El pasado día 8 de enero ha iniciado su andadura el Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry, MACA, sobre la ruta 104 en Manantiales en el Departamento de Maldonado. El edificio está situado junto al de la Fundación Atchugarry que, hace 15 años, ejerce –como un punto de lanza– la difusión del arte a todos los niveles; por ejemplo, cabe destacar la tarea de recibir a grupos escolares para jornadas didácticas en torno a las artes plásticas.
El espectacular edificio, realizado en una estructura de madera de eucalipto de Uruguay, ocupa 5000 metros cuadrados, cuenta con cuatro salas de exposiciones y le ha valido al arquitecto Carlos Ott el premio Luxury Life Style Award 2021. La belleza de su estructura queda patente desde todos los ángulos desde donde se observe la construcción, a lo que contribuye un entorno natural de 40 hectáreas, que permite al visitante contemplar desde `diferentes perspectivas, no solo el museo sino las obras del escultor Pablo Atchugarry, esparcidas en libertad y amplitud del espacio del jardín.
Las dos primeras muestras que alberga el museo corresponden a dos reconocidos artistas del ámbito internacional. Una de ellas es una retrospectiva del artista búlgaro Christo Vladimirov Javacheff y Jeanne Claude, su gran compañera y colaboradora cuyas obras se caracterizan por envolver monumentos emblemáticos. Son 50 obras, entre dibujos, fotografías, collages y planos. Es un privilegio de exposición que no debemos dejar de visitar.
La otra muestra corresponde al argentino Leon Ferrari con la serie heliografías, compuesta por una serie de 27 grabados heliográficos.
El museo será la sede de la colección personal del artista que ha ido adquiriendo desde hace casi 20 años y expondrá arte uruguayo y latinoamericano.
La inauguración de este centro de arte contemporáneo, supone para Uruguay un posicionamiento dentro de los centros de arte americanos y para el Departamento de Maldonado un atractivo más de actividades culturales. Hay un interés colectivo que justifica su defensa, que ahora debe traducirse por un lado en una demanda sostenida por parte de los ciudadanos, y por el otro en ayudas públicas. La cultura tiene un valor incalculable en la formación de personas, y a la vez un valor económico e industrial por el cual el Estado debe velar. Se va a producir una reactivación económica de la zona por la creación de puestos de trabajo y otras actividades laborales vinculadas al funcionamiento del mismo. Por todo ello debemos felicitar a todas las personas e instituciones, y en especial al escultor Pablo Atchugarry, que han hecho posible este museo.
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