Poeta, dramaturgo y periodista uruguayo, el país celebra este mes de septiembre el centenario del nacimiento de Benedetti, fallecido en 2009.
Mario Benedetti nació en Paso de los Toros, el 14 de septiembre de 1920, hijo de Brenno Benedetti y Matilde Farrugia, quienes, siguiendo sus costumbres italianas, lo bautizaron con cinco nombres familiares como Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia.
Aun siendo niño, su familia se mudó a Montevideo, donde a los catorce años comenzó a trabajar, hasta que en 1939 se trasladó a Buenos Aires, donde hizo también un poco de todo. Allí encontró su vocación por la escritura, que lo acompañó toda su vida.
Integrante, junto a grandes nombres de las letras nacionales cómo Idea Vilariño (poetisa que habría cumplido 100 años el pasado 18 de agosto) y Juan Carlos Onetti, de la “generación del 45”, el autor uruguayo escribió más de 80 obras entre poemas, novelas, cuentos, ensayos, obras de teatro, crónicas de humor y guiones de cine. Entre ellas se destacan “Poemas de la oficina” e “Inventario”, la novela “La borra del café”, los cuentos “Montevideanos”, “El presupuesto”, “Familia Uriarte” y la obra de teatro “Pedro y el capitán”. Además, se destacó en el ámbito periodístico.
En este sentido, trabajó en el equipo de redacción y luego fue nombrado director literario del semanario Marcha, también en la revista literaria Número, y formó parte durante varios años del equipo de La Mañana – El Diario (Sociedad Editora Uruguaya S.A.), donde tuvo la oportunidad de viajar a Europa por primera vez como Cronista General de los mismos. De la fecha se rescata la carta al docente y crítico literario arachán Emir Rodríguez Monegal donde Benedetti comentaba con alegría su nuevo cargo.
Carta a Emir Rodríguez Monegal, Montevideo, 15 de noviembre de 1957
“Querido Emir:
Como si todo estuviera aconteciendo en uno de esos cuentos soporíferos, rotativos y polidimensionales que de cuando en vez se manda el Maestro Borges para que vos lo comentes, heme aquí en la pieza penúltima sentado frente a uno de los pocos Cinema Nuovo que no se extraviaron, tecleando (en la misma Tornado que vos fatigaste concienzudamente) una carta dirigida Ebury Street, que vos leerás sentado cómodamente en el sofá color remolacha anémica, con los pies cerquita de la estufa, que era mi posición preferida cuando leía las cartas emirianas dirigidas a mí que habían sido escritas en la misma Tornado, o sea que vengo a ser un sucedáneo tuyo que escribo una carta que acaso por error dirija a mí mismo pero que de todos modos vos tendrás autorización para leer. Arribado a este último nudo borgiano, confío en que te habrás dado cuenta a qué extremos puede conducir la influencia aléphica en el Río de la Plata y en qué responsabilidades incurrís con tu obsesión namber uan.
Me había olvidado de decirte que llegué. El trabajo, la familia y los amigos, me esperaban con los brazos abiertos. Me encontré con que la bofetada de mi ausencia había despertado a los chicos de El Diario, que no contentos con pagarme las notas europeas casi en el doble de lo previsto, me presupuestaron con el cargo de Cronista General ($556.00 de sueldo y un horario de 10 a 13 hs; no está mal). Además, en Mar Azul, compañía subsidiaria de mis antiguos amos los Piria, me ascendieron tenedor de libros vulgar y silvestre a Síndico silvestre y vulgar, con mejor remuneración y sin horario, claro (…)
Luz les despacha cariñosos saludos, y vos y Lory reciban un gran abrazo de (firma) Mario”.
Al pie de las letras
Desde 1964, Benedetti trabajó cómo crítico teatral, a la vez que codirigió en el diario La Mañana la página literario “Al pie de las letras”, de publicación semanal los días viernes. En dicha página, realizaba reportajes sobre figuras de la cultura, dedicaba ciclos a autores nacionales, latinoamericanos, europeos, incluyendo elementos biográficos y ofreciendo textos de su autoría.
En sus más de 15 años en el diario, Mario ponderaba la libertad que se le brindaba para expresar sus opiniones. Poco tiempo atrás, La Mañana recordó una anécdota acerca de una entrevista de radio a Mario Benedetti efectuada hace más de 12 años. “En dicha ocasión, se le preguntó capciosamente al escritor uruguayo cómo era trabajar de periodista con los Manini. A esto respondió que nunca tuvo ningún inconveniente, y la única situación en que podría haberlo tenido, fue resuelta rápidamente por el propio Carlos Manini Ríos. Esto ocurrió cuando Benedetti escribió un artículo sobre la Cuba de los sesenta y las consecuencias de la Conferencia del CIES, y el entonces director de El Diario se opuso a su publicación. Consultado Manini, quien ejercía un papel preponderante como editor, manifestó que llevando la firma del autor (como llevaba) no había ningún inconveniente en que se publicara, cosa que ocurrió”.
Te quiero
Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro
tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero
y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola
te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
Mario Benedetti
Poemas de otros (1974)
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