Desde el s. XVIII hasta el presente se ha promovido una visión oscurantista y hasta retrógrada de la Edad Media, los medios efectivos de ésta construcción simbólica han sido patrocinados por aquellos fervientes seguidores del racionalismo político, como Voltaire. A fin de detractar a la esfera eclesiástica a nivel político, al mismo tiempo se menoscabó el legado cultural de alrededor de mil años de historia. René Guenón afirma que occidente en la medida que desconozca su tradición medieval y no apoye sus cimientos sobre ella, vivirá inmerso en una crisis de valores. Estos valores son los preceptos fundamentales que permiten cualquier especulación ontológica (acerca del Ser), por tanto axiológica (acerca de los Valores). Sin embargo los viejos filólogos germanos como Goethe y los populares hermanos Grimm, vieron otra cosa que sus vecinos francófonos, y comenzaron a estudiar el folclore medieval que subsistía aún en los viejos manuscritos y por supuesto en el ámbito rural. Es sabido por diversas fuentes que los campesinos europeos hasta entrado el siglo XX aún practicaban conocimientos tradicionales cuyo remoto origen no era para ellos siquiera perceptible.
Ejemplo de esta vinculación entre el folclore y la tradición cristiana es constatable dentro de leyenda del Santo Grial, la cual en el siglo XII y XIII anglo-francés tenía una vinculación directa con las novelas de caballería, sobre todo en lo referente al Mago Merlín y a los caballeros de la mesa redonda. Los orígenes legendarios de Merlín, provienen del antiguo universo celta, en el que era considerado un hijo directo del sol, y como Melampo, hijo de Apolo, poseía el don de la profecía, el arte de curar las enfermedades, el conocimiento del lenguaje de los pájaros, además del arte de la metalúrgica, ya que es el forjador de Excalibur, la espada sagrada. Así, desde ese sustrato céltico se conforma un Merlín cristiano, el cual será guía de los caballeros en la búsqueda del Grial.
El Grial por su parte tiene un origen cristiano, asociado a José de Arimatea, quien no sólo pidió el cuerpo de Cristo a Poncio Pilatos para darle sepultura, sino que también, fue quien recogió la sangre de Cristo en una copa, justo después de que uno de los guardias romanos hiriera al crucificado con un lanzazo. En el Lanzarote en prosa, serie de cinco novelas anónimas escritas en francés en el siglo XIII, en las que se concentra todo el ciclo Artúrico, podemos leer, en su primera parte llamada La historia del Graal, como el santo Grial, a través de una orden de Custodios que el mismo José de Arimatea fundó, pasa de oriente medio a Inglaterra, y es justamente en esta traslación en la que el sagrado vaso cristiano transmuta aglutinando características de los objetos mágicos celtas. Fue en el reino de Logres, actual Inglaterra, donde el Rey Pescador guardó los secretos del Grial. En el Percival de Chretién deTroyes, este Rey Pescador sufría una misteriosa enfermedad que mantenía al monarca en estado de impotencia, y analógicamente había convertido a su reino en una tierra baldía, la enfermedad del rey y su reino sólo podría curarse cuando el Grial fuera alcanzado por uno de los caballeros. El Grial en este caso representa la regeneración de la naturaleza cuando es hallado, mientras que en su pérdida o estado oculto, representa la desconexión con el poder creativo y benevolente de la naturaleza. A nivel cristiano, el encuentro del Grial simboliza la redención del mal.
El vocablo Grial tiene dos etimologías en las que podemos ver dos caras de una misma moneda, por un lado “grasale”: vaso; y por otro “gradale”: libro, lo que demuestra la belleza y complejidad de su simbolismo. Y como afirma Mircea Eliade, la Leyenda del Santo Grial integra símbolos cristianos como la Eucaristía y la Lanza, con elementos herméticos, por lo que estamos en condiciones de afirmar que estamos frente a una síntesis.
Robert de Boron s. XIII, en su Merlín, obra escrita originalmente en versos, aunque sólo se ha conservado un fragmento inicial de la misma, sí se han conservado versiones en prosa que recogen la historia, describe como la función del Mago fue la de establecer un nuevo linaje real capaz de custodiar el Grial. En su relato puso énfasis en los orígenes de Merlín, pues él tiene como característica especial, el ser un personaje engendrado por un demonio y una virgen, por lo cual encarna en sí mismo una dualidad, por ser parte del mal, y en parte divino. En éste punto es interesante observar la situación religiosa de ese momento en Francia, y la función política del relato. Desde el siglo XII se daba en Francia un conflicto entre la Iglesia Católica contra lo que se dio a llamar catarismo. Los cátaros tenían un postulado religioso muy parecido al maniqueo, pues creían, en la lucha constante entre el bien y el mal, y ante esa visión pesimista de la vida, sólo era posible trascender ese mal practicando una vida llena de rigurosidad y ascetismo. Aparte de esto, los cátaros también creían que no debían tener más hijos, y que la Iglesia fundada por San Pedro y el Dios Católico Romano era el verdadero mal. Consiguieron el apoyo de muchos nobles e incluso sacerdotes en el sur de Francia, y parece que tuvieron un importante concilio en Toulouse en 1167.
En definitiva lo que nos muestra R. de Boron en Merlín es la solución a este problema, ya que la síntesis de ese conflicto está en Dios, pues es el bien absoluto quien triunfará al final. Desde esa perspectiva el mal es parte del bien, pero el bien siempre lo trascenderá. Es toda una obra no sólo limitada a lo caballeresco sino que va más allá y expresa la solución a un conflicto histórico, haciendo triunfar al catolicismo sobre el catarismo. Esto es perceptible desde la concepción de Merlín, a la concepción de Arturo que también surge como hijo de los pecados, pues Uter, preso de lujuria y de amor por Igerna, rompió los límites naturales, y por medio de la ayuda de Merlín consigue su cometido. Merlín obra acudiendo al mal porque justamente espera al final obtener un fruto del bien, como lo fue el nacimiento de Arturo.
En conclusión, podemos afirmar que el folclore ha sido y será por siempre una fuente inagotable de recursos de cuya materia se ha nutrido el arte, la literatura y hasta la política. La leyenda nos deja esa enseñanza maravillosa en la que a través del hallazgo de ciertos símbolos podemos cambiar nuestro presente, la regeneración de nuestro espacio y de nuestra cultura, como aguardaba el Rey Pescador. La Edad Media ya no puede ser vista como una edad oscura, sino como una Edad a la que le debemos gran parte del acervo cultural de occidente, un crisol en el que supo fusionar elementos en apariencia diferentes, una inmensa biblioteca todavía vigente en el tiempo.