La Argentina en la época de la revolución. Cartas sobre el Paraguay. J.P. y G.P Robertson. Traducción y prólogo de Carlos Aldao. Bs. As. 1916. 270 págs.
Hay diversas fuentes históricas. Una de ellas son los documentos que surgen de las correspondencias de viajeros en momentos claves de los procesos históricos. Una aproximación fascinante al contexto revolucionario en el Río de la Plata de principios del siglo XIX lo constituyen los recuerdos plasmados en poco más de medio centenar de misivas redactadas por unos intrépidos comerciantes británicos. Lo previo es una forma elegante de describir el accionar de dos hermanos que constituyeron la avanzada en el territorio americano de los intereses de la City.
Desde 1807 hasta 1834 fueron no solo testigos sino activos protagonistas. Letters on Paraguay, Francia´s Reign of Terror y Letters on South America fueron los títulos de los textos publicados luego de su retiro de los “negocios”. Las comillas obedecen al peculiar evento que más que estar acusados de ser espías bajo la tapadera de hábiles comerciantes, fueron directamente los gestores del histórico empréstito de la Banca Baring, que del millón de libras esterlinas con un 15% de comisión pactado, llegaron efectivamente cien mil en efectivo y medio millón en vales contra casas de comerciantes británicos en la zona, pero por los cuales, al cancelar en 1902 Argentina dicha operación, terminó pagando cinco millones. Así era cómo se construían fortunas para pocos y dependencia para muchos.
Es previsible que individuos como Rivadavia y de Posadas sean definidos como exquisitos caballeros y que Artigas sea un gaucho salvaje. También que la presente edición, tardía en español, sea un esfuerzo editorial del mitrismo y de uno de sus escribas, Carlos Aldao que rememora las descripciones bucólicas de Corrientes y olvida el tema del empréstito en un desopilante prólogo.
Recuperemos algunas líneas luminosas sobre cómo un civilizado británico sentenciaba sobre nuestra realidad: “Artigas descendía de familia respetable; pero, en sus hábitos era solamente mejor calaña de gaucho de la Banda Oriental. Era completamente falto de educación, y si no me engaño, aprendió a escribir y leer en el último período de su vida. Pero era audaz, sagaz, atrevido, inquieto y sin principios… Adquirió inmensa influencia sobre los gauchos y su espíritu turbulento, desdeñando los pacíficos trabajos rurales, atrajo a muchos de los hombres más resueltos y desesperados, de quienes tomó la primacía y a cuya cabeza se hizo contrabandista”.(…)
“Por otro lado, los cultos jefes de Buenos Aires le consideraban semibárbaro y trataban sin el respeto a que se creía acreedor por su rango. Así, él los odiaba. Conspiró con las tropas a sus órdenes. Todos eran orientales y se adhirió hasta el último hombre. Proyectó el plan con su habitual sagacidad, silenciosamente abandonó el sitio (a Montevideo) en la oscuridad de la noche con ochocientos hombres, y cuando se notificó del suceso al general Alvear por la mañana, Artigas ya estaba a muchas leguas de distancia con lo que desde entonces llamó “su ejército”. Esto sucedía a fines de 1813”. (…)
“Los artigueños (así se denominaban las tropas y secuaces de Artigas) estaban en completa posesión de todo el lado oriental del Plata y Paraná, desde los alrededores de Montevideo hasta Corrientes. El desorden y anarquía más horribles prevalecían en sus vastos dominios. El nombre de Artigas, en efecto, era tenido por sinónimo de ladrón y asesino”.
Los que saquean estas tierras también se solazan en pervertir la historia.
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