A fines de los años 50 aparecía en La Mañana un joven crítico que ya desde temprano dejaba entrever tanto su lucidez como su rigor que lo acompañaría durante el resto de su vida. Desde este medio supo rivalizar con colegas de la talla de Antonio Larreta y Homero Alsina Thevenet.
Manuel Martínez Carril comenzó su carrera de crítico cinematográfico en una época de efervescencia e inquietud cultural donde muchos esperaban con ansiedad la llegada del periódico para enterarse de la opinión de intelectuales que ya tenían un buen ganado prestigio tanto en cine como en teatro.
Pronto ingresaría en Cinemateca Uruguaya como curador de películas junto con Luis Elbert y dirigió durante casi 30 años una institución sin parangón, con cinematecas de otras latitudes, que supo sobrevivir hasta hoy a pesar de navegar en épocas conflictivas, censuras y crisis económicas que amenazaron con hacer naufragar en más de una ocasión el proyecto.
Manuel Martínez Carril fue un timonel incansable, tenaz e inteligente que pudo sortear todas las dificultades y mantener este milagro que es la Cinemateca Uruguaya con buena salud.
Cinemateca Uruguaya fue fundada en 1952 con el objetivo principal de conservar aquellos filmes nacionales e internacionales que estaban condenados a destruirse no solo porque la emulsión de la copia tiende a degradarse sino porque los mismos distribuidores aconsejaban que poco tiempo después de ser exhibidas esas copias fueran destruidas. De tal suerte corrieron gran parte de las películas de cine mudo y sonoro.
Es el año 1967 Manuel Martínez Carril ingresa en la institución y desde 1978 comienza a fungir de director y coordinador general convirtiéndose en una figura de juste tanto en lo nacional como en lo internacional.
El esfuerzo en la búsqueda de material nacional y latinoamericano para restaurar y conservar, la construcción de cuatro bóvedas climatizadas para la preservación, duplicación y digitalización de las copias tuvo enormes costos. Cualquier lector habitual de los boletines de cinemateca recuerda los editoriales clamando por el apoyo del Estado en esa tarea faraónica de preservación del patrimonio audiovisual.
El cine autoral, los clásicos imprescindibles, cinematografía de países diversos que no encuentran canales de distribución, el cine latinoamericano, no hubieran podido ser descubiertos y disfrutados si no mediara la fecunda tarea de difusión de la cinemateca. Las diversas salas fueron cambiando con el tiempo, en condiciones de confort e imagen por momentos deficientes, pero sin desviarse del objetivo de ofrecer un cine de calidad.
El festival internacional de cine, que en abril llegaría a su trigésima octava edición, es otra de las fortalezas de cinemateca al reunir en un par de semanas una amplia selección de películas de los más diversos países. No solo nos permite acceder al cine de autores consagrados y cineastas emergentes, sino disfrutar de un abanico de culturas, tradiciones y expresiones artísticas de los lugares más remotos y diversos.
El festival de cine, por su rigor en la selección de películas, por la exhaustiva información que acompaña cada proyección, por la riqueza y diversidad del material ofrecido, posiciona a cinemateca en una institución modelo para el mundo.
El cine que dicha institución exhibe mes a mes y los festivales internacionales, cine para niños, documentales, cortos, cine nacional y latinoamericano cumplen con el objetivo más caro para Martínez Carril, la formación de un público capaz de apreciar las calidades artísticas del filme y abrir sus cabezas a un cine alternativo, así como descubrir experiencias creativas infrecuentes e enriquecedoras.
Manuel Martínez Carril desarrolla en paralelo una carrera como periodista, escritor y docente con el mismo fin de formar un público atento y exigente impulsando la crítica y el debate como un bienvenido ejercicio intelectual y apostando a la rebeldía ante una industria puramente con fines económicos, con premisas alejadas de la calidad de las películas, uniformizando y masificando el gusto del público hacia un cine banal y de puro entretenimiento.
Existe sin duda una amplia oferta de visionado de cine en internet pero es allí donde Manuel Martinez Carril pregonaba la importancia del crítico riguroso e informado alejado de los meros opinadores que sean capaces de orientar a un público sensible hacia esa filmografía creativa y artística que nos enriquece.