Nicolás Fariña nació en Melo en 1978; es soldador especializado, artista plástico, escultor y director del espacio de arte Perro Viejo. Debido a un problema de salud comenzó a experimentar con el arte en chatarra a través de la soldadura de piezas. Un vecino descubrió su pasatiempo y lo motivó a exponer sus piezas. Hace ocho años Fariña es conocido como el artista de la chatarra.
Desde muy chico le gustaba dibujar y pintar como forma de expresión. Fue algo que surgió naturalmente en él, ya que no contaba con referentes cercanos que se vincularan al arte. En su niñez vivía cerca de una cañada a donde iba y sacaba arcilla con la que empezaba a modelar y hacer sus propias figuras y rostros. “Creo que desde ahí y sin saberlo, comenzó mi interés por el arte”, relató a La Mañana el artista arachán Nicolás Fariña.
Una de sus obras más emblemáticas se denomina “El hombre que va por pan” y consiste en un conjunto escultórico realizado en chatarra que se inauguró en el año 2020, en el marco del aniversario de Melo y que está ubicado en la ruta 8, kilómetro 402 del tramo hacia Aceguá. Estas esculturas representan a las personas comunes del departamento fronterizo que utilizaban como medio de vida cruzar a Brasil para comprar alimentos y bienes.
“Esta obra refleja lo que era toda aquella gente que iba a la frontera a traer su alimento, quienes contrabandeaban. Soy nacido y criado en Melo, y los veía, aunque no llegué a ver a los cargueros porque es otra generación, pero veía el tema del cruce en bicicletas, en las motos, y de las señoras que iban en busca de surtidos”, expresó.
Ese “contrabando hormiga” –al no haber una fuente de trabajo fuerte en Melo– servía para que las personas se revuelvan y llevaran a sus hogares algunos elementos más baratos de la frontera. “Son cosas que fui absorbiendo desde chico; ¿por qué no plasmarlo con una serie de esculturas de los quileros? Esto también es parte de nuestra cultura en Cerro Largo”, expresó Fariña.
Lo vistoso de la cultura del microcontrabando en Melo tenía que ver con las metodologías, las que el artista plasmó en algunas de sus esculturas. “A veces llevaban como 15 caballos atados de la cola con los barriles; una bicicleta con un juego de living atrás; en ningún otro país se verá una moto con 15 garrafas colgadas. Sin duda que la metodología en esta frontera es única”, manifestó.
Un modelador de la chatarra
Fariña comenzó a hacer arte en chatarra hace unos ocho años, aunque antes de eso, desde muy niño, siempre tuvo facilidad para crear cosas. “Creaba mis propios juguetes porque en el fondo de mi casa tenía un cañaveral de donde sacaba cañas para hacer mis cosas, por lo que siempre tuve esa creatividad a flor de piel”.
Luego, el destino lo llevó por ciertos caminos y uno de ellos fue la marina, etapa en la que el talento artístico quedó dormido. “Mi oficio es de soldador y, a través de una pequeña lesión en el hombro, empecé a crear en casa. Fui haciendo figuras usando la soldadura como base y llegó un momento que tenía unas 30 o 40 figuras hechas en chatarra. Un día un vecino se acercó y me dijo que era muy bueno lo que tenía, que debía mostrarlo. Fue entonces que surgió la primera exposición de arte en chatarra en Melo”.
Entre sus sueños se encuentra dedicarse 100% al arte, pero todavía no lo ha logrado. Actualmente es empleado municipal y también trabaja en su taller.
“Cuando uno empieza siempre duda si lo que hace es bueno, pero una persona me dijo que el arte me podía sorprender y eso me quedó grabado. ¡Vaya si me ha sorprendido! En estos ocho años he realizado diferentes muestras a nivel nacional, muestras para afuera del país, y siempre digo que la mejor obra está por venir”, relató el entrevistado.
Ha tenido varias obras de renombre, como se dijo anteriormente “El hombre que va por pan”, que tuvo un impacto sociocultural y educativo importante y ha trascendido fronteras. El año pasado realizó una escultura llamada “Nobleza y lealtad” para la ciudad de Rocha, que es un caballo con su jockey y que se ensamblará en el Hipódromo de Rocha. En el pueblo 19 de Abril, por su parte, existe otra obra llamada “Herrero de Chafalote” en honor al arroyo. “Creo que esas tres obras son las más importantes de estos años”, señaló Fariña.
Al mismo tiempo, el artista ha realizado diversas muestras fuera del país y, a través del consulado uruguayo en Brasil, pudo realizar una muestra. “Fue una experiencia muy linda y gratificante, al tiempo que quedaron algunas obras por el país vecino”, contó. “En Buenos Aires hay otras que fueron realizadas en el taller Expresarte”.
Arte y medio ambiente
Las obras más emblemáticas del artista hasta ahora son esculturas de gran tamaño y, en ese sentido, dijo que le gusta trabajar en esos formatos. “Además, si hago un conjunto escultórico de un metro queda perdido. A esto se suma que, por ejemplo, “El hombre que va por pan” es algo representativo de mi ciudad, es un homenaje a los que van a la frontera, no lo podía hacer de un tamaño que no se viera”, dijo.
Además, afirmó que el trabajo escultórico en chatarra va de la mano del reciclado y el cuidado del medio ambiente debido a la gran cantidad de chatarra soldada que lo compone.
El 90% de su trabajo lo hace solo, pero cuando va en busca de la chatarra su pareja lo acompaña. “Individualmente hago la creación y la soldadura”, explicó. Por lo general, el artista consigue los materiales en un desarmadero. Primero elabora un boceto y luego va seleccionando los elementos. En ese sentido debe ser cuidadoso ya que no toda la chatarra sirve, porque hay diferentes metales y algunos no son soldables.
“Trabajo sin molde y en la medida que voy evolucionando en la obra, voy al gran supermercado, que es el desarmadero, y busco chatarra. Lo cierto es que estos metales no son de regalo, sino que las personas que recolectan los venden, por eso trato de ir sacando de a poco, pero sé que cuanto más materiales utilice, más tendrán una segunda oportunidad y serán una obra de arte”.
Fariña trabaja a pedido o por su cuenta, pero indicó que le sirve de inspiración lo que ve en la calle, ciertos personajes, y el trabajo es una forma de potenciar la inspiración. “Trabajo también por encargo, porque es gratificante para el artista poder hacer una obra y ser retribuido. El artista también debe pagar sus cuentas y comer, no es todo por amor al arte”, expresó.
Espacio de arte Perro Viejo
El espacio de arte Perro Viejo se ubica en la casa de Fariña (quien es fundador y director) y es parte de su atelier donde realizaban actividades antes de la pandemia, muestras nacionales, como la de William Ramírez de arte funerario, la artista plástica Rosana Cardozo, talleres de arte, entre otras cosas. “Es una movida cultural y artística muy interesante. Obviamente que luego de la pandemia tuvimos que acondicionar un poco y le queremos dar más movilidad al espacio después de tanto tiempo parado”, aseguró el entrevistado.
A su vez, hoy se encuentra trabajando en un proyecto de arte en madera con motosierra. Desde Perro Viejo son los organizadores del primer encuentro internacional de escultura con motosierra en Melo y también siguen trabajando para este año. “Tenemos pronto un proyecto de un parque escultórico en la ciudad de Melo. Además, hace dos días finalicé un trabajo de pintura de unos tambores para candombe. Realizamos ese trabajo en 60 tambores pintados para una comparsa”, comentó.
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