“Cuando desembarcamos solo pensamos en besar el suelo de la Patria”
Crónica de los Cruzados
En 1825, los Orientales estaban bajo la ocupación del Imperio del Brasil, que había establecido un Estado Cisplatino a la antigua Provincia Oriental dentro del Imperio Brasileño, el cual era gobernado por el Emperador Pedro I, de la dinastía portuguesa de los Braganza, siendo una monarquía constitucional fuertemente centralizada y apoyada por una aristocracia criolla brasileña que integraba al Gobierno, la Diplomacia y a las Fuerzas Armadas.
Los pueblos de la Campaña Oriental que habían sido los que más lucharon y resistieron a los portugueses, luego no aceptaban a los brasileños, no olvidaron nunca el legado del General en Jefe Don José Artigas, y de su ideario republicano y democrático.
En Buenos Aires, los Orientales emigrados comienzan los preparativos para lograr la libertad de la antigua Provincia Oriental de los tiempos de Artigas. Son ayudados por particulares y no por el gobierno porteño que les permitió vivir, pero sin comprometerse por temor a una guerra contra el poderoso Imperio del Brasil, el cual era la mayor potencia militar y naval de América Latina.
Convocatoria a los “paisanos”
En secreto, de acuerdo a una carta recibida de Lavalleja, parte el baqueano Andrés Cheveste, con alrededor de 40 caballos, desde su campo de Las Violetas, cerca de Villa Guadalupe (Canelones), a principios de abril. Viajando de noche y ocultándose de día, entre los montes que tanto conocía, era considerado el mejor baqueano de la Provincia Oriental. Cruza el río Santa Lucía, por el paso de Belastiguí, perseguido por partidas militares de caballería imperial brasileña. Luego sigue por el río San José, de allí al arroyo Rosario y por último hasta la playa de la Agraciada, para el encuentro con Lavalleja.
El 19 de abril de 1825, los 33 Orientales inician la Cruzada Libertadora al mando del entonces y valiente Teniente Coronel Juan Antonio Lavalleja, natural de Minas y antiguo jefe leal al General Artigas, secundado por el entonces Mayor Manuel Oribe y otros patriotas de los pueblos orientales. En la playa de la Agraciada, (Soriano), Lavalleja hace jurar la bandera de Libertad o Muerte, de colores artiguistas. Juan Spíkerman (vecino de Villa Guadalupe, Canelones) es uno de los 33 Orientales y cronista de la Cruzada, y dijo: “al desembarcar todos besamos el suelo de la Patria”, “juramos defenderla con nuestras vidas”.
Aún no habían llegado los caballos, y Lavalleja dijo a los Orientales: “si Gómez no llegó, Cheveste llegará”. Al atardecer llegaron Cheveste y los caballos como había dicho Lavalleja, que confiaba absolutamente.
Lavalleja encomendó la Cruzada Libertadora a la protección de la Virgen del Pintado o de Nuestra Señora del Luján del Pintado (Virgen de los 33 Orientales, actualmente, catedral basílica de Florida).
Poco después, Lavalleja realiza una proclama y convocatoria a los “paisanos” de los pueblos orientales en defensa de la Patria: “el mundo ha fijado sobre vosotros la atención. La guerra va a sellar vuestros destinos. Combatid pues y reconquistad el derecho más precioso del hombre digno de serlo”.
El abrazo de los dos grandes Caudillos
El 24 de abril entran a Soriano y siguen a San José, es en este departamento donde se producirá el llamado Abrazo del Monzón, entre dos grandes jefes Orientales, los coroneles Lavalleja y Rivera. Allí, según Spikerman, Lavalleja perdona a Rivera porque había servido a portugueses y brasileños, y este se incorpora con su gente al Ejército Oriental a orillas del arroyo Monzón. El 2 de mayo de 1825, los patriotas toman San José y el 3 de mayo liberan a la Villa Guadalupe, Canelones. El 4 de mayo es izado en el Cerrito el pabellón tricolor de los Orientales.
El 6 de mayo entra el comandante Olivera a la Villa de San Fernando de Maldonado y la libera. En la Barra del Pintado sobre el arroyo Pintado, muy cerca de la Villa de la Florida, Lavalleja establece el cuartel general del Ejército Oriental y ordena la organización de las milicias de los pueblos de la provincia. Organiza a las unidades del Ejército Oriental y a las milicias de la siguiente forma según consta en los archivos militares del Archivo General de la Nación.
“Dragones Orientales de la Unión, jefe Cnel. Andrés Latorre (Caballería). Libertos Orientales, Cnel. Felipe Duarte (Infantería). Dragones Libertadores, Cnel. Manuel Oribe (Caballería). Húsares Orientales, Tte. Cnel. Gregorio Pérez (Caballería). Voluntarios ligeros de la Patria, Tte. Cnel. Adrián Medina (Infantería). Escuadrón del Orden, Sargento Mayor Pablo Pérez (Caballería). Artillería Oriental, Tte. Cnel. Vicente Virginio. Armería, parque y maestranza, Cap. Julián Álvarez. Comisaría de Guerra, Don Carlos Anaya”.
Las milicias de los departamentos eran unidades básicamente integradas por vecinos de cada uno de ellos, que tenían a cargo las misiones de orden y seguridad pública como una policía militarizada y, además, eran unidades de combates en caso de guerra como ocurrió efectivamente, eran las herederas de las milicias artiguistas. Actuando en conjunto con unidades del Ejército, fueran de Caballería, Infantería o Artillería, en operaciones militares como fue la guerra contra el Imperio del Brasil. Formando parte del Ejército Oriental bajo el mando del Comandante en Jefe Brig. Gral. Juan A. Lavalleja.
Las Milicias de los departamentales:
“Milicias de Canelones, Cnel. Simón del Pino. Milicias de Colonia, Tte. Cnel. Juan Arenas. Milicias de Entre Ríos, Yí y Río Negro (actual Durazno), Cnel. Julián Laguna. Milicias de Maldonado (departamentos de la zona del Este), Cnel. Leonardo Olivera. Milicias de Paysandú (al norte del Río Negro), Tte. Cnel. José María Raña. Milicias de San José (que abarcaba los departamentos actuales de San José, Flores y Florida), Cnel. Juan José Quesada. Milicias de Soriano, Sgto. Mayor Miguel Gregorio Planes”.
El 14 de junio de 1825, se instala en la Villa de la Florida, el gobierno provisorio de la Provincia Oriental, el cual designa a Juan Antonio Lavalleja como Brigadier General y Comandante en Jefe del Ejército Oriental y a Fructuoso Rivera como Brigadier General e Inspector General de Armas del Ejército.
“Las leyes fundamentales del 25 de agosto de 1825”
El Gobierno provisorio convoca a los Cabildos de la Campaña Oriental a elegir diputados para integrar la Honorable Sala de Representantes de la Provincia Oriental.
En el libro ‘Así en la feria cxx La Honorable Sala de Representantes de la Florida estuvo integrada por los siguientes diputados de los pueblos de la Campaña Oriental, según consta en las actas que actualmente se encuentran en custodia en el Palacio Legislativo:
“Pbro. Juan Francisco Larrobla, diputado por Villa Nuestra Señora de Guadalupe, (Canelones). Luis Eduardo Pérez, diputado por la Villa de San José. Juan José Vázquez, diputado por el pueblo de San Salvador de Soriano, (Dolores). Joaquín Suárez, diputado por la Villa San Fernando de la Florida. Manuel Calleros, diputado por la Villa Nuestra Señora de los Remedios, (Rocha). Juan de León, diputado por la Villa San Pedro, (Durazno). Carlos Anaya, diputado por la Villa de Maldonado.
Simón del Pino, diputado por la Villa San Juan Bautista de Santa Lucia. Atanasio Lapido, diputado por la Villa Nuestra Señora del Rosario. Santiago Sierra, diputado por la Villa San Isidro de Las Piedras. Juan Tomás Núñez, diputado por el pueblo de las Vacas, (Carmelo). Gabriel Antonio Pereira, diputado por la Villa Inmaculada Concepción de Pando. Mateo Lázaro Cortés, diputado la Villa de la Concepción de Minas. Ignacio Barrios, diputado por el pueblo de Víboras, (Región de Colonia). Felipe Álvarez Bengochea, secretario”.
El 20 de agosto de 1825 se instala en la Villa de la Florida la Honorable Sala de Representantes de la Provincia Oriental, siendo electo su presidente del Cuerpo Legislativo Provincial el diputado por la Villa Guadalupe (Canelones) su cura y párroco Pbro. Juan Francisco Larrobla. Luego por resolución de la Asamblea es designado el Brigadier General Juan Antonio Lavalleja como gobernador y Capitán General de la Provincia Oriental.
El 21 de agosto de 1825 los ilustres humanistas, diputados Carlos Anaya y Luis E. Pérez, redactan los “proyectos de ley” para ser aprobados por la Asamblea.
Influencia del Ideario Artiguista
En una hermosa mañana en la Villa de la Florida, se aprobaron las “Leyes Fundamentales del 25 de agosto”, la cuales tenían una fuerte influencia del Ideario Artiguista, en cuanto a la forma de gobierno republicana y federal, y que expresaban lo siguiente:
Ley de Independencia: declaraba nulos todos los actos de incorporación al reino de Portugal y al imperio del Brasil y estableció la soberanía en la Nación Oriental. “Se declara de hecho y de derecho, libre e independiente del rey de Portugal, del emperador del Brasil y de cualquier otro del universo y con amplio poder para darse las formas que, en uso y ejercicio de su soberanía, estime convenientes”.
Ley de Unión: “queda la Provincia Oriental del Río de la Plata unida a las demás de este nombre en el territorio de Sud América, para ser libre y espontánea la voluntad de los pueblos que la componen, manifestados con testimonios irrefragables y esfuerzos heroicos desde el primer período de la regeneración política de dichas provincias”.
Ley de Pabellón: se establecía el Pabellón como bandera provincial tricolor con “tres franjas horizontales, celeste, blanca y punzó”.
Estas tres Leyes Fundamentales expresaban la voluntad política soberana del pueblo Oriental. Las mismas eran, además, inspiradas en las normas de la Provincia Oriental en tiempos de Artigas, de una República democrática, donde la soberanía radica en la nación y al mismo tiempo integrada a un gran Estado federal, sin perder sus legítimos derechos de una nación libre y soberna.
Posteriormente, el 6 de setiembre de 1825, se aprobaba la ley de Libertad de Vientres, impulsada por el presidente de la Honorable Sala, Pbro. Juan F. Larrobla, por la cual los hijos de los esclavos serían ciudadanos libres y se prohibía el comercio de ultramar de ingreso de esclavos a la Provincia Oriental. Era una Ley de gran alcance y justicia social y avanzada para la época a nivel regional, era una idea que venía de Artigas, a los morenos, como le decía que era contrario a la esclavitud, a los esclavos africanos, les había dado la libertad a muchos al entrar al Ejército Oriental.
Esta norma la aplicó Lavalleja que era totalmente contrario a la esclavitud, desde el primer día de la Cruzada Libertadora decretando que todos “los morenos” serían hombres libres al ingresar al Ejército Oriental, por lo cual se creó el Regimiento de Libertos, que tenía su sede, al principio, junto a Lavalleja, el cuartel general de la Barra del Pintado de la Florida. No hay que olvidar que Pantaleón Artigas era un “liberto” hombre libre por la familia Artigas y fue uno de los 33 Orientales.
La esclavitud en el Uruguay se anuló completamente por la ley del 26 de octubre de 1846, por el Gobierno del Cerrito, del presidente, Brig. Gral. Manuel Oribe, segundo jefe de la Cruzada Libertadora de 1825.
Es menester destacar que fueron diputados de la Honorable Sala de Representantes de la Florida que serán figuras ilustres para la historia de la nación, como Don Joaquín Suárez, Gabriel Antonio Pereira y Luis E. Pérez, que fueron jefes de Estado y presidentes de la República, constituyentes de la Constitución de 1830. Senadores de la República, como el historiador Carlos Anaya, el escritor y diplomático Santiago Vázquez también integraron esta Honorable Sala. Y diputados, los miembros de la Cruzada Libertadora de los 33 Orientales, el Cnel. Simón del Pino, el comandante Atanasio Sierra y el antiguo comandante artiguista Manual Calleros.
Las armas de la patria tuvieron que luchar con mucha bravura y coraje por la libertad de la provincia, contra fuerzas militares muy poderosas del imperio del Brasil, donde en las heroicas Batallas de Rincón (departamento de Rio Negro), el 24 de setiembre, al mando del Brig. Gral. Rivera. La Batalla de Sarandí (departamento de Florida), el 12 de octubre, fue la más trascendente y épica, que permitió el control a los Orientales de la campaña de la provincia, al mando del Brig. Gral. Lavalleja, con la memorable carga de caballería contra los imperiales, al grito de Lavalleja: “carabina a la espalda y sable en mano”.
Finalmente, la toma de la Fortaleza de Santa Teresa (departamento de Rocha), punto estratégico el 31 de diciembre de 1825, al mando del Cnel. Olivera, salió victoriosa con la sangre de muchos patriotas.
El 25 de octubre, el Congreso de las Provincias Unidas del Río de la Plata, recibe jubilosamente a los diputados de la hermana Provincia Oriental.
Los Orientales habían actuado solos, sin ayuda de otras potencias, en la lucha por su libertad, y actuaron libremente en defensa de los derechos sagrados del pueblo oriental y de la nación.
Los restos mortales de estos dos grandes caudillos descansan en la Iglesia Matriz de Montevideo.
*Profesor y Magister en Historia
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