El 2 de febrero es el día de la advocación de la virgen de la Candelaria. Su imagen apareció en Tenerife a principios del siglo XV. Esta advocación mariana tiene una relación especial con el Nuevo Mundo y su heterogéneo componente étnico. En nuestro país, Juan Díaz de Solís, el primer español que llegó a estas tierras, hizo puerto el 2 de febrero de 1516 en lo que hoy es Punta del Este y le llamó Puerto de la Candelaria, por ser aquel el día en que se celebraba dicha advocación. A partir de entonces, la virgen se convirtió en la patrona de este balneario.
Origen de la advocación
La historia de la virgen de la Candelaria atraviesa el Atlántico. Podemos encontrarla en España o en los reinos de Indias. Los pueblos afroamericanos en un proceso de aculturación la incorporaron a su panteón y hoy se la conoce como Iemanjá dentro de algunos cultos contemporáneos. Sin embargo, desde hace más de medio siglo se sabe que la virgen de la Candelaria surge en las islas Canarias alrededor entre los años 1392 al 1401 (aunque no hay consenso sobre el año exacto de su aparición), en la desembocadura del barranco de Chimisay, en el actual municipio de Güíomar en Tenerife.
Pero esta advocación mariana se remonta 2000 años atrás, a un día señalado por la litúrgica cristiana: la Purificación de la Virgen y la Presentación del niño Jesús al templo. Tal como lo expresa el Evangelio según San Lucas 2,22: “Cuando llegó el día en que, de acuerdo a la Ley de Moisés debían cumplir el rito de la purificación de la madre, llevaron al niño a Jerusalén. Allí lo consagraron al Señor, tal como está escrito en la Ley: ‘Todo varón primogénito será consagrado al Señor’”. Además, ofrecieron el sacrificio que ordena la Ley: “una pareja de tórtolas o dos pichones”.
De ese modo en el devenir de la Edad Media esta fiesta fue incorporándose al calendario cristiano. Aunque como ya hemos explicado, el culto de la virgen María es bastante tardío, ya que en el cristianismo primitivo su figura no tenía relevancia en la liturgia. Sin embargo, en la Baja Edad Media (s. XI-XV) comienza a gestarse el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen. Esta transformación provino de distintos ámbitos como el Císter, pero cabe destacar la función decisiva de las universidades medievales en todo lo que tiene que ver con las advocaciones marianas. Pues es sabido por hallazgos paleográficos que era muy común que los estudiantes compusieran poesías de adoración a la virgen María. Por otra parte, las órdenes mendicantes que surgen a partir del siglo XIII como los franciscanos que siglos más tarde se trasladaron a América, junto con los jesuitas alzaron la imagen de la virgen María como copiedra fundamental de la evangelización de este continente.
La conquista de las islas Canarias
Un dato que vale destacar es que la aparición sucede pocos años antes del inicio el proceso de conquista de las islas que hasta ese momento se encontraban pobladas por tribus aborígenes “guanches”.
Los “guanches” pertenecían al mismo grupo étnico de los Bereberes de África del norte, y estaban distribuidos en dispersos en las diferentes islas del archipiélago, viviendo como trogloditas, y pastoreando cabras. Su conocimiento técnico se reducía a la confección de herramientas y objetos líticos, de hueso y madera. Aunque eran isleños no sabían navegar, por lo que se presume que a través de las generaciones perdieron ese conocimiento.
El proceso de conquista de las islas Canarias se inició en 1402 con la conquista de Lanzarote y finalizó en 1496 con la conquista de Tenerife, formando parte desde entonces de la cristiandad ibérica.
Fray Alonso de Espinosa, historiador de la Virgen de la Candelaria
Alonso de Espinosa fue un hombre que vivió entre dos mundos, entre la península ibérica y el virreinato de nueva España, siendo hijo natural de Alcalá de Henares. Por otra parte, se considera que fue el primer historiador de las islas Canarias. Según lo que él mismo relata en su obra titulada “Historia de nuestra Señora de la Candelaria”, estando él en Guatemala le llegó la noticia y la historia de los milagros de la virgen de la Candelaria, y queriendo él mismo saber más acerca del tema, se embarcó rumbo a aquellas islas, estando allí presente en 1580.
Fray Alonso de Espinosa escribió la historia en 1594, dedicándole un libro en exclusivo al tema, aunque también retrató aspectos geográficos y socioculturales del archipiélago canario. Su intención fue la de rescatar de cualquier posible olvido todo lo relativo a las reliquias de la virgen. Por otra parte, consideró también de vital importancia darle notoriedad y legitimidad a esta advocación, facilitando por medio de la escritura, que el culto, y la historia de sus milagros, no solo quede constreñida a las islas y que pueda ser conocida en otras partes.
La leyenda
El año de mil y cuatrocientos de nuestra redención, ciento y cinco años antes que la Isla fuera de cristianos ni hubiera en ella noticia de evangelio. […] Apareció en un lugar desierto y muy seco, a la orilla de la mar, junto a una playa de arena que tendrá media legua de largo, a la boca de un barranco, sobre una piedra: donde, por memoria de este aparecimiento, pusieron después los cristianos una cruz que hoy está en pie… (Fray Alonso de Espinosa)
La reliquia de la virgen de la Candelaria pertenece al grupo de las vírgenes negras, tal como la que apareció en Montserrat (Cataluña) o la que apareció a orillas del río Guadalupe en la actual provincia de Cáceres. En todos los casos la imagen de la virgen negra se aparece de forma milagrosa. Pero la característica peculiar de la virgen de la Candelaria es que ella se manifiesta a los antiguos pobladores de las islas Canarias que no tenían ningún conocimiento de Cristo.
La leyenda que refiere Fray Alonso de Espinosa dice más o menos lo siguiente: iban dos pastores “guanches” con sus ganados y cuando debían pasar por entre uno de los barrancos de la playa, el ganado se espantó y no quiso pasar. Los pastores pensaron que se trataba de ladrones, entonces uno de ellos se adelantó para ver y para su sorpresa vio la santa imagen que estaba de pie sobre una peña. Al observarla con mayor detenimiento, le pareció que era una mujer que sostenía un niño en brazos. Como entre esas tribus estaba prohibido hablarle a una mujer sola, le hicieron señas de que se apartase para que el ganado pudiese pasar. Pero como la imagen no se movía ni respondía a sus señas, el primero de ellos tomó una piedra que utilizaban como arma arrojadiza y levantó el brazo, fuese para amenazarle o para tirarle con ella. Y así como levantó el brazo este se le quedó inmóvil, sin fuerzas, como muerto. El segundo, habiendo visto lo que pasaba y no quedando escarmentado, como la imagen no respondía a ninguna de sus palabras, tomó una piedra afilada que usaban como cuchillo y se fue hasta la imagen para cortarle un dedo y así satisfacer su ignorancia. Sin embargo, al querer cortar uno de los dedos de la imagen, se halló el necio burlado, porque la herida en vez de realizarse en la imagen se realizaba en sus propios dedos.
Así estos se consideran los dos primeros milagros de la virgen de la Candelaria y su aparición marcó el inicio de cristianización de los Guanches.
Nuevo Mundo
Una vez que los españoles arribaron a nuestro continente, el culto de la Virgen de la Candelaria fue propagándose, estando presente en Perú, Colombia, Chile, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela, entre otros países que celebran su advocación. Por otra parte, con diferencias culturales y religiosas, su imagen fue incorporada a distintos cultos afroamericanos de todo el continente. Esto demuestra la importancia que tuvo durante el proceso de conformación de nuestra América.
Uruguay
En Punta del Este las procesiones datan desde principios de siglo XX y coinciden con la construcción del templo Nuestra Señora de la Candelaria. La primera capilla fue habilitada en 1911, obra del arquitecto inglés Carlos Madhurst Thomas, la cual era muy pequeña (solo tenía 37 metros cubiertos).
En 1997, en el 90° aniversario de la ciudad, se organizó por primera vez la procesión náutica con veleros y yates que se sigue realizando hasta el día de hoy.
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