El 18 de marzo AEDI cumple 56 años. ¿Cuál es el balance que hace de todos estos años de la asociación?
Nos estamos acercando a las 600 ediciones bajo nuestro sello editorial. AEDI tiene sello editorial y eso nos pone en contacto con algo tan apreciado para un escritor como es el libro; llegar al libro es el sueño de todos y AEDI lo tiene desde 1967. En este momento estamos haciendo libros, pero como no tenemos imprenta se hacen a mano, en forma artesanal, y eso es para socios.
¿Usted hace cuánto está en la asociación?
Yo estoy casi desde el comienzo.
¿Cómo se gestó?
El inicio fue en el año 64, en momentos en que no había contacto Montevideo-interior; hacía falta esa conexión porque no había nada. Myrtha Bonilla Monegal y Rubinstein Moreira comenzaron con lo que llamamos en la asociación “la época de la valija”: todos los fines de semana se iban, pagándose ellos los pasajes, a ver dónde estaban los escritores. Así empezó a formarse la asociación. En el año 67 salió el primer libro editorial llamado “Cinco narradores uruguayos”, que estaba integrado por los que componían la directiva en ese entonces.
¿Cómo se llegó a la creación del concurso Dr. Alberto Manini Ríos?
Todos le dicen “el Manini”, pero lo hacen en forma popular, y esto viene pasando desde hace muchos años. AEDI, antes de llegar a ese proceso, tenía cuatro concursos: teatro, declamación, poesía y cuentos. Es decir, antes de concretar el sueño de este concurso, AEDI ya tenía antecedentes, pero por sí misma.
En esos avatares de la vida, la profesora Myrtha Bonilla Monegal, actual presidente de la asociación, conoció al Dr. Alberto Manini Ríos. En aquel entonces, década del 70, existía en el diario La Mañana una sección llamada “Buzón del interior”, donde se daba cabida a todos los escritores, justamente, de distintos lados. Fue así que desde esa sección se hizo un concurso y se llamó como jurados a los que estaban en la directiva en ese momento. Ahí empezó el primer eslabón. En ese lapso falleció el Dr. Alberto, y los jurados nunca vieron a los ganadores porque era el diario directamente el que se ocupaba de eso.
Al año, viendo la obra que Alberto había hecho a través del Buzón del interior, hablamos con Nelly Stratta de Manini y le pusimos, con su autorización, el nombre “Dr. Alberto Manini Ríos”. Nosotros nos ocupamos de todo el concurso. Cuando salió por primera vez se le puso “segundo concurso”, porque el primero lo había hecho él. Todas las obras se recogían en el diario La Mañana. Nosotros teníamos el escritorio de Alberto. En este momento se están entregando las obras al jurado (del concurso de este año).
El sobre de identificación de entonces quedaba en el diario y ahora queda en el Ateneo. Solo se abren estrictamente los sobres de los ganadores y se hace en conjunto –si falta algún jurado no se abre-. Eso les da garantías y seguridad a los propios escritores, a los principiantes; saben que es así.
Este concurso literario, justamente, atraviesa su edición número 42. ¿Cómo es, por lo general, la recepción de la gente a esa convocatoria?
Estamos cerca de las 500 obras por año. Hay seis categorías: teatro, ensayo, cuento infantil, cuento, poesía y libro édito –que es la más nueva-.
Una muy buena convocatoria.
Ya es una tradición dentro de las letras nacionales.
¿Quiénes pueden presentarse?
Cualquiera, no tiene que ser socio de la institución. Participa todo el país. Nosotros estamos muy orgullosos. Es el concurso más antiguo de todo el país en lo privado.
¿Cuáles son los cometidos de la organización?
Seguir con lo que tenemos. Nosotros tenemos 21 años de Seminario Literario Nacional, que se hizo muy importante en el país, con ideas nuevas. Una asociación como esta funciona de acuerdo a cómo está el panorama social general, porque es cultura, o sea, no es orden de primera necesidad. Tenemos proyectos, dos veces al mes hacemos nuestros encuentros en el Ateneo de Montevideo, hacemos conferencias, presentaciones de libros, todo lo que hace una asociación.
También ofrecen un taller literario. ¿En qué consiste?
Te enseña cómo se hace un cuento, cómo se hace una poesía. Abarca todos los géneros. Este taller, que lo maneja mi esposo (el profesor Nelson Guerra), lo hace a través de la web. AEDI siempre tuvo taller literario, lo dirigía la profesora Monegal, que tiene 91 años. Gracias a Dios está muy bien, pero no camina. Nuestra actividad va a empezar en abril, dos lunes al mes. La fiesta máxima indudable que tenemos es el 18 de marzo en el Ateneo, donde se une el festejo del aniversario con la entrega de los premios del concurso.
¿A quiénes nuclea y cómo se puede hacer para formar parte de la asociación?
Primero tenés que ser como mínimo escritor o aspirante a escritor, y presentar una carta a la directiva pidiendo tu ingreso. Podés ser de cualquier parte del país. Aparte nosotros a través de los años pasamos a ser AEDI Uruguay, fuimos creciendo.
¿Cómo se sostiene AEDI?
Se sostiene con el aporte de sus socios. Nunca pedimos nada a ningún gobierno ni al extranjero. Jamás nos sentamos en la antesala de ningún ministro. Aunque yo creo que el que quiere dar, lo hace. Esa es mi opinión.
¿Cómo se manejan con esos recursos? ¿Se necesitaría mayor apoyo?
Se necesitaría una divulgación más importante. ¿Cómo empezaría esa divulgación, que además creo que no le costaría a nadie ni un peso? Primero, a través de la televisión. ¿Por qué los invitados tienen que ser escogidos? Nosotros estamos sacando cerca de 100 libros por año, nunca nos llamaron. ¿Me vas a decir que no conocen AEDI? Sí, la conocen. El mercado es chico. No se hace una difusión de la Asociación, tampoco la hemos pedido.
¿Genera un esfuerzo extra esa falta de recursos y de difusión?
Sí porque nosotros tenemos la intención de poder hacer más cosas. Por ejemplo, en la entrega de premios, ¿qué sería lo lindo para los ganadores? Porque venir a Montevideo para alguien que vive en el interior puede ser complicado, le puede faltar un día de labor, le pueden faltar 1000 pesos para el pasaje. Tendríamos que poder pagarles el pasaje nosotros. Pero igualmente la vamos llevando bien.
¿Qué opina de la promoción cultural existente en el país?
Creo que se han hecho cosas muy importantes a nivel cultural, no vamos a decir que todo ha sido un desastre. ¿De gran valía? No lo sé, porque hay un público que acepta eso, y hay que atenderlo y hay que darle lo que le gusta. Se podría haber hecho más, quizás con menos. Hay un público que le gusta otro tipo de cultura que no son los libros. Por ejemplo, una aspiración que siempre tuvo AEDI, porque tenemos la categoría teatro, es que los actores de Montevideo presenten sus obras en el interior, donde hay estupendos escenarios y teatros, y que los del interior las presenten acá. ¿Por qué no pasa eso?
¿Hace falta una organización Montevideo-interior a nivel teatral?
Pienso que sí, que hay como un aislamiento. Los teatros del interior son espectaculares, dignos de que vaya la Comedia Nacional o el teatro independiente, que da lo suyo en gran escala.
¿Le parece positivo?
Creo que lo más importante sería conversar de una ley para los escritores de una buena vez. Hay una ley de artistas que hizo el presidente saliente en 2008, pero quienes quedamos afuera de esa norma somos los escritores.
¿Qué debería contener esa ley?
Primero, ampliar antes que nada lo que es el derecho de autor. Ellos se basan en que hay un derecho de autor en Uruguay; correcto, siempre hubo, pero es caduco. Y debería ser para los escritores, porque la problemática de ellos es otra, no es la del pintor. En esa ley que se llama Estatuto del Artista y Oficios Conexos, los escritores estamos afuera y es importante que se nos contemple, somos parte del país.
¿Por qué cree que no se han contemplado?
No lo sé. Lo vivo hace muchos años pero no sé por qué, y no es porque AEDI no lo haya pedido. Está todo metido en un memorándum en el Ministerio de Educación y Cultura (MEC), pero seguramente allí hay muchos ratones (risas).
¿Han tenido algún contacto con autoridades como para plantearles esta inquietud?
No. Nosotros como asociación informamos a los ministros de turno a través de un memorándum. Si lo leyó o no lo leyó, nos escribió o no nos escribió, no sé. Ese es el deber de AEDI como asociación. Si hay algo que entendemos importante se lo comunicamos a aquel a quien le pertenece la cartera, en este caso, el MEC.
¿Piensa que es posible que en un futuro se contemple a los escritores?
Creo que hay que corregir algunas cosas, como por ejemplo, que venga una ley para el escritor. También creo que las pensiones graciables tienen que ser sacadas del Senado, tienen que tratarse como una pensión común y corriente, porque la caja es autónoma, entonces, ¿por qué hay que pasar por todo ese proceso, si son pensiones? Eso es una cosa muy comprometida.
Se la dan a la persona porque el pueblo firmó, pidió, anduvo rogando por los pasillos del Palacio Legislativo, pero no me parece justo, tendría que ser como una pensión normal.
Hace tres años se generó una polémica en torno a los derechos de autor de los escritores, cuando grupos de estudiantes pidieron que se legalizara la fotocopia de libros con fines educativos, lo que finalmente se terminó aprobando. ¿Qué opina al respecto en ese caso?
Los estudiantes tendrían que tener el acceso normal como el cualquier país, en cualquier universidad. Y tenemos que tener en cuenta que Uruguay, dentro de Latinoamérica, es uno de los países más cultos. Vamos a conservar eso.
¿Cómo evalúa el acceso a la cultura en el país?
La cultura está en el acceso que la gente tiene. Está la cumbia y está música clásica. A mí no me gusta la cumbia, me voy para la clásica, o sea, hay un abanico de opciones. La cultura no puede ser dirigida ni oficializada, tiene que ser libre.
¿Hoy es libre?
Creo que sí. Vamos a decir que sí.
¿Qué lee el uruguayo?
El uruguayo lee de todo, y a veces le atrae lo que dice best seller, aunque eso quiere decir que es el más vendido en su momento, nada más.
¿Qué rol ocupa hoy en la asociación y cuál es el significado que eso tiene para usted?
Yo actualmente ocupo la secretaría de la Asociación. En lo personal tengo un orgullo muy grande de poder pertenecer a una institución, verla crecer, ver las cosas que hemos logrado. Ya son 56 años, es parte de mi vida. En todo el interior del país vos decís AEDI y la conocen, no somos desconocidos. De cuatro libros de autores nacionales, tres van a decir “ganador del concurso Manini Ríos”.
¿Piensa que es posible que en un futuro se contemple a los escritores?
Creo que hay que corregir algunas cosas, como por ejemplo, que venga una ley para el escritor. También creo que las pensiones graciables tienen que ser sacadas del Senado, tienen que tratarse como una pensión común y corriente, porque la caja es autónoma, entonces, ¿por qué hay que pasar por todo ese proceso, si son pensiones? Eso es una cosa muy comprometida.
Se la dan a la persona porque el pueblo firmó, pidió, anduvo rogando por los pasillos del Palacio Legislativo, pero no me parece justo, tendría que ser como una pensión normal.
Hace tres años se generó una polémica en torno a los derechos de autor de los escritores, cuando grupos de estudiantes pidieron que se legalizara la fotocopia de libros con fines educativos, lo que finalmente se terminó aprobando. ¿Qué opina al respecto en ese caso?
Los estudiantes tendrían que tener el acceso normal como el cualquier país, en cualquier universidad. Y tenemos que tener en cuenta que Uruguay, dentro de Latinoamérica, es uno de los países más cultos. Vamos a conservar eso.
¿Cómo evalúa el acceso a la cultura en el país?
La cultura está en el acceso que la gente tiene. Está la cumbia y está música clásica. A mí no me gusta la cumbia, me voy para la clásica, o sea, hay un abanico de opciones. La cultura no puede ser dirigida ni oficializada, tiene que ser libre.
¿Qué rol ocupa hoy en la asociación y cuál es el significado que eso tiene para usted?
Yo actualmente ocupo la secretaría de la Asociación. En lo personal tengo un orgullo muy grande de poder pertenecer a una institución, verla crecer, ver las cosas que hemos logrado. Ya son 56 años, es parte de mi vida. En todo el interior del país vos decís AEDI y la conocen, no somos desconocidos. De cuatro libros de autores nacionales, tres van a decir “ganador del concurso Manini Ríos”.
Una vocación que lleva en los genes
Sus primeros acercamientos a la escritura comenzaron cuando concurría a la escuela. Su abuela era maestra y eso la ayudó un poco a volcarse hacia ese mundo. “Y quizás los rasgos familiares de los Monegal”, agrega. Es hija de Myrtha Bonilla Monegal, hoy presidenta de AEDI, y sobrina nieta de José Monegal, escritor y periodista oriundo de Melo, que se dedicó al género narrativo y fue tío de Emir Rodríguez Monegal. Este último fue docente, crítico literario y ensayista, también proveniente de Melo. “Ya había raíces familiares muy fuertes”, afirma la escritora a La Mañana, explicando que es algo que lleva “en los genes”.
Consultada sobre el género que más disfruta, la autora comenta que le gusta la literatura en general.
Parte de su vida hoy la dedica a su madre, de 91 años. Además da clases particulares de declamación en su casa, en Camino Carrasco.
Su hobby es “ser niña siempre” y, en una palabra, se define como una persona “actual”.
TE PUEDE INTERESAR