con el cataclismo acaecido, suscribir algo que nos advierte el autor en la década de los 60; el texto es una implacable crítica a dos catastróficos errores políticos: la adscripción a la experiencia cubana y el abrazarse a la estrategia guerrillera como vía. Sólo podía conducir a la noche oscura de los 70 y al sacrificio inútil de toda una generación.
Por todo esto y por mucho más, una buena oportunidad para revisitar a un pensador lúcido, implacable y obviamente polémico por definición