El pensamiento de Juan Donoso Cortés ha tenido una importancia preponderante en el ideario político de la Europa del siglo XIX. Político, diplomático, ensayista y brillante orador, resumió en sus convicciones una de las principales tensiones de su tiempo, entre liberalismo y tradición. Si bien en la España actual se cierne un cauteloso silencio sobre su figura, sus enjundiosos ensayos de filosofía política siguen siendo interesantes y no dejan de sorprender por el uso de un lenguaje directo, al que nos hemos desacostumbrado por el abuso de la corrección política.
Un buen exponente del romanticismo
Los Donoso Cortés, una familia de ascendencia ilustre, estaban viviendo la zozobra de la invasión napoleónica cuando el 6 de mayo de 1809, en las inmediaciones del pueblo extremeño de San Benito, nació el niño al que llamaron Juan Francisco María de la Salud. En el mismo San Benito, cercano a la hacienda familiar, recibió la enseñanza inicial que prosiguió en Salamanca y en Cáceres, donde se había creado una universidad provincial. A la temprana edad de 14 años se trasladó a Sevilla a cursar Derecho, para seguir la profesión de su padre, Don Pedro, abogado de los Reales Consejos.
La capital andaluza le deslumbró por su belleza, buen clima, e intenso ambiente cultural que le posibilitó frecuentar cenáculos literarios y tertulias. Como buen romántico escribía poemas y también algunos dramas que nunca fueron estrenados.
Terminados sus estudios universitarios viajó a Madrid, en donde adquirió notoriedad en los medios liberales por su abierta defensa del racionalismo y de la Ilustración y se relacionó con políticos y escritores de la época. Poco después se estableció como docente en Cáceres y volvió a tomar contacto con la familia del conocido liberal José García Carrasco, cuya hija Teresa fue el gran amor de su vida, con quien se casó en 1830 y tuvo una única hija que murió siendo pequeña. También la temprana muerte de su esposa en el año 1835 lo sumió en una definitiva soledad sentimental, que no tuvo otro consuelo que sus profundas convicciones religiosas.
Donoso Cortés siempre defendió con gran vehemencia, haciendo uso de su especial capacidad de oratoria, aquello en que creía. Ese apasionamiento, que le hizo merecedor del apelativo “el extremeño extremado”, es otra característica del romanticismo español del que vino a ser uno de sus más representativos personajes.
La matanza de frailes
El 17 de julio de 1834 ocurre en Madrid una terrible matanza en la que fueron asesinados cerca un centenar de frailes en distintos conventos, motivada por el falso rumor de que éstos habían envenenado los pozos de agua y provocado una reciente epidemia de cólera, lo que muestra que las hoy llamadas “fake news” y la manipulación de masas por el miedo no son privativas de nuestra época.
Juan Donoso Cortés, que a la fecha se encontraba hacía dos años en Madrid dedicado al periodismo y ocupando un cargo político en el gobierno liberal de Mendizábal, se vio muy conmocionado por estos hechos. La tergiversación e interpretación que hicieron distintos medios de prensa de los sangrientos sucesos (los “liberales” de algún modo atenuando la culpabilidad de las turbas asesinas), fue apartando a Donoso Cortés del liberalismo.
La matanza de frailes fue un acontecimiento fundamental que motivó su profunda reflexión y consiguiente deriva ideológica hacia el pensamiento tradicional. Pero en cualquier caso sus ideas, en un momento histórico sumamente complicado y caótico, mantuvieron cierta ponderación, ya que no preconizaba una superioridad de los gobiernos autoritarios sino como medida excepcional ante situaciones extremas a las que llamó la “dictadura de la insurrección”.
Su actuación pública
En 1836 Donoso Cortés es elegido diputado a las Cortes por la provincia de Badajoz. Su actividad periodística se intensifica. En el Ateneo de Madrid, del que fue refundador, dicta un curso de Derecho Público que provocó cierta polémica, aunque nadie pudo desconocer el brillo expositivo de sus argumentos.
Siguieron publicaciones tales como “Lecciones de Derecho Político” y “Consideraciones sobre la Diplomacia” y ya con evidencia de una marcada mutación ideológica, “España desde 1834” y “De la monarquía absoluta en España”.
El cambio gradual en su pensamiento político le va ganando la confianza de la regente María Cristina. Poco después de que ésta fuera depuesta, Donoso Cortés viaja a Francia y no regresa a España hasta 1843, cuando vuelve a la actividad política y publica sus “Cartas de París”. En sus escritos e intervenciones parlamentarias es importante su aporte en lo concerniente a política exterior, para lo que manejaba conceptos que pueden ser traspuestos a distintas circunstancias históricas en cuanto a principios fundamentales de relacionamiento entre países.
Sus trabajos más conocidos, que le dieron fama internacional, fueron los discursos “Sobre la dictadura” y “Sobre Europa” (1849) y el ensayo “Sobre el Catolicismo, el Liberalismo y el Socialismo” (1850), que fue traducido a varios idiomas.
En 1851 Juan Donoso Cortés es nombrado embajador en París en donde muere dos años más tarde, ya con un consolidado prestigio como ensayista y auténtico defensor de la fe católica, a la que adhirió en pensamiento y obra con un estilo de vida ascético y sensible a las necesidades del prójimo.
Madrid, octubre 2021
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