INTERNACIONALES
6 de agosto de 1978
“El Papa Paulo VI, líder espiritual de 700 millones de católicos, falleció ayer a los 80 años de edad. Llegó así el fin para un pontificado de 15 años de duración que pasa a los anales de la Iglesia como uno de los más agitados y pletóricos de innovaciones. Profunda congoja mundial causó la noticia”, así amanecía la tapa de La Mañana al día siguiente de la partida del papa que llevó a puerto al Concilio Vaticano II.
Pablo o Paulo VI, de nombre Giovanni Battista Enrico Antonio Maria Montini, fue el papa 262 de la Iglesia Católica, obispo de Roma desde el 21 de junio de 1963 hasta su muerte el 6 de agosto de 1978. Fue canonizado por el Papa Francisco en 2018. Sucesor de Juan XXIII, continuó y culminó su gran obra que significó el Concilio Vaticano II. Asimismo, fomentó las relaciones ecuménicas con otras congregaciones religiosas.
El mismo día, La Mañana recuperaba la extensa labor del papa al frente de la Iglesia. “El Papa más innovador y más discutido de este siglo, cambió el rostro del catolicismo moderno pero le dejó intacta el alma. Pablo VI sancionó una nueva liturgia, simplificó la administración, despojó al Vaticano de mucha de su pompa y ceremonia, al tiempo que internacionalizaba y rejuvenecía la burocracia dominada por los italianos”.
“Habrá que tomar distancia para abrir juicio definitivo sobre su papado; Pablo VI ha debido gobernar a la Iglesia durante un período particularmente difícil; no es extraño que haya debido soportar, por eso, ataques y calumnias. Optó por llevar adelante el concilio a sabiendas que las decisiones que saldrían de él implicarían cambios en la Iglesia; y de que aunque el dogma quedaría tan intacto como siempre, las decisiones litúrgicas provocarían polémicas”
Iglesia como “Pueblo de Dios”
La actividad religiosa y pastoral que más comprometió la vitalidad de Pablo VI fue el Concilio Vaticano II, al que le dedicó tres años de su pontificado, y el largo período posconciliar. De las cuatro sesiones del Concilio, el papa presidió tres, entre 1963 y 1965.
La Mañana daba cuenta de las consecuencias en la cotidianeidad de la Iglesia del concilio ecuménico que marcó el rumbo de la misma durante el siglo XX, afirmando que “dio cómo fruto una nueva y más orgánica visión de la Iglesia como “Pueblo de Dios”, encabezada por una idea de colegialidad y lo aplicaba principalmente en la relación entre el Papa y obispos, nacía una visión cultural más actualizada entre la Iglesia y el mundo moderno y comenzaba la presencia histórica del papado comprometido con el abandono de residuos monárquicos y cercano a las enseñanzas evangélicas”.
El Sínodo de Obispos que el convocara como organismo consultivo fue el primer embrión de la colegialidad, con una presencia creciente de los obispos del “tercer mundo”. Además, mientras se abandonaba la celebración de la misa en latín, y se realizaba una internacionalización de la Curia Romana, Pablo VI modificó la función del Colegio Electivo del Papa, excluyendo del cónclave a los cardenales mayores a 80 años.
En junio de 1968, Pablo VI publicó la encíclica “Humanae Vitae”. El Papa era muy consciente del problema planteado a la Iglesia por el nuevo consenso de Occidente sobre el control de los nacimientos. “ Muchos manifiestan el temor de que la población mundial aumente más rápidamente que las reservas de que dispone, con creciente angustia para tantas familias y pueblos en vía de desarrollo, siendo grande la tentación de las autoridades de oponer a este peligro medidas radicales”. El papa desaconsejó el impulso de las políticas demográficas de control artificial de la natalidad, asegurando que “el objetivo no debe ser achicar la cantidad de comensales, sino agrandar la mesa”.
Reacciones en la Iglesia uruguaya
Monseñor Carlos Partelli, entonces Arzobispo de Montevideo conversó luego de la muerte del pontífice con La Mañana, asegurando que “actuó con gran serenidad, con gran equilibrio y lucidez para conducir a la Iglesia. La impresión de toda la Iglesia es que éste ha sido uno de los grandes pontificados de la historia. El papa fallecido, llevó a la Iglesia con paz, agudeza y con firmeza. Cabe esperar quien será elegido ahora para conducir a la Iglesia”.
Su sucesor, mencionado por Partelli, sería Juan Pablo I, que permaneció el frente de la Iglesia por solo treinta y tres días hasta su repentina muerte en septiembre de 1978. A continuación asumiría el papado Juan Pablo II, el papa polaco que permaneció al frente de la Iglesia por casi 30 años hasta su muerte en 2005.
Mons. Partelli fue consultado por La Mañana por la personalidad de Pablo VI, puesto que el obispo mantuvo varias entrevistas con el papa. “Era una persona de carácter sumamente paternal, lúcido para todos los juicios que emitía, de palabras muy medidas. Se destacaba su mesura y serenidad para todo y además con un conocimiento avezado de su función”.
La inculturación del Evangelio
En “La Iglesia en América Latina” Alberto Methol Ferré se refiere a la encíclica Evangelii Nuntiandi, en que Pablo VI sintetiza el Sínodo sobre la Evangelización de 1974, como “el último gran acto de su Pontificado”.
“La Evangelii Nuntiandi anuda íntimamente la Evangelización y la Liberación. Recoge así la creciente presencia latinoamericana en la Iglesia universal”… “Pueblo, pobres, religiosidad popular, todo se ordena a “evangelizar no de manera decorativa, como un barniz superficial, sino de manera vital en profundidad y hasta sus mismas raíces la cultura y las culturas del hombre”, escribe Methol Ferré quien fuera el primer laico incorporado como miembro del Consejo Teológico Pastoral del Consejo Episcopal Latinoamericano, ocupando varios cargos desde el 1972 al 82 dentro de la CELAM.
Hermann Hesse, Premio Nobel de Literatura
CULTURA
9 de agosto de 1962
“Murió en Suiza el escritor alemán Hermann Hesse, Premio Nobel de Literatura en 1946”, titulaba La Mañana sobre la repentina muerte del novelista y poeta a sus 85 años. Hesse había nacido en Calw, Wurttemberg, en 1877, hijo y nieto de misioneros. Fue mecánico y vendedor de libros, y escribió sus primeros poemas a los trece años, “pero en realidad los sucesivos fracasos en distintas profesiones fueron los que lo empujaron hacia la literatura. Al momento de su muerte, vivía completamente aislado en su residencia que da al Lago Lugano, se había hecho ciudadano suizo en 1921, aunque residía en el país desde 1912”.
El escritor tuvo sus libros prohibidos en Alemania durante el régimen nazi. Escribió novelas autobiográficas y poesía lírica en su juventud, y “era considerado uno de los mejores poetas líricos germanos desde la época de Goethe”. La primera guerra mundial motivó la más grave crisis sufrida por Hesse, y públicamente dejó constancia de su posición antibelicista, lo que le provocó ser tildado de traidor.
Ciudadano del mundo
Hermann Hesse renunció a su nacionalidad alemana, según recogía la Agencia AP para La Mañana, “en protesta contra el militarismo de su país natal. Viajó mucho por India y se interesó profundamente en el misticismo hindú, acerca del cual escribió en sus años de madurez. Luego de la publicación de una novela psicológica en 1930, entró en reclusión. En 1945 publicó “Magister Ludi” (El juego de abalorios), novela que es considerada como su obra maestra. Fue por esta obra que conquistó el Premio Nobel.
Los libros más conocidos de Hesse incluyen “Peter Camenzind”, “Siddharta”, “El lobo estepario”, “Demian” y “El juego de abalorios”.
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