Partidos, política y poder en el Uruguay. (1971- coyuntura y pronóstico) Carlos Real De Azúa. Facultad de humanidades y ciencias. 168 pags.,1988.
Hace más de medio siglo en Argentina bajo el título de Uruguay Hoy se publicó una antología de ensayos que daban revista a la coyuntura nacional. Un texto clave en dicha obra fue el aportado por Carlos Real de Azúa, el cual fue reeditado como separata en la apertura democrática. Y fue una elección acertada, porque es un texto que sobrevive a la coyuntura por la identidad de su autor, en el cual más que la información se buscaba la conexión profunda de fenómenos sociales. Asimismo esta edición cuenta con un brillante complemento, un muy buen estudio de Carlos Zubillaga.
Real de Azúa no fue, en el sentido estricto, ni politólogo ni historiador ni antropólogo ni sociólogo pero sí fue un intelectual que logró abrevar en todas estas disciplinas para pensar Uruguay como pocos.
Uno de los temas centrales de su reflexión fue el proceso batllista. Tempranamente evaluó su agotamiento que implicaba mucho más que la suerte meramente electoral de una fracción de un lema. “Cuestión mayor que ni siquiera es posible esbozar aquí la de cómo y porqué periclitó la ideología del ‘Uruguay batllista’, con su cándida fe en la superioridad inmarcesible de la pequeña patria y sus ‘conquistas’ sociales, institucionales y culturales, con su optimismo, su ideal de una felicidad estable y sin sombras, y el implícito hedonismo marcable en ese rechazo de toda exigencia y toda constricción que más parecería característica idónea de las opulentas sociedades de consumo que rasgo funcional deseable para una sociedad marginal que ha de fortalecerse, crecer y tramontar los déficits estructurales de su economía, su magnitud inadecuada y su situación de dependencia”.
Y con un estilo en el que sistemáticamente, aparte de su celebérrima redacción barroca, apuesta más a la interpretación que a la información, más a la creación que a la erudición y a la opinión más que a la afirmación dogmática, se interna en el análisis de la crisis del modelo liberal. Un concepto clave será el de sociedad amortiguada, más allá de contradicciones de los convulsos 60. Todavía nuestro país cuenta con estrategias para paliar conflictos que en países hermanos estallaban con toda su virulencia.
Pero en el cap. IV hay una evaluación sobre el desafío subversivo en el cual se manejan hipótesis distintas a las habituales en el momento. “Puestos a articular nuestra interpretación, cabe sostener, en primer término, que el fenómeno tupamaro no ha suido un resultado, un efecto prácticamente automático de determinantes socioeconómicas. El deterioro económico se ha alegado y en verdad, ese deterioro es evidente en el país global y ha golpeado con gran intensidad ciertos sectores. Pero para que esa explicación fuera factible, no sólo ese deterioro hubiera debido ser más drástico, repentino y generalizado de lo que estrictamente ha sido, sino que la vía que llega desde los cambios económicos adversos a la movilización política tendría que ser más corta y directa, más carente de ‘mediaciones’ que lo tortuosa, larga y complicada que en realidad es”.
La variable clave la encuentra allende fronteras: “Bien puede, categorizarse, en cambio, como el determinante promotivo fundamental, el prestigio que la vía revolucionaria adquirió entre la izquierda y la nueva generación políticamente articulada de América Latina tras 1959. Fue desde la Revolución Cubana y su ejemplo, sucediendo a la lenta, trabajosa comprensión de la positividad de los ‘movimientos sucios de bandera limpia’ –del tipo del peronismo y del varguismo- que alcanzó la vigencia de una convicción indiscutida en extensos círculos, la idea de que la competición que habilitan las estructuras democráticas tradicionales es demasiado formal o demasiado imperfecta como para ofrecer alguna esperanza sólida de cambio”.
Un texto para seguir repensando nuestra patria y sus desafíos.
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