Sabedores de la incesante actividad desplegada por este centro cultural, entrevistamos a su secretario ejecutivo, Mario Pareja.
Lo que sigue es una muestra de lo que algunos integrantes de la sociedad civil son capaces de lograr cuando se proponen preservar un legado que de otra manera estaría condenado a desaparecer. Estos gestores sensibles, capacitados y altruistas asumen las responsabilidades como un desafío personal, con el aliciente de cumplir con la misión suprema que tienen a cargo. Ojalá este ejemplo inspire y anime a trabajar en pro de otros legados valiosos.
Hablemos en primer lugar de su vínculo con Miguel Ángel Pareja y de cómo usted llegó a ser un gestor de primer orden.
No me creo un gestor de primer orden, solo soy un amante de la cultura que está intentando, con pasión y dedicación, hacer gestión.
Mi relación con Miguel Ángel Pareja fue primordialmente familiar. Soy su sobrino y las relaciones entre los hermanos Pareja Piñeyro –mi padre, Miguel Ángel y mis otros tres tíos– eran muy cercanas. Eran familias muy unidas. Durante años, los domingos, junto con mi exesposa, visitábamos a Miguel Ángel y a su esposa, Thalita, en la casa de la calle Brandsen. A Miguel Ángel le gustaban mucho los animales y siempre tenía mascotas –pájaros, perros, gatos y hasta un zorrillo (operado)–. El paseo por la cercana feria de Tristán Narvaja era de rigor antes de almorzar con música de Satie y George Brassens, y amenas charlas sobre arte y cultura. Miguel Ángel era un tío muy especial, cómplice para encerrarnos en su taller a fumar a escondidas –él no debía hacerlo ya que tenía una severa insuficiencia respiratoria–, para ir a Villa Serrana, en donde tenía casa, o a Bello Horizonte, en donde veraneaba mi familia, y pasear por los bosques de pinos. Era un hombre muy sabio, de una personalidad cautivante y con facilidad de comunicación con los jóvenes. Fue con él con quien comencé mi acercamiento al arte y la cultura. En esos días ya leía Al diablo con la cultura, de Herbert Read, a Wiliam Morris, el plan de estudios de la ENBA y me adentraba en la historia del arte uruguayo.
Mi aproximación a la gestión cultural se fue dando naturalmente. Alfredo, hijo de Miguel Ángel, luchó durante años para fundar un centro cultural y cumplir con los deseos de su padre. Después de mucho trajinar, el 14 de febrero de 2011, un grupo de catorce personas fundamos la Asociación Civil Centro Cultural Miguel Ángel Pareja. En 2012 tuve algunas intervenciones en el centro, pero fue recién a partir de 2016, después de mi retiro profesional, que me adentré en su gestión, la cual, durante los últimos cinco años, ha sido mi exclusiva dedicación. No ha sido fácil porque el ecosistema cultural de la periferia del Área Metropolitana de Montevideo es complejo. Lo que he intentado ha sido: (a) consolidar una empresa sociocultural, con impactos no solo culturales sino también sociales; (b) mantener una misión claramente definida: arte visual y obra de Pareja; (c) facilitar los nexos entre artistas y financistas –patrocinadores, mecenas, filántropos–, y artistas y público; y (d) desarrollar audiencias.
¿Quién es Miguel Ángel Pareja, cuál es su legado como artista?
Miguel Ángel Luís Pareja Piñeyro nació el 25 de agosto de 1908 en Montevideo, tercero de seis hermanos varones, hijo de Rómulo Jorge Demetrio y Margarita Natalia. Casó en 1934 con Thalita Carámbula Louzada, tuvo dos hijos, Margarita y Alfredo, y falleció en Montevideo el 27 de julio de 1984.
Fue una relevante figura del arte contemporáneo uruguayo, un destacado pintor del movimiento colorista, maestro de la pintura nacional, ceramista, muralista, mosaiquista y diseñador. Fue, además, un filósofo, pedagogo, investigador, estudioso y analista crítico de la educación del arte. Juan Mastromatteo afirma que aún nos falta leerlo y discutirlo profundamente. El docente Pareja, fue profesor de dibujo en varios liceos de enseñanza secundaria, el Nº1 de Las Piedras, hoy Manuel Rosé, y los de Canelones, Durazno y Fray Bentos, y en la Escuela Nacional de Bellas Artes, de la que fue además su director. Realizó innumerables exposiciones en Uruguay y en el exterior y recibió varios premios.
En 1922, a los catorce años, Pareja comenzó a pintar bajo la orientación de Manuel Rosé, en su taller de Las Piedras, produciendo en 1923 sus primeras obras. En esa época, asistió al taller de Guillermo Laborde, frecuentó el Círculo de Bellas Artes de Montevideo y fue influido por el planismo. En 1937, Pareja viajó por primera vez a Francia en donde conoció y entabló amistad con Roger Bissière, maestro que tendrá enorme influencia en su formación y de quien será, posteriormente, alumno en la Academie Ranson de París. Según Di Maggio, “de sus estudios con Roger Bissière rescató la dinámica de la pincelada y la vibración del color y de Fernand Léger el sentido monumental de la composición así como de Charles Dufresne el impulso hacia lo decorativo en el sentido de adecuación al espacio arquitectónico”.
Su legado tiene tres dimensiones: plástica, pedagógica y sociocultural. El legado plástico y patrimonial de Miguel Ángel Pareja se encuentra en varios museos del mundo: en Uruguay, el MNAV, Museo Juan Manuel Blanes, Banco de la República y el MACA; en el exterior: Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Museo de Arte Moderno de San Pablo, Museo de Dallas, y en colecciones privadas en Montevideo, Las Piedras, Colonia, Buenos Aires, Atenas, Estocolmo, Ginebra, Madrid, París, Puerto Alegre, Río de Janeiro y San Pablo. Pero el acervo plástico patrimonial único es la colección de 58 obras que él mismo seleccionó como representativas de su evolución plástica y estética y que solicitó, a su familia inmediata, que nunca fueran separadas. Sus herederos las cedieron a la Asociación Civil como plataforma fundacional del Museo Pareja que abrirá este año. Su legado plástico está en la proyección del arte al y para el pueblo –mural, mosaico, cerámica, telas estampadas, ferias vecinales, pintadas de fachadas–, en su temática –el gaucho, la maternidad, los animales, la representación de la violencia política–, y el color –la influencia de Rosé y Bissière– que Gabriel Peluffo resume en el título de su libro: Pareja: luz y materia.
En cuanto a la educación por el arte, Pareja sostenía que la actividad creadora no es enseñable. Lo enseñable del arte son las técnicas. A diferencia de otros artistas él no dejó tras de sí un legado de talleres o escuelas Pareja, simplemente porque no proponía ninguna teoría el arte. Decía: “El arte no se enseña. Se educa para que cada individuo sea capaz de extraer de sí mismo su auténtica e irrenunciable actitud de decir su verdad”. Nunca impuso a sus alumnos una estética o un estilo y citaba a su maestro Bissière: “Yo no enseño; simplemente le digo a usted lo que es la pintura. No corrijo ni opino sobre el dibujo porque es lo más íntimo de la expresión de la persona y no tengo derecho a influir con mis ideas sobre la expresión de nadie”. Su legado pedagógico está parcialmente plasmado en el libro Escritos sobre arte y educación, producido en 2016 por el Centro Cultural, que reproduce algunos de sus trabajos. Otros manuscritos –apuntes para conferencias, ensayos, correspondencia con colegas y alumnos– están en el Archivo General de la Nación.
Su legado sociocultural se resume en la frase de Morris, que Pareja hacía suya, “No quiero cultura ni arte para unos pocos así como no quiero libertad para unos pocos”. Este pensamiento, expresión del compromiso social del artista que investigó y profundizó en la relación “hombre artista con hombre pueblo”, está en la plataforma del Centro Cultural: ser un espacio comunal para la difusión del arte al y con el pueblo. “No puede haber cultura si no está cimentada en la sabiduría de toda la comunidad”, decía y, desde el Grupo 8 –junto a Spósito, Testoni, Pavlotzky, Verdié, Páez Vilaró, Presno y García Reino– auguraba: “Nuestro arte abstracto significa la búsqueda de una nueva imagen que anuncia un mundo armonioso, más libre y humanamente organizado”.
¿Cuáles han sido sus obras más representativas? ¿Qué destaca de sus mosaicos y de su pasaje por Bellas Artes?
Es difícil señalar alguna obra de Pareja como representativa porque, como él mismo reconocía, su arte fue evolucionando y tuvo varias épocas diferentes. Las 58 obras del Museo Pareja representan, según él mismo, esa evolución plástica. Hay gauchos (“Gaucho herido”, “Gaucho con mate y guitarra”), chinas (“Gaucho, china y caballo”), animales (“Caballo muerto”, “Caballo parado de manos”), escenas camperas (“Tropero”, “Yerra”), que bien podrían representar a Pareja. Esta temática refleja su admiración por lo rural, que comienza cuando niño con su residencia en Las Piedras y se reafirma con su trabajo en Durazno y su residencia en Fray Bentos. “Mi pintura es ‘figurativa’. En cuanto a los temas, son los que surgen de la vida y mi admiración por nuestro hombre del campo; de su capacidad poética, su valentía, su abnegación por el trabajo y el amor a su tierra y las cosas de ella”, decía.
Si tuviera que señalar una obra, no dudo en elegir alguno de sus mosaicos (“Niña y gallo a la ferme”, “Paloma”, “Retrato”). La historia del arte uruguayo aún no ha justipreciado las contribuciones de Pareja al mosaiquismo y lo que ha representado para el arte nacional. Pareja, relata su encuentro con el mosaico en una visita a Sao Paulo en 1951: “Recibí el impacto de un gran mural, en la fachada del Teatro de Cultura, ejecutado por Di Cavalcanti y allí nació mi interés por el mosaico”. Este lenguaje le brindó a Pareja lo que él había estado buscando para expresarse: la dimensión de la obra artística para llegar al pueblo junto a la posibilidad de trabajar la materia, el color y la luz. Aprendió “que la luz que iluminaba el muro debía atraparse, dándole a los trozos de mosaico distinto grado de inclinación, para recogerla y hacerla vivir en la superficie de la materia”. Miguel Ángel Pareja fue un apasionado del mosaico, un pionero de esta técnica en Uruguay.
El legado de Pareja está en dos mosaicos realizados a partir de cartones de Fernand Léger en Francia, uno en el hospital de Saint Lô, Normandía, y otro en la sede de Gaz de France, en París; dos en edificios de Montevideo, hechos con los alumnos de su taller de la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA), uno en el edificio Siena (bulevares España y Artigas) y otro en Colonia 2095; uno en la Facultad de Artes y siete en la colección del Museo Pareja. Vitureira cita una crónica francesa sobre su mural en Normandía: “Enriquecerá Saint Lô como la capilla de Matisse ha enriquecido Saint-Paul-de Vence”.
En 1946 Pareja ingresó, por concurso, a ENBA. Allí fue profesor, fundando, en 1958, el taller de mosaico y de 1964 a 1972 fue su director por dos períodos. Fue corredactor de un innovador Plan de Estudios de ENBA, aún en vigencia, basado en los principios de la nueva escuela o escuela activa. Durante esos años, Pareja dejó de pintar dedicándose exclusivamente a la docencia y la dirección de la Escuela y solo dos años después de su alejamiento de ENBA, en 1975, retomó la pintura y las clases de arte particulares.
Sabemos que usted anduvo por muchos países ¿Qué experiencias profesionales o de vida lo fueron moldeando en ese camino?
Sí, son 77 años con más de cincuenta de profesión, residencia en siete países y trabajo en más de treinta. Son muchas las experiencias. Si resumo, lo que más valoro de mi transitar por el mundo es la apertura mental que me ha dado. Trabajar en tantos países, cultural y socioeconómicamente diversos permite entender y respetar, que no es lo mismo que tolerar, a los que son diferentes. Te facilita aceptar la otredad aunque también es un desafío a la identidad.
Algunos hitos me han marcado, personal y profesionalmente, de por vida. Uno fue el trabajar, por más de veinte años, en países como Guatemala, Nicaragua, El Salvador, Colombia, Perú, Venezuela, Ecuador y Bolivia, con campesinos –condición inexistente en Uruguay– de recursos económicos y naturales muy limitados, marginados y en situación de extrema vulnerabilidad. En contacto con ellos, con su realidad de vida, fui descubriendo que lo que estaba haciendo, como investigador, era generar productos para las bibliotecas y no para los que los necesitaban: los campesinos. Tuve la oportunidad de dejar la investigación agronómica y convertirme en un trabajador humanitario y, por años, estuve con una ONG internacional respondiendo a emergencias –desastres naturales y humanos– y en programas de desarrollo social. Conviví con la realidad de poblaciones marginadas, vulnerables o con sus medios de vida destruidos en América, África y Asia.
Otra experiencia removedora fue gestionar los recursos naturales y la cadena alimenticia –producción y utilización– en un campo de refugiados ruandeses, en Tanzania, durante el genocidio de 1994. El enfoque de seguridad de los medios de vida (livelihood security), con el cual trabajé en África con poblaciones extremadamente vulnerables, moldeó tanto mi trabajo profesional como mi visión del desarrollo. Poco a poco fui sumando a mi formación agronómica metodologías y enfoques de las ciencias sociales. Las oportunidades laborales –industria privada, universidad, gobierno departamental, ONG, organismos y consultor internacional– han contribuido a mi desarrollo profesional y personal.
¿Cuáles son los objetivos y quiénes son los destinatarios de las actividades que tiene el Centro Cultural?
El propósito de la Asociación Civil Centro Cultural Miguel Ángel Pareja es preservar y difundir el legado de Pareja. El acervo patrimonial de 58 obras –38 cuadros, siete cerámicas, siete mosaicos, cinco telas estampadas y un tapiz– seleccionadas por el mismo maestro es la base del Museo Pareja (en creación), un museo socioeducativo, espacio para la enseñanza activa. Además, siguiendo los principios de Miguel Ángel, el Centro Cultural hace extensión y educación. Inició actividades en 2012 con el fin de democratizar la cultura, facilitando el acceso a ella, promoviendo la participación ciudadana en la gestión cultural y apoyando la producción y difusión del arte. Se ha organizado como empresa sociocultural, participativa, inclusiva e innovadora. Ha consolidado elencos estables de teatro, ballet y coro. En once años ha realizado más de doscientos eventos de extensión –exposiciones de arte, espectáculos de teatro, danza y ballet, conciertos de música instrumental y coral, presentaciones de libros, círculo de lectores– y ha organizado debates sobre temas culturales. Además, hace educación cultural ofreciendo entre ocho y diez cursos y talleres anuales –historia del arte, arte plástica, expresión plástica de niños y jóvenes, fotografía, cerámica y escultura, teatro, ballet, literatura y música instrumental (piano, órgano, acordeón, guitarra)–. Por su sede han pasado más de treinta mil personas y ha llegado a otras tantas con actividades extramuros, en calles y organizaciones barriales. Su público objetivo son los 120 mil habitantes de la periferia del Área Metropolitana de Montevideo, que viven en la Micro Región 7 de Canelones, ciudades de Las Piedras, La Paz, Progreso y 18 de Mayo y zonas rurales cercanas.
¿Qué apoyos ha conseguido? ¿Cuáles han sido los últimos logros?
En 2011, Alfredo logró, después de años de búsqueda de apoyo, que Marcos Carámbula, entonces intendente de Canelones y conocedor de la labor artística y pedagógica de Pareja, apoyara la creación un Centro Cultural. La Intendencia de Canelones, en convenio con AFE, cedió en comodato un edificio contiguo a la Estación de Las Piedras para su sede.
Desde su instalación, el centro ha sido apoyado por la Intendecia de Canelones, MTOP, MEC y, principalmente, por la ciudadanía de Las Piedras. Participa activamente en convocatorias a fondos concursables, presentando, entre 2012 y 2023, treinta propuestas de proyectos a: DNC, Intendencia de Canelones, Cofonte, embajadas de Estados Unidos y Francia, Ibermuseos, Unesco, Fundación Ama Amoedo, CreativityPioneers Fund, Plan Ceibal y Fundación Itaú. Diez proyectos financiados, sumados a otros apoyos le han permitido al Centro Cultural reformar su sede y ofrecer programas culturales durante once años.
El viejo edificio ha sido restaurado en un espacio cultural con dos salas de exposición, auditorio para ochenta personas, taller de arte, sala de danza y almacén de obras de arte. Se ha hecho gracias a tres convenios sociales con MTOP, aportes de la Intendencia dos proyectos ganadores de Fondos para Infraestructuras Culturales del Interior del País y la contribución de una empresa local, Codelste, a un proyecto declarado de Fomento Artístico Cultural ganador de la convocatoria 2021 del Fondo de Incentivo Cultural (DNC).
La programación cultural del Centro ha sido financiada por tres propuestas ganadas en convocatorias a fondos concursables, una con INAV, otra con el Fondo Prende Cultural del Gobierno de Canelones y una tercera con la Fundación Itaú. Ocho empresas locales, fidelizadas, patrocinan los eventos culturales. Desde 2014, por convenio, la Intendencia brinda una funcionaria recepcionista, limpieza y cubre los costos de los servicios (UTE, OSE, Antel). Los profesores de cursos y talleres donan un porcentual de las matrículas estudiantiles; treinta a cuarenta socios, individuales y familiares, aportan cuotas mensuales voluntarias; y un socio empresarial, Crami, contribuye a la programación cultural.
Los más recientes logros del centro incluyen su programa cultural, de más de treinta actividades durante 2023, con público colmando las instalaciones, en exposiciones de arte visual, espectáculos de ballet, teatro y música, y presentaciones de libros. Se destacan los eventos conmemorativos de las Fiestas Mayas de Las Piedras, junto al Comité Patriótico, y del Día del Patrimonio, con la CPCN. Un logro singular fue el estreno mundial de la obra teatral El último molino, del afamado dramaturgo, director y actor pedrense Walter Acosta, con un proyecto ganador del Fondo Prende Cultural del Gobierno de Canelones. Asimismo, el Centro ganó la convocatoria 2023 de la Fundación Itaú con el Proyecto “Educación por el arte: expresión plástica infantil” que se ejecutará en 2024 en tres escuelas públicas de Las Piedras y La Paz. El tercer convenio social con MTOP permitió culminar, durante 2023, la construcción del almacén de obras de arte de Pareja y el proyecto ganador de la convocatoria 2023 del Fondo de Infraestructuras Culturales del Interior permitirá acondicionarlo. Con esto, finalmente, después de siete años de espera, las 58 obras del Maestro se podrán almacenar en el Centro Cultural lo que permitirá abrir el Museo Pareja en 2024.
¿Desde cuándo está a cargo? ¿Quién lo acompaña en esta gran tarea?
El más alto nivel jerárquico del centro se ubica con los entre treinta y cuarenta socios que mantienen –con sus aportes y su trabajo– el centro y eligen, cada dos años, los siete miembros de su Comisión Directiva, y los tres de la Comisión Fiscal. Un Comité Ejecutivo se ocupa de las tareas operativas urgentes o inmediatas.
No soy yo solo a cargo del Centro Cultural, sino que soy un integrante más de su directiva. Es un emprendimiento colectivo en donde no hay imprescindibles, pero sí necesarios. Nos complementamos, cada uno cumpliendo un rol diferente, conscientes de nuestras responsabilidades sociales y culturales frente a la comunidad local. Somos entre diez y quince artistas, gestores, docentes, administradores, utileros, iluminadores, boleteros, en fin, compañeros y compañeras voluntarios honorarios, cada uno aportando de acuerdo con su expertise y su disponibilidad de tiempo. Mis responsabilidades son la planificación a mediano y largo plazo, la gestión cultural diaria, la vinculación de los artistas a los donantes –gobiernos, filántropos, mecenas o patrocinadores– y la comunicación –con socios, vecinos, amigos y la comunidad en general–. Me invento, también, un rol como el de las espuelas o el rebenque de los jinetes estimulando y desafiando al grupo para seguir mejorando y progresando. Así hemos transitado doce años de gestión cultural.
¿Cuál es su mayor deseo? Si tuviera en sus manos la posibilidad de cambiar algo, ¿qué cambiaría?
Que en 2024 pudiera abrir sus puertas el Museo Pareja para beneficio de toda la población de Las Piedras, Canelones y el país. No soy determinista, pero no me animo a cambiar nada del pasado. Ignoro, y por eso temo, todo lo qué mudaría si yo cambio la historia. Del presente, cambiaría, si pudiera, un sistema global que tiene ochocientos millones de personas hambrientas, 110 millones de desplazados y 58 guerras activas.
Para finalizar, ¿algún anuncio de próximas actividades o eventos y cómo pueden contactarse con el centro quienes deseen estar informados de sus actividades?
Durante el verano estamos en receso y solo se ofrecen dos cursos: cerámica y escultura, y música: piano, acordeón y órgano. Nuestra programación de cursos 2024 aún no está hecha pero, como siempre, va a ser muy completa. En 2024 el centro se proyecta hacia la comunidad con: 1) El proyecto “Educación por el arte: expresión plástica infantil”, que se ejecutará en tres escuelas públicas de Las Piedras y La Paz, con el apoyo de la Fundación Itaú. 2) La apertura al público del Museo Pareja. 3) Una exposición itinerante, aún aguardando financiación, titulada “Acercando el arte de Miguel Ángel Pareja a la población del área rural de Canelones”, a ejecutarse en El Colorado, Rincón del Colorado y Las Brujas.
Más sobre el Centro Cultural Miguel Ángel Pareja
Estamos en:
Avenida de las Instrucciones y Vía Férrea, Las Piedras, Canelones
Contacto: Tel. 2 365 9137, centrocultural.mapareja@adriana-cuadrado
Web: http://centroculturalpareja.com/
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