Oriundo de Salto, el experimentado fotógrafo relata su pasión por el oficio, al tiempo que anuncia su primera exposición en Europa.
Encontrar nuestra vocación es un camino que a veces resulta sinuoso, pero en el caso de Marcelo parecía estar dibujado por el destino. Sus ídolos eran fotógrafos y las lecturas de su madre en la cocina familiar le generaban imágenes en su cabeza.
Fue así que a los catorce años, habiendo finalizado primer año de liceo trabajó en sus vacaciones para comprar su primera cámara fotográfica, y comenzó un camino que continúa hasta la actualidad, con la misma dedicación que tenía hace casi cuarenta años.
Los primeros pasos de Cattani en la fotografía fueron haciendo fotos a vecinos, a una murga que ensayaba en el barrio en época de Carnaval, a los jardines de la familia, los que “empezaron a darle forma a la idea de que definitivamente era lo que yo quería hacer”, contó el fotógrafo a La Mañana.
La universalidad del arte en la fotografía
Marcelo encuentra la inspiración para sacar fotos en muchas cosas relacionadas al mundo del arte que no tienen que ver directamente con la cámara como la literatura o la música, “hay una universalidad en el arte de la que uno se retroalimenta, y creo que en la fotografía lo que más me inspira es poder movilizar a los demás”, reflexionó.
“Lo peor que te puede pasar en la fotografía es que no diga nada”, dijo Cattani sobre el mensaje que busca transmitir con su trabajo, y dijo: “creo que la fotografía tiene que transmitir como vemos el mundo, tiene que ser una sacudida a la otra persona, trato de con esa imagen de movilizar al otro, de trasladar todo lo que me inspira a las imágenes”.
Cattani considera que el mejor consejo que podría darle a un principiante sería que disfrute, “porque no se puede hacer nada bien si no se es feliz detrás de una cámara, si no se deja absolutamente todo, y sobre todo cuando se empieza a trabajar profesionalmente”, explicó.
Asimismo, aseguró que es de vital importancia que haya una relación entre lo que se promete y lo que se entrega como trabajo, destacando la “honestidad entre lo que vendemos y lo que correspondemos al cliente, que es el mejor vocero al momento de transmitir nuestro trabajo”.
El valor fundamental que pretende dar Marcelo es que las fotografías “hablen de uno”, afirmó. “Creo que cuando uno aprieta el obturador de la cámara están los libros que leyó, el amor, el desamor, están tus valores de como ves la vida. Tengo el concepto de que no podés ser fotógrafo si no sos buena persona”, agregó.
El interior y el campo, fruto de inspiración
Cattani asegura que si bien ha viajado y conocido lugares, su lugar en el mundo se encuentra en Salto. “Gran parte de mi trabajo lo hice en el campo, en el interior. Hay un poeta que dice ‘me hablan del mar y cierro los ojos y veo un caballo, que voy a hacer, si soy del campo’. Ese es un concepto que trato de transmitir, que se puede hacer belleza y arte en tu lugar en el mundo, cuando salgo extraño el pozo de mi cama, que es mi pozo, como decía Benedetti”, sostuvo el fotógrafo.
Recordando su niñez, Marcelo dijo que tiene como referentes en la vida a sus padres y hermanos, pero particularmente su tía Beba: “fue quien me crió, que me marcó la vida, el ser más bueno del mundo, y fue mi referente porque era una mujer querida por todo el mundo por su don de solidaridad”.
“Creo que en la ráfaga de pasar por este mundo es lo que hacemos por los demás lo que engrandece, lo que hacemos por uno queda en uno, creo que eso fue lo que más me enseñó mi tía Beba”, sentenció.
El fotógrafo tiene proyectado realizar una exposición titulada “Los Tanos” en suelo europeo. La misma estuvo presente en Uruguay, y refleja el flujo migratorio del siglo XX de Italia hacia nuestro país, “de esos tanos que vinieron corridos por la guerra con su afán de salir adelante y trabajando lo hicieron”.
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