La nave de los locos. Cristina Peri Rossi. HUM. Segunda edición, 2022 (1984) 182 págs., $690.
Cristina Peri Rossi recibió recientemente el Premio Miguel de Cervantes, logro también alcanzado por Juan Carlos Onetti e Ida Vitale. Los premios son siempre debatibles, es este caso es el galardón más que merecido a una escritora con una voz radicalmente original. Su obra abarca tanto poesía como narrativa, ensayo y periodismo. Traducida a más de veinte lenguas, ha recibido, entre otros, el Premio Vargas Llosa de relatos, el Loewe de poesía, el Rafael Alberti, y la Comisión de Derechos humanos de las Naciones Unidas la eligió en el 2008 como la escritora que más había contribuido a la lucha por la paz y la justicia en el ámbito castellano.
Michel Foucault, en “Historia de la locura en la época clásica” narra una peculiar costumbre del medioevo. Los alienados eran embarcados en una nave que al alejarse mar adentro era escenario de una impía tradición: los marineros pasaban a arrojar a las aguas a los enfermos, quienes, si llegaban sanos y salvos era a la costa, eran aceptados como sanados por un hipotético milagro.
En una compleja y fascinante novela, definida por múltiples de niveles de interpretación, Peri Rossi construye una inmensa alegoría de la suerte de aquellos que han sido expulsados de su tierra. Equis, figura central de la obra, ya no tiene tierra donde volver, en las que se adentra, no tendrá derecho ni al nombre.
“La nave de los locos está considerada la novela más importante del post-boom latinoamericano. Se estructura como un contrapunto entre el tapiz medieval de la Creación y el caos y desorden contemporáneos. A través de las peripecias de los personajes se configura un itinerario hacia ese sustrato último de la condición humana cuyo desvelamiento ha sido siempre don y privilegio de la autora. Ya sea en un trasatlántico que cifra las mitologías y rituales del viaje, ya en la visión insólita de la infancia bajo la lluvia en un parque…, a la vez que indaga en las estructuras tradicionales de la novela para abrir su propia zona de exploración, revela la secreta vulnerabilidad del ser humano y postula las áreas que en cada persona escapan a las aduanas de la racionalidad común o de la convención social, para abrirse al espacio límpido de la libertad, es decir, de la verdadera poesía”.
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