A veces uno descubre artistas que siempre estuvieron a plena vista. No fue hace mucho que una noche me senté a ver un capítulo de “Los Simpsons” y volvió a sonar esa canción, medio “jinglera” e indudablemente de los cincuentas o sesentas. No era la primera vez que la notaba, “Rainbows, lollipops and candy” era tanto el título como el íncipit. No fue difícil encontrarla y descubrí una joya que había estado ahí, sonando de fondo desde que era chico y nunca me había molestado en encontrar, la cantante Lesley Gore. La canción también merece renombre pues, a pesar de su naturaleza simple, fue la primera composición en ser producida del después aclamado Marvin Hamslich, que llegaría a ser uno de los dos únicos individuos en recibir los premios Emmy, Grammy, Oscar, Tony y Pulitzer.
Esta mujer nacida en mayo de 1946 es una de las más importantes del llamado “Blue eyed soul”, género del soul interpretado por blancos y con sus notorias diferencias, en especial dentro de la expresión vocal. Hasta ese momento si alguien me preguntaba quién era el máximo exponente de este género mi respuesta inmediata sería Dusty Springfield, que además es una de mis cantantes favoritas, con esa melancolía clara y brillante. Creo que esto fue una doble revelación, no es un estilo donde habite mucho el buen gusto y la voz de Dusty es un monumento a la templanza, si comparamos una canción como “Take a little piece of my heart” cantado por ella y otra versión interpretada por Janis Joplin podemos ver que Joplin recurre a un expresionismo muy exacerbado, mientras que Springfield logra expresar quizás en un rango dinámico mucho más reducido. Tal vez Joplin esté siendo más fiel a las raíces del soul, pero no logra crear una interpretación refrescante como la de Dusty.
Volviendo a Gore, su éxito comenzó a muy temprana edad, con un hit compuesto por el legendario Quincey Jones que llegó al número uno de los charts al salir en 1964, cuando ella tenía solo 17 años. “It’s my party” es una canción que mueve desde muchos lugares distintos. Los aires de la armonía de Jones junto a la voz de Lesley en un ritmo bailable que recita una letra que según críticos formarían parte esencial de su obra, junto a canciones como “You don’t own me” y “Judy’s turn to cry” esas letras significaron una nueva perspectiva en la lírica musical de la época. Fue esa voz la de miles de jóvenes con novios celosos y volubles para pasar de una autoculpabilidad a una madura asertividad. Su disco “Lesley Gore songs of mixed up hearts” se considera uno de los pioneros en la música producida por mujeres, incluso en la famosa lista de los “150 discos grabados por mujeres” de la National Public Radio de Estados Unidos tiene un lugar especial, no está dentro de ella porque solo considera lo grabado después de 1964, pero deja muy claro su posición: “Ella es la pionera del poder femenino en el pop y en la validación del punto de vista de las mujeres en la música”.
Pocos días después de su muerte, el periodista Fernando Navarro del diario español El País escribió un artículo en el que marcó muy bien cómo funcionaba la rebeldía del carisma de esta interprete en su época:
“Pero, como las mejores obras de Phil Spector, la pareja Leiber & Stoller o la factoría Brill Building, que en esos años llenaron de joyas los diales estadounidenses, era un artefacto pop de primerísima categoría, tanto que sus primeros versos –“It’s my party and I’ll cry if I want to” (Es mi fiesta y lloraré si quiero)– se han incrustado en la psicología de varias generaciones y todavía se dicen como una broma caprichosa de querer salirse uno con la suya (como en España más o menos sucede desde mediados de los noventa al decirse la célebre frase “es mi Scattergories y me lo llevo”, que hizo famosa un anuncio de televisión). Su gran éxito obligó a Gore a grabar una segunda parte de su trama sentimental llamada Judy’s turn to cry, que también tuvo muy buena acogida y en la que su protagonista, orgullosa y feliz, recuperaba al novio tras ponerle celoso besando a otro chico”.
Gore también tendría una carrera cinematográfica como actriz secundaria en películas como “Batman” de Adam West, aunque no estoy en un gran lugar para hablar sobre esa industria. Desde el punto de vista cultural también dejó impacto testimonial trabajando en varios capítulos del programa “In the Life” de PBS (televisión pública estadounidense) donde se centraría en defender los derechos de las personas LGTBQ+. Fue en 2005 que en el popular programa estadounidense “After Ellen” dejó en claro que ella mantenía una relación desde 1982 con su compañera de toda la vida, la joyera Lois Sasson. Sobre el tema manifestó: “La industria musical era totalmente homofóbica” pero que “nunca tuvo que pretender ser heterosexual para poder hacer lo que quería”. Su muerte en 2015, después de un cáncer prolongado, evitó que ella y su pareja de ya más de 30 años pudieran casarse debido a las legislaciones de la época. Este es otro sentido en el que se conectan con mi otra vieja favorita Dusty Springfield, no solo por su sexualidad, sino por su apertura y su militancia por hacer lo que ellas creían que era lo correcto y lo que las hacía felices.
Dejo mi traducción de la letra de “You don’t own me” de 1963, para que el lector, si quiere disfrutarla también pueda entender la letra; también hay una versión del mismo año por Dusty Springfield.
No te pertenezco
No soy solo uno de tus muchos juguetes
no te pertenezco
No digas que no puedo salir con otros chicos
Y no me digas que hacer
Y no me digas que decir
Y por favor, cuando salgo contigo
No me pongas en exhibición, porque
No te pertenezco
No trates de cambiarme de ninguna manera.
No te pertenezco
No me ates porque nunca me quedaría
No te digo que decir
No te digo que hacer
Así que déjame ser yo misma
Eso es todo lo que te pido
Soy joven y me encanta ser joven
Soy libre y amo ser libre
Para vivir mi vida de la manera que quiero
Para decir y hacer lo que me plazca
Y no me digas que hacer
Y no me digas que decir
Y por favor, cuando salgo contigo
No me pongas en exhibición
no te digo que decir
no te digo que hacer
Así que déjame ser yo mismo
Eso es todo lo que te pido
Soy joven y me encanta ser joven
Soy libre y amo ser libre
Para vivir mi vida de la manera que quiero
Para decir y hacer lo que me plazca
A ocho años de su muerte, que se cumplirán este 16 de febrero, espero que su música vuelva a los oídos de tantas personas como sean posibles, es buena música y merece ser recordada y, sobre todo, disfrutada.
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