LA NOVEDAD
Tom Phillips. Humanos. Una breve historia de cómo la hemos pifiado. Paidós. 2019. $620.
Luego de la ola de hipotético optimismo tecnocrático tipo Yuri Harari o Steven Pinker, es un placer la lectura de un libro inteligente que advierte sobre ya no la estupidez sino sobre la soberbia y los falsos triunfalismos por los que el género humano cree que puede disponer a su antojo de la Naturaleza o jugar a la ingeniería social.
Tom Phillips, un británico con un trabajo peculiar (editor de Full Fact, empresa líder de comprobación de datos) arma un periplo desde Lucy, la Australopithecus fallecida al caerse de un árbol en la actual Etiopía hace tres millones de años, hasta Donald Trump.
El tema estructurante del libro es nuestra incapacidad de procesar a la misma velocidad la información discordante con la concordante de nuestro modelo de entender el mundo, esto es, las malas noticias para nuestros prejuicios son escuchadas pero relativizadas y ralentizadas. Obviamente Hitler conocía el desastroso final de la invasión del Imperio sueco a Rusia y había analizado la campaña napoleónica. Pero son los otros los que se equivocan…
Del mismo modo Mao Tse Tung fue advertido de que su guerra particular contra los gorriones que consumían los cereales que podían paliar el hambre del pueblo chino podía generar un desastre ecológico. Pero hasta que la dura realidad de la respuesta de la Naturaleza en forma de tremendas plagas de langostas sin enemigos naturales no devastó los cultivos, nadie en la nomenclatura del partido logró recordar las advertencias previas.
La toma absolutamente surrealista, con numerosas bajas, de un atolón por parte de la Armada norteamericana en la Segunda Guerra Mundial fue producto directo, ya no del “fuego amigo”, sino de la incapacidad de escuchar los informes reiterados de la Fuerza Aérea notificando la retirada nipona. Pero los mandos navales creían que sus enemigos nunca se retiraban de una posición sin luchar.
En síntesis, una obra amena que invita a pensar desde lugares distintos. ¡Muy recomendable!
EL HALLAZGO
Carlos Quijano. América Latina. Una nación de repúblicas. 346 págs. 1987.
Siguiendo la estela luminosa del colombiano Torres Caicedo, José Martí, José Enrique Rodó y José Ingenieros, Carlos Quijano logra vertebrar con meridiana lucidez una conceptualización real de latinoamericanismo; una concepción como “forma de conciencia y unión de una nacionalidad grande, para resistir la expansión avasalladora de Estados Unidos”.
En 1925 escribía: “El imperialismo yanqui es una cuestión económica, un sistema económico; el latinoamericanismo debe serlo también; pero un sistema opuesto al yanqui…En el pueblo está nuestra salud y es un deber colaborar a su redención. Ese es el único patriotismo verdadero, patriotismo continental que rebasa los límites de la patria chica… Orientación económica anticapitalista, patriotismo continental, he ahí nuestras palabras de orden”.
Y en 1933 insistía: “Ningún capitalismo es más imperialista en la actualidad que el de Estados Unidos. Es además, por razones geográficas, el único que verdaderamente hoy hace peligrar la independencia de estos pueblos de América Latina. Más que peligrar: una gran parte de nuestro continente está en sus manos…El imperialismo es un fenómeno mundial; pero empieza por ser para nosotros, un fenómeno especialmente continental. En la batalla que contra él debemos librar tenemos que solidarizarnos con todos los pueblos de la tierra que sufren idéntico mal, y en primer término unirnos a aquellos que deban combatir al mismo enemigo dentro de nuestra tierra”.
La antología de artículos, publicada por el Poder Legislativo en 1987 abarca su extensa obra, hasta su fallecimiento en el exilio en México. Quizás uno escrito en 1961 en su Semanario Marcha sea uno de los más emotivos. A partir de la relectura de los artículos publicados en dicho semanario por el Prof. Pivel Devoto, Quijano escribe “El gran traicionado”, dedicado a la magna tarea de volver al Artigas auténtico, para reiniciar la marcha y lanzarse al combate.
Quijano forjó un camino intelectual desde el Partido Nacional hasta posiciones de independencia insólitas, y difícilmente comprensibles para muchos. Pocos aquilataron la sabiduría de un camino con el destino de una Patria Grande, muchos lo adjetivaron pero su mensaje permanece cada día más luminoso.