Los Dioses Inútiles. Alver Metalli. Editorial Biblos. 2010.
Alguna vez dijo Mario Vargas Llosa que la necesidad de reconstruir el mundo con palabras implica introducir métodos y sistemas para que ese mundo sea creíble y llegue al lector no sólo a través de su razón, sino también de sus instintos y emociones.
En esta novela-histórica el autor, con encantadora pluma y riqueza de imágenes, se sumerge en lo profundo de una de las aventuras más significativas de la historia: la conquista del Nuevo Mundo, narrado desde la perspectiva íntima de un integrante de la expedición de Hernán Cortés hacia Tenochtitlán.
Pero más allá de las muy buenas consideraciones literarias que se pueden hacer de esta obra, o de reconocer la extensa investigación documental que se ve plasmada en los relatos, lo verdaderamente valioso en Los Dioses Inútiles es el sutil planteo de cuestiones esenciales y de interrogaciones fundantes. Comprender el fondo del argumento implica atender a ciertas consideraciones sobre el propio acontecimiento.
Ese “encuentro” naturalmente pone en jaque nuestras más profundas convicciones y costumbres, que se ven amenazadas por lo extraño y ajeno de lo ignorado. “La violencia es miedo de las ideas de los demás y poca fe en las propias” dijo el humorista español Fraguas Forges. Conocer ciertamente implica la -muchas veces- seria tarea de reconocerse en y con el otro. ¿Qué es lo que une más fuertemente? Lo humano y lo trascendente. La esperanza y el miedo, que conviven en lo hondo del español y del indio. Y la necesidad de un destino trascendente, de una eternidad, de un Dios, que salve lo más preciosamente humano, cuando la adoración de ídolos o del oro resultan inútiles.
La forma en que es revelada la psicología de sus múltiples personajes es también una cualidad muy relevante de la novela, en especial la entrañable y compleja relación entre el narrador y su hijo durante la expedición.
Los Dioses Inútiles de Alver Metalli se enmarcó en el bicentenario de la independencia de los países latinoamericanos y es un desafío a volver sobre nuestra historia común anterior a la disgregación, es decir, a rescatar las raíces de nuestro pueblo nuevo; y a su vez en una era en la cual la globalización se ha acelerado por el desarrollo tecnológico y las importantes olas migratorias en el mundo.
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