Los conflictos de una familia patricia durante la Guerra Grande.
Publicadas por Margarita Bayarres Gutiérrez. 77 págs, 1992.
Carlos Real de Azua señaló en una alguna ocasión, la renuencia de las familias uruguayas en dar a conocer las memorias de sus ascendientes. Aquí estamos frente a una fascinante excepción: las memorias de un médico cirujano español del Apostadero Naval que optó, al formar familia, por permanecer en estas tierras. Tierras asoladas por las luchas por la independencia y luchas entre los bandos fundacionales.
Estas Memorias no fueron redactadas para su publicación, el autor no encontró mejor expediente para explicar la carencia de toda fortuna, que escribir estas páginas, en la difícil situación de decir a sus hijos “no tengo nada que dejaros… no os dejo caudal porque no puede juntarle el que ejercita el bien por el placer de hacerlo, pero os lego los muchos servicios que he hecho a Vuestra Patria”
El Dr. Rafael Schiaffino, en “La Historia de la Medicina en el Uruguay” anotaba: “Dotado de un carácter afable y bondadoso, culto y desinteresado, tenía a su lado a todos los profesionales, médicos y sangradores, y a la clientela española, en la que poco a poco a dibujarse contrariedad por la dominación portuguesa”.
Dentro del extenso anecdotario, en la cual se mezclan hechos políticos, observaciones médicas de un preciso ojo clínico, eventos familiares y desgracias económicas generadas por caos político y social, cabe destacar la interpelación al Cnel. Otorgués por parte de su joven esposa Lorencita, cuando Juan Gutiérrez fue aprehendido por las fuerzas artiguistas. Logra un inmediato salvoconducto al notificar que la hija del comandante artiguista había salvado su vida gracias a los buenos oficios médicos de su esposo.
No es sorprendente que las Memorias se cierren con una apelación a la Moral Cristiana. Como bien expresa la prof. Margarita Bayarres, bisnieta directa, “la vocación primera… de servicio al prójimo entronca también con una suerte de programación misionera que ejercitaron muchos de los españoles en vía de colonización de esta tierra y que reproduce un comportamiento culturalmente arraigado, y generalizado, aún transmitido- dentro o fuera de lo religioso- a los americanos: una supraconciencia del rol heroico, una convicción profunda caballeresca, quijotesca, del rol del hombre en la tierra. Una responsabilidad universalizada de la labor individual”.