Los herederos de la espada. Osvaldo Bergonzi. Asunción, Paraguay, 2010. 168 págs.
Un excelente y pertinente ensayo en la larga ruta de construir una conciencia histórica sobre la Patria Grande.
Osvaldo Bregonzi, escritor, periodista y también dirigente político paraguayo, se interna en el derrotero político de nuestros pueblos durante el siglo XIX, recuperando la grandiosidad de la figura del Gral. José de San Martín, un héroe definido por su compromiso de no empuñar su espada contra otro patriota. Luego de analizar las intrigas del Directorio porteño en su afán de arrasar la causa popular encarnado por Artigas y la Liga Federal, aborda la negativa sistemática de San Martín a dirigir tropas contra hermanos de sangre y de nunca perder el rumbo de lograr la independencia para toda Hispanoamérica. A los 45 años debe marchar al exilio en Europa, pero siempre pendiente del derrotero de su tierra. Tanto es así que frente la intervención anglo francesa y la heroica acción de La Vuelta de Obligado, procede a estampar a su testamento: “El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la Independencia de la América del Sur le será entregado al General de la República Argentina, Don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla”. El tiempo pasa, otras nubes trágicas se ciernen en nuestros cielos, y es en Solano López donde el propio Rosas ve a un digno heredero de los ideales por los cuales consagró su vida. En medio de la derrota heroica del pueblo paraguayo, el Restaurador dicta esta cláusula testamentaria: “Dispongo que mi albacea entregue a su Excelencia el señor Gran Mariscal, presidente de la República paraguaya y generalísimo de sus ejércitos, la espada diplomática y militar que me acompañó durante me fue posible defender estos derechos, por la firmeza y sabiduría con que ha sostenido y sigue sosteniendo los derechos de su Patria”.
Más allá de las polémicas entre los diversos especialistas sobre si era el sable original de San Martín o el sable propio de Rosas, lo que es indudable es la épica de los verdaderos patriotas que trasmitieron un legado y un sueño.
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