LA NOVEDAD
Aldo Solé Obaldía. El gran elector. Historia de los jefes políticos y de policía de Florida. Tierra Adentro. 2019. $570.
Una investigación radicalmente original por su enfoque y temática. Como expresa el Prof. Guillermo Vázquez Franco: “muestra, políticamente, la parte interna del Uruguay, de un Uruguay desde donde no se le ve habitualmente porque… el país no está observado desde Montevideo sino desde un lugar –al caso Florida, ciudad y departamento- destinos a donde hay que llegar recorriendo aquellas carreteras sin pavimentar del siglo XIX y principios del siglo XX, o por caminos vecinales, más o menos intransitables, como lo eran en los tiempos de las revoluciones”.
La Constitución de 1830 establecía: “En todo departamento habrá un Jefe Político que será policía, en todo él”. Ese doble carácter, sostenía Pivel Devoto, “convertía fatalmente a quien le desempeñara en el gran elector de su jurisdicción”. O como establecía un artículo de la época en “El Universal”: “ La ley … pone en manos del poder ejecutivo el arma más formidable para ejercer la dictadura en los comicios; y la pérdida de la libertad de los pueblos data ordinariamente desde aquella época en que por temor someten a la influencia del poder el ejercicio del derecho de votación. La policía unida al poder que ejecuta se refleja fácilmente; una vez reflejada infunde el terror, y el terror es la pasión que más humilla a los pueblos”.
Obaldía pasa revista a la historia no tan menor de cómo se “gobernaba”. Una anécdota sobre Galarza: “no vengo aquí a imponerme, pero vengo a manifestar que acabo de recibir telegrama del Presidente de la República, ordenándome haga triunfar la lista del General Galarza, cueste lo que cueste. Usted queda ahí para hacer cumplir la orden”. Y otro ejemplo ilustrativo fue el comisario que molió a un paisano con el plano del sable mientras le gritaba: “Yo viá quitarte el vicio de votar”.
Desde 1856 hasta 1916 son analizados los jefes políticos con sus luces y sombras, dándole fin a esta peculiar forma política la Constitución de 1918 que estableció los cimientos de una democracia consolidada, con sufragio universal secreto y garantías plenas.
EL HALLAZGO
Lorenzo Carnelli. Oribe y su época. Claudio García Editor, Montevideo. 1922.
Un siglo atrás surge este brillante y polémico ensayo sobre la figura de Manuel Oribe, fundador de uno de los partidos tradicionales de nuestra patria y curiosamente negado y vilipendiado, no solo por sus tradicionales adversarios, sino por muchos de los integrantes de su propia colectividad. Es a partir del de 1872, con el Club Nacionalista, que los elementos doctorales tratan de dejar atrás lo que ven como las rémoras caudillistas, modificando hasta la denominación del Partido Blanco para que pase a llamarse Partido Nacional. En esa búsqueda de una nueva identidad, se van alejando progresivamente de ese legado, siendo La Tierra Charrúa de Dr. Herrera un ejemplo de dicho paradigma.
Lorenzo Carnelli, político, periodista y legislador, gran propulsor de políticas sociales que marcaron nuestra conformación social, fue el disidente arquetípico de su partido, del cual se separa para fundar el Partido Blanco Radical, hecho que lleva a que el Dr. Herrera pierda por escasísimo margen en 1926. Siguiendo a Zubillaga, fue asimismo “el iniciador de la corriente histórica revisionista en el Uruguay y del primer esfuerzo sistemático de reivindicación oribista”.
Carnelli recopila las pruebas documentales de Oribe como “defensor de la causa sagrada de la independencia americana frente a las miradas ávidas de conquista de los imperialismos europeos” permitiendo superar la leyenda negra sobre el “mazorquero degollador” y “esbirro de Rosas”. Cabe acotar, una vez más, que a excepción del Gral. José Artigas, excepcional exponente de la mejor ética cristiana, los hechos de violencia no fueron patrimonio exclusivo de ninguna colectividad partidaria y que -mal que nos pese- hay que enmarcarlos en las prácticas sociales de la época, no para justificarlas pero sí para comprender el fenómeno desde una perspectiva distinta.
Este ensayo, producto de la recopilación de la polémica publicada en “El Día”, es clave en el cambio de percepción de nuestra sociedad sobre la figura de Oribe. Luego vendrán los ensayos del Dr. Luis Alberto de Herrera recuperando definitivamente a Oribe para nuestra mejor historia y mostrándolo como el garante y consolidador de la independencia oriental, oponiéndose incluso a ciertos planteos anexionistas por parte de Buenos Aires.