“Este trabajo no se trata de una recopilación de datos históricos ordenados cronológicamente, sino que intenta ofrecer una mirada abierta sobre la historia de la frontera, desde el presente, contextualizando el ayer y de frente al mañana”.
María Bentancor Pérez
Un grupo de investigadores uruguayos dirigidos por Germán Gil Villaamil, en coordinación con María Bentancor Pérez, con la participación de Alexa Andrada, Martín Bueno y el acuarelista Álvaro Saralegui, han publicado el libro “Historias de Cerro Largo, historias del Uruguay”, que profundiza sobre la influencia que ha tenido la historia local en la historia universal, y viceversa. Se centran en el departamento de Cerro Largo que, por su propia espacialidad, ha sido un enclave entre dos imperios en plena expansión.
Durante el siglo XX hubo una tendencia a darle mayor relevancia a la historia local, a la historia de las costumbres, a los aspectos de la vida cotidiana de las personas, como el imaginario colectivo, las profesiones o la gastronomía, etc., imprimiéndole a la historia universal un carácter más humano y social. Se volvía imprescindible saber no solo cómo se desarrollaba la vida en Montevideo, en Buenos Aires o Londres del siglo XVIII y XIX, sino también en un lugar “periférico”, en términos de Le Goff, como pudo haber sido el departamento de Cerro Largo.
“Historias de Cerro Largo, historias del Uruguay” da comienzo con el surgimiento de las guardias españolas en la Banda Oriental. Hay que tener en cuenta que nuestro territorio, al ser zona de frontera entre ambos imperios, el portugués y el español, fue una zona de conflictos, no solo bélicos, sino también de índole económica, por los estragos que le causaba a la Corona española el contrabando proveniente del Imperio portugués. De hecho, Colonia del Sacramento fue durante casi un siglo un centro de contrabando de azúcar, tejidos, ron, esclavos y otros productos atlánticos. Al ser tomada definitivamente por los españoles, y partir del control ejercido desde la fundación de Montevideo en el Atlántico, el contrabando buscó otras rutas de acceso, siendo una de ellas la frontera terrestre de la Banda Oriental en la zona de Cerro Largo. De ese modo, ese territorio de frontera fue un espacio de desarrollo de redes transimperiales de comercio que consolidaban una práctica más allá del control de las metrópolis.
Cipriano de Melo y el contrabando
La figura Cipriano de Melo y Meneses, al que se le hace referencia en el capítulo 2 del libro, encarna totalmente a esa clase de hombres que fueron parte de la historia de ambos imperios. Se podría decir que fue un hombre controvertido, pero un típico personaje de época. Cipriano de Melo y Meneses había nacido en 1740, Lisboa, en una familia acaudalada. A los diez años de edad quedó huérfano y fue enviado por conocidos de la familia a Brasil, al cuidado del gobernador de Río de Janeiro, Gomes Freire de Andrade.
Tiempo más tarde fue conducido al Río de la Plata, a Colonia del Sacramento, al cuidado de don García de Bivar. Pero se fugó a Buenos Aires y fue apadrinado por el gobernador español Joseph de Andonaegui. En 1754 fue voluntario de las fuerzas españolas en la llamada Guerra Guaranítica. Vuelve a Europa, estudia Ciencias Náuticas, tramita su herencia en Lisboa y vuelve al Río de la Plata. En 1762 Cipriano de Melo fue nombrado piloto de la flota española durante la campaña que realizó el virrey Ceballos contra Colonia del Sacramento, tomando él mismo 250 prisioneros. Hizo negocios de un lado a otro del Atlántico consolidándose como una personalidad influyente en el Río del Plata. En Montevideo fundó el primer teatro de la ciudad conocido como Casa de Comedias. Fue un hombre arquetípico del universo transimperial, en el que los hilos del comercio excedían las fronteras políticas y en muchos casos, legales.
Desde 1790, de Melo y Meneses, por orden del gobernador de Montevideo, estuvo a cargo de reprimir el contrabando que llegaba por el océano Atlántico, por la laguna Merín y la frontera que terrestre español portuguesa, y esas fueron las razones que lo condujeron a Cerro Largo.
En Cerro Largo, Cipriano de Melo fue el fundador de la Guardia de San Nicolás de Bari en 1791, cuyo fin era el control de frontera en aquella zona. Estás guardias fueron los primeros núcleos de población en la zona hasta la fundación de la Villa de Melo por otra personalidad importante de la historia, el capitán de Infantería, Agustín de la Rosa, en 1795.
Agustín de la Rosa: Preocupación por las miserias humanas y una sociedad mejor
Agustín de la Rosa es también un hombre de época que encarna todo lo opuesto de Cipriano de Melo. Nació en Barcelona en 1759. Fue hijo del segundo gobernador de Montevideo, el brigadier Agustín de la Rosa Queipo del Llano. En 1764 llegó a Montevideo pero retornaría a España en 1770 ingresando como cadente en el Regimiento de Galicia. Su capacidad lo hizo ascender rápidamente y en 1776 ya era teniente. En 1789 arribó a Buenos Aires en la fragata “Buen suceso” con el grado de capitán. En 1793 obtuvo el pasaporte a Minas, trasladándose a Melo en 1794, perteneciendo al Regimiento de Infantería de Buenos Aires. En 1794 contrajo matrimonio en Buenos Aires con doña Mercedes Sarratea Altoaguirre, hermana de Manuel de Sarratea, que sería acérrimo enemigo de Artigas.
También estuvo a cargo de las tropas españolas derrotadas en el grito de Asencio en Mercedes. Una vez hecho prisionero por las fuerzas revolucionaras, la Corona española lo acusó de traición porque cuestionó el hecho de que fuese tratado por los revolucionarios con tanta atención y cuidado. A lo que Agustín de la Rosa les respondió en una carta: “Veinticuatro años Señor Comandante que gobierno la campaña, me he envejecido mandando a aquellas gentes con la felicidad de haber sido siempre mirado como su padre o bienhechor, sin que jamás persona alguna de ninguna clase se haya quejado de mis providencias. No era extraño que habiendo caído en manos de ellos prisioneros tuviesen alguna compasión…” (Extraído de documental sobre “El Grito de Asencio”, María Bentancor, Germán Gil).
Agustín de la Rosa tuvo una carrera militar brillante y sobre todo a través de actas y resoluciones podemos ver a un hombre que, revistiendo altos cargos militares, nunca dejó de lado los verdaderos dilemas de la gente, “preocupándose por las miserias humanas y su preocupación por una sociedad mejor” (Historias de Cerro Largo, historias del Uruguay).
El libro publicado nos conduce hacia ese tiempo y ese espacio de frontera, a través del análisis de documentos, tanto de Uruguay como de Argentina, porque parte de la documentación de nuestra propia historia no se encuentra totalmente en Uruguay. La investigación nos muestra la ambivalencia de nuestro territorio frente a los intereses transatlánticos, donde no solo Portugal y España competían en esta zona sino también Inglaterra y Francia, habiendo una gran cercanía diplomática sobre todo entre Londres y Río de Janeiro.
La historia de Melo y Cerro Largo no puede entenderse sin comprender la influencia histórica de Portugal y sus acuerdos puertas adentro con Inglaterra, para establecer su habitual presión bélica como económica en la región, y los constantes esfuerzos de la Corona española primero, y de la Provincia Oriental después por resistir semejante impulso trasnacional. De alguna manera se puede ver una continuidad que va desde los tiempos de la colonia hasta el último tercio del siglo XIX en este territorio, y efecto de esa continuidad cultural y sobretodo lingüística en la frontera se manifiesta con el uso castellano como inseparable de la identidad de nuestra nación naciente. Sin embargo, como coincidían los criollos de la época, una independencia política era imprescindible en el momento justamente en que las colonias comenzaban a entrar en un período de cierta madurez intelectual, económica y administrativa.
Autores
German Gil Villaamil tiene varias investigaciones, entre los que se destacan: Ensayo para la Historia de Cerro Largo, 1982; 200 años de Melo, 1995, Adán Latorre Mito o realidad, 1993. Coautoría con el Dr. Tarcicio Costa Taborda en: Presencia gráfica de la Revolución Federalista en Melo – Cerro Largo
María Bentancor Pérez, Licenciada en Trabajo Social, tiene el Diploma Superior en la Enseñanza de las Ciencias Sociales y la Historia en FLACSO Argentina.
En conjunto publicaron en 2014 el libro “Isidoro Noblía. Un pueblo al encuentro de sus raíces”; en 2016 participaron mediante Concurso en el PROYECTO BRA/13/008, Consolidación de la Cooperación Técnica Sur-Sur Brasileña- Rescate Y Valorización Del Patrimonio Cultural Fronterizo – Consultora Brasileña “Parnaso”; en 2017 realizaron la presentación de 9 cortos sobre “El patrimonio de Cerro Largo en imágenes” con apoyo de la I.M.C.L. y en 2018 publicaron el libro “Contrabandistas de Historias”.
Martín Bueno, Investigador, coautor del trabajo, “Documental de la Villa de San Servando”.
Alexandra Andrada, Técnica en Bienes Culturales, UDELAR.
Álvaro Saralegui, dibujante, acuarelista.
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