El 2 de enero se cumplieron 160 años de la defensa de Paysandú, siendo este episodio, acaso, un símbolo de resistencia y de defensa de la soberanía nacional. Por esa razón, tras aquellos acontecimientos la ciudad recibió el epíteto de “heroica”. Finalizados los sucesos de 1864, se convirtió en un pujante centro económico de referencia en todo el país. Sin embargo, no son muchos los uruguayos que conocen la historia de cómo comenzó a poblarse Paysandú.
“Paysandú” significa paso de los “pa’i yandú”, que quiere decir: “Paso de los antiguos yandú”.
Andrés G. Oberti Rual, Historia de la ciudad de Paysandú.
En 1815 el presbítero Dámaso Antonio Larrañaga, que iba a reunirse con José Artigas en Purificación, al pasar por Paysandú escribió en su diario de viaje: “Es Pueblo de indios […] se puede regular su población en veinticinco vecinos, la mayor parte de indios cristianizados, sus casas a excepción de cinco o seis todas son de paja. La iglesia no se distingue de los demás ranchos, sino en ser mayor…”.
Hay que señalar que la expresión “Pueblo de indios” de ninguna manera insinúa algún tipo de discriminación o significado peyorativo –como bien señala Andrés G. Oberti en su reciente libro Historia de la ciudad Paysandú–, sino que responde a que, según las Leyes de Indias, que fueron aquellas establecidas durante el reinado de Carlos II, en “los pueblos de indios” estaba prohibido que vivieran los españoles, tal como lo cita la obra del autor mencionado ut supra:
“Los españoles deben tener el mayor cuidado de no establecer contacto con los naturales tanto en trato y de no ir a sus pueblos, ni divertirse, ni que entren en el circuito de su población sin tener puesta la defensa y las casas, de tal manera que les cause admiración y que den a entender que los españoles pueblan allí”.
De ese modo, la consideración de Paysandú como un “pueblo de indios” que estaban cristianizados refleja la naturaleza social y cultural de sus primeros pobladores. De hecho, no hay que olvidar, como bien expresaba el profesor Pivel Devoto en su informe de 1955 acerca del proceso fundacional de Paysandú, que “la historia de la región de Paysandú desde sus orígenes hasta el periodo revolucionario se desarrolló dentro de la órbita de la influencia de las Misiones Orientales, y en particular de la jurisdicción de Yapeyú, a la que se hallaba sujeta. La expansión misionera habría de chocar más tarde con la penetración realizada por quienes obtuvieron del gobierno de Buenos Aires mercedes de tierras en la misma región y por los hacendados de Montevideo y Soriano que disputaban a los misioneros el ganado que allí se había procreado. Las faenas para extraer cueros a gran escala en aquella parte de la estancia de Yapeyú fueron un factor preponderante en los orígenes de Paysandú”.
En definitiva, Paysandú entró a la historia de América formando parte de las misiones jesuíticas y del desarrollo de nuestra industria ganadera.
Un poco de historia
Durante años historiadores locales buscaron desentrañar el enigma del origen de Paysandú y su nombre, y a pesar de las diferentes posturas que tenían cada uno ellos, todos coincidían en que el lugar donde hoy está emplazada la ciudad de Paysandú había sido un paso sobre el río Uruguay establecido por los indígenas, que “en 1654-55 se había determinado que estos territorios sobre el río Uruguay y el río Negro se convirtieran a la doctrina de San Miguel del Río Negro, y que a partir de 1752-53 el lugar había pasado a ser parte del extenso territorio de la estancia de Yapeyú que pertenecía a la Provincia de Buenos Aires” (Andrés G. Oberti, Ob. cit. p. 12).
No obstante, había dos posturas enfrentadas. Una de ellas consideraba que en 1755 el pueblo de Yapeyú había fijado en aquel lugar un puesto puerto para comercializar cueros. La otra sostenía que aquel puesto puerto apenas si había tenido población estable y que fue en 1772 cuando el administrador general de Yapeyú, Gregorio de Soto, lo fundó como pueblo trayendo “doce familias indígenas provenientes de Yapeyú para hacerse cargo del nuevo puesto de estancia al que llamaron ‘Pai Sandú’, en honor a uno de sus acompañantes, fray Policarpo Sandú, vasco español, perteneciente a la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos (franciscanos). Algunos historiadores sostienen que fueron veinte familias y no doce” (Ibidem).
Quienes en mayor medida encarnaron esta disputa entre las dos teorías fueron el padre Baldomero Vidal, que rechazaba la existencia de Policarpo Sandú, y el historiador Setembrino Pereda, que la defendía. Sin embargo, la aparición de nuevos materiales de archivo, como por ejemplo el mapa realizado por el padre Joseph Quiroga en 1749 donde aparece por primera vez el topónimo de “Paisandú”, descartó la existencia de un padre Sandú.
Fue así como –según nos cuenta Oberti– en 1950 el historiador carmelitano Natalio Vadell publicó una monografía titulada La Estancia de Yapeyú: sus orígenes, antecedentes, y la existencia de Misiones de ese pueblo en la Banda Oriental, tras hallar en el Archivo Nacional de Buenos Aires un documento indispensable para comprender esta historia. Lo investigado por Vadell indicaba que Paysandú había sido establecido en 1756 por yapeyuanos. La documentación referida respondía a la situación ocasionada por las llamadas guerras guaraníticas, provocadas por los efectos del Tratado de Permuta entre España y Portugal de 1750, por cual debían evacuarse los siete pueblos misioneros orientales a cambio de que Portugal entregase Colonia del Sacramento. Los pueblos misioneros se negaron en un principio a abandonar sus tierras, sin embargo, en 1752 se afincaron sobre el río Uruguay, entre el río Queguay y el arroyo San Francisco grupos pertenecientes al pueblo de San Borja, aunque muy poco después abandonaron el lugar.
La inseguridad: un problema para los primeros pobladores
“Los primeros pocos pobladores de nuestra zona se dedicaban principalmente al acopio de cueros, maderas y yerba, utilizando el incipiente puerto de barcas, pero desde aquellos primeros años de establecidos hasta entrado el siglo XIX, nunca tuvieron una vida estable y tranquila, debido a los ataques de los indios indómitos e infieles (guenoa-minuanos y charrúas), de los contrabandistas y ladrones de ganado, que eran generalmente mamelucos, aquellos mestizos que actuaban tanto como mercenarios como por cuenta propia” (Ibidem).
Coincidimos con Oberti en que la inseguridad fue el factor que provocó mayor irregularidad en el poblamiento de Paysandú, además teniendo en cuenta que las misiones quedaron huérfanas con la expulsión de los jesuitas en 1767, la situación de los pueblos misioneros solo pudo empeorar. Y por esa razón, desde esa fecha hasta 1801, toda la zona de Paysandú y sus adyacencias se encontraba abandonada desde el punto de vista administrativo. Esto provocó que en 1773 la familia Martínez de Haedo reclamara a las autoridades de Yapeyú mediante un juicio las tierras que se extendían entre el arroyo Negro y el río Queguay.
En principio la estancia de Yapeyú iba hasta la ribera norte del río Queguay, pero con la llegada de los borgianos en 1753 hasta el arroyo negro, y luego de los yapeyuanos en 1755, los derechos que había adquirido Martínez de Haedo en 1763 no fueron suficientes para reivindicar la propiedad sobre dichas tierras, siendo que, en 1802, el litigio había llegado hasta las cortes de España, las cuales resolvieron que las tierras de Martínez de Haedo iban hasta el río Negro y no el arroyo Negro.
La finalización de este litigio significó un antecedente importantísimo para que Paysandú pudiese salir del limbo administrativo en que se hallaba y así desarrollarse para pasar de ser un simple puesto a convertirse en un pueblo. Para el padre Baldomero Vidal, 1802 debía ser considerada como la fecha fundacional de Paysandú, aunque como bien entiende Oberti se podría hablar de un proceso fundacional que tendría comienzo en 1752-54 y culminaría en 1802 o 1805, cuando se creó definitivamente el Curato de Paysandú.
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