INTERNACIONALES 26 de agosto de 1978
El día 26 de agosto de 1978, La Mañana informaba sobre el comienzo del cónclave para la designación de un nuevo pontífice, luego de la muerte del Papa Pablo VI. “Los Cardenales de la Iglesia Católica iniciaron ayer su cónclave para elegir un nuevo Papa, aislándose del mundo en la Capilla Sixtina del Vaticano. Los 111 electores ingresaron al lugar luego de orar en la cercana Capilla Paulina por el éxito de las votaciones secretas. Hasta el momento no surgió un obvio sucesor del Papa Paulo VI ocupando número 262 del Trono de San Pedro”.
Solo 26 horas después, se daba cuenta de la fumata blanca que anunció la elección de un nuevo papa, Albino Luciani, que eligió la denominación de Juan Pablo I, patriarca de Venecia e hijo de un albañil.
Luciani, nacido en 1912, fue el primer papa nacido en el siglo XX y el último en morir en dicho siglo, además, fue el primero en elegir un nombre compuesto, en honor a sus dos predecesores, Juan XXIII y Pablo VI. La Mañana anunciaba la noticia asegurando la “sorpresa general que conmovió al mundo cuando ayer, en la segunda jornada del cónclave, la “fumata blanca” se elevó en la Santa Sede anunciando que un nuevo Papa había sido elegido”.
“Pero mayor sorpresa todavía ocurriría después cuando el mundo se enteró de quién había sido electo. Albino Luciani, Cardenal de Venecia, nacido un 17 de octubre de 1912 en Forno Di Canale, en el Véneto, no figuró en ningún momento como uno de los candidatos más probables”.
Humildad, la leyenda de su escudo
Los cardenales finalmente decidieron su elección por un pastor ante todo, más que un político, un diplomático o un teólogo. Juan Pablo I era hijo de familia obrera de origen humilde, y lo caracterizaba el trato cortés y amable. Al ser elegido papa, La Mañana recogía sus declaraciones: “Soy un hombre acostumbrado a las cosas pequeñas y al silencio. Lo que me espera me da miedo, pero tengo una gran confianza en la providencia”.
Su papado fue uno de los más cortos de la historia, a causa de su pronto fallecimiento a solo 33 días de haber sido elegido Obispo de Roma, dando lugar al conocido como “año de los tres papas”, junto a su predecesor Pablo VI, y quien lo sucediera hasta 2005, Juan Pablo II.
Sus dos sucesores, Juan Pablo II y Benedicto XVI, han recordado su actitud cercana, amable y cariñosa en múltiples ocasiones. A causa de eso, en Italia es recordado con los apelativos de ‘Il Papa del Sorriso’ (El papa de la sonrisa) e ‘Il Sorriso di Dio’ (La sonrisa de Dios).
Monseñor Carlos Partelli, Arzobispo de Montevideo, dijo entonces a La Mañana que “el nuevo pontífice no era de las figuras llamadas ‘papables’, pero hay un viejo dicho que refleja algo de lo ocurrido: ‘El que entra al Cónclave cómo Papa, sale cómo Cardenal’. En este caso no me atrevería a llamarlo una sorpresa. No tenía mayores datos sobre su personalidad, más que los consignados por otro prelado veneciano que estuvo con nosotros, que hizo hincapié en las cualidades humanas, su criterio, sus antecedentes y sus cualidades pastorales”.
En su libro “Catecismo en migajas”, publicado con el fin de simplificar la enseñanza de la religión, sostenía que “Son los pobres, los pequeños a quienes hay que ayudar, pero no solo con ofrendas ocasionales, sino de modo que puedan mejorar por medio del trabajo”.
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