Izquierdas y derechas en América Latina. Documentos. Selección y comentarios por Carlos Machado. Ed. PATRIA GRANDE. 173 págs., 1968.
Las categorías binarias calman la ansiedad, pero no necesariamente permiten aquilatar la realidad. Como bien expresa el Prof. Carlos Machado: “Izquierdas y derechas. Un distingo que abarca una gama que tiene variantes, diferencias, matices y no siempre sirve para ubicar a todas las corrientes del esquema político nuestro”.
Según el preconcepto básico, las izquierdas asumen un rol crítico frente al imperialismo norteamericano por definición.
Los próximos documentos claramente muestran que dicha aseveración no ha sido correcta en una multiplicidad de situaciones dramáticas de la historia de América Latina.
Emilio Frugoni, fundador del Partido Socialista uruguayo y persona de intachable ética, incurrió en apreciaciones políticas rotundamente funcionales a los intereses hegemónicos.
Un ejemplo de lo previo fue su posición frente al movimiento revolucionario boliviano en 1952: “Pero los antecedentes del MNR no son los de una fuerza de liberalismo político y resulta inquietante ver cómo se recuerda y exalta en esta hora la memoria del expresidente Villarroel, que fue el conductor de ese partido, hoy nuevamente victorioso… Nos inclinamos a juzgarle como un reformador de tipo nazi, si se quiere peronista, con su demagogia de justicialismo indigenal y obrerista y sus banderas antiimperialistas yanquis, para contar con la adhesión fervorosa de las víctimas de la explotación minera, a cargo de empresas norteamericanas …”.
Otro ejemplo fue la tesitura de la izquierda en Argentina frente al peronismo. El embajador norteamericano, Spruille Braden, de siniestra actuación en la Guerra del Chaco, logró armar un enorme frente que iba desde los sectores más conservadores hasta el propio Partido Comunista. “Braden o Perón” no solo fue un slogan, era una realidad.
El comunicado del 21 de octubre de 1945 del Partido Comunista es por demás claro: “El malón peronista con protección oficial y asesoramiento policial que azotó el país ha provocado rápidamente, por su gravedad, la exteriorización del repudio popular de todos los sectores de la República y millones de protestas. Hoy la Nación en su conjunto tiene clara conciencia del peligro que entraña el peronismo y de la urgencia de ponerle fin… Nuestros camaradas deben organizarse para la lucha contra el peronismo hasta su aniquilamiento. Perón es el enemigo número uno del pueblo argentino”.
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