Los gallegos en el Uruguay. Apuntes para la historia de la inmigración gallega hasta fines del siglo XIX. Carlos Zubillaga Barrera. EDICIONES BANCO DE GALICIA. 1966. 1235 págs.
En épocas en que la perversidad de la xenofobia sobrevuela demasiadas latitudes, es bueno, siguiendo al papa Francisco, apostar por un nacionalismo de “puentes tendidos”. Esto es, amar la tierra nuestra, estar orgulloso plenamente de nuestros orígenes, pero tendiendo la mano fraterna al otro, al extranjero; que quizás sea ese prójimo en estado de fragilidad el nombrado en los Evangelios.
Zubillaga logró el primer premio de un certamen organizado por el Banco de Galicia, siendo los jurados, entre otros, Arturo Ardao y el Prof. Flavio A. García, al lograr una portentosa síntesis de la épica de la inmigración gallega, inmigración signada por las privaciones y las penurias, pero bendecida por el esfuerzo, el talento y la solidaridad.
“Solo reconstruyendo el proceso migratorio que dio nacimiento a nuestros cuadros étnicos, podremos comprender el pasado de nuestro país, porque fueron los elementos integrantes del aluvión migratorio quienes echaron las bases de la organización institucional del Uruguay, en los tiempos ya lejanos de la Colonia, y coadyuvaron posteriormente con los elementos criollos, en el proceso de afirmación de la personalidad del país como nación independiente.
Ha dicho con acierto Nicolás de Avellaneda, que ‘los pueblos que olvidan sus tradiciones pierden la conciencia de sus destinos, y los que se apoyan en sus tumbas gloriosas son los que mejor preparan su porvenir’. No olvidemos, pues, nuestras tradiciones, ahondemos en el pasado para hallar la causa de nuestra evolución. Y si aspiramos a interpretar el mensaje de la historia, comencemos por estudiar el elemento humano como principio y fin de la sociedad. El factor humano en la historia nacional está dado en un principio por los elementos nativos y por los integrantes del aluvión migratorio. En última instancia, quienes han de influir en el posterior proceso histórico son los segundos, dado que sustituyen por completo a los aborígenes y se constituyen en los sillares de la naciente nacionalidad oriental”.
Los diversos aportes gallegos a los más disímiles ámbitos, las historias personales, la pequeña historia que nos permite acercarnos a la historia. Todo un hallazgo.
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