La periodista, que hoy tiene 83 años, escribió con su pluma parte de la rica historia de La Mañana y El Diario, con innovadores aportes como suplementos y coberturas de célebres visitas de artistas y personalidades al Uruguay.
Cuarenta y cuatro años de actividad ininterrumpida ligada al periodismo no es un hecho del que puedan jactarse muchos, pero sí María Rosa. Empezó su camino en el diario El Día cuando joven como correctora de un suplemento, y después pasó a ser cronista, la única mujer en el segmento, de las pocas que trabajaban en el periódico.
La Mañana dialogó con Graciela Atella, hermana de María Rosa que por cuestiones de salud no puede comunicarse con el Semanario. Graciela recordó la incursión de su hermana en los ámbitos periodísticos y empresariales: “Luego de El Día empezó a trabajar en el Victoria Plaza, en un ámbito más empresarial, primero fue jefa de relaciones con los medios y luego fue gerente de relaciones públicas. Poco después se vinculó con La Mañana y El Diario como cronista, y también tuvo un programa de radio en Carve que duró ocho años hasta que se jubiló”.
En el principal balneario esteño, María Rosa Atella se encargó de llevar adelante “Aquí, Punta del Este”, la primera publicación semanal montevideana dedicada a la cobertura, entre noviembre y abril, de la temporada estival. “En ese momento la empresa le alquilaba una casa en Punta del Este y ella iba con un fotógrafo a cubrir la temporada, pero era una temporada distinta a la de ahora. No se especializó en fiestas o la parte social, sino que realizaba entrevistas cuando venían grandes personalidades”, recordó su hermana.
El oficio de una periodista incansable
En aquel momento donde no existía la inmediatez de hoy en las comunicaciones, el oficio de la periodista era un trabajo artesanal, recordó Atella. “Ella grababa, se volvía a la casa a desgrabar, y escribía hasta la madrugada. Entonces se iban a la Onda a enviarla para que llegara a La Mañana, porque tenía que cubrir todos los días una página entera sobre Punta del Este”.
“Esa fue una época muy linda y lo hizo muchos años, en una jornada que a la vez era agotadora. Ella volvía los primeros días de marzo, y pocas veces veía la playa, porque además de la parte periodística cubría la producción. Además vendían las notas, era un periodismo autosustentable. Pero le encantaba y lo hacía con mucho gusto”.
La cobertura de los grandes acontecimientos de la temporada le propició vincularse con grandes personalidades del Uruguay y del mundo, como Carlos Páez Vilaró, el actor italiano Vittorio Gassman, el argentino Juan José Camero, Jorge Luis Borges, Palito Ortega, Luis Sandrini, y Astor Piazzolla, y un largo etcétera.
Una pluma innovadora y generosa
Además de la página de Punta del Este, Maria Rosa creó y dirigió el célebre Suplemento Femenino de La Mañana. Según Graciela, fue un suplemento muy popular y hacía que la gente comprara el diario especialmente para leerlo. Luego ella decidió darle otro giro y también sacaron otro suplemento que se llamaba el Suplemento Masculino, que luego los unieron en uno solo.
Pero su ingeniosa actividad no se detuvo, María Rosa recorrió los distintos departamentos del país sacando una publicación mensual en formato revista llamada “Tierra Mía: Por amor a lo nuestro”, donde hacían entrevistas y artículos de cada departamento en forma individual. “Ella y Fernando di Lorenzo, el fotógrafo, iniciaron el modelo de vender las notas, que en aquella época no era tan común, y producir para la empresa, se sustentaba en base a eso”.
“Alfonso Lessa y Miguel Muto fueron algunos de los muchachos que mi hermana inició en el oficio de periodistas. ¡Eran unos niños, mira hoy donde están!”, destaca Graciela dentro de las cualidades de generosidad y profesionalismo de su hermana.
“María Rosa siempre fue muy inquieta, y siempre se le ocurrió crear cosas avanzadas para la época, y la empresa (SEUSA) en eso la apoyó mucho. Es una vida muy rica, pero siempre fue una persona que dio muchas oportunidades, nunca escatimó un halago para un artista nacional, siempre apoyó al teatro, a las distintas expresiones culturales. Fue muy generosa con su pluma”, enfatizó Graciela Atella.
Pionera dentro de “Mujeres Periodistas” a nivel nacional e internacional
María Rosa Atella fue la primera mujer uruguaya, becada por la Sociedad Interamericana de Prensa, para cursar estudios de Ciencias de la Comunicación en la Universidad del Estado de Texas durante los años 1966-1967; y la primera periodista en cubrir información de Gobierno, al crearse el entonces Ministerio de Transporte, Comunicaciones y Turismo, a cuya cobertura fue asignada.
Cursó estudios de “Productividad” (en el Instituto Nacional de Productividad) con el Prof. Aníbal Boccardi, y asistió al primer curso, dictado en Uruguay, de Gerencia de Marketing en el Instituto Nacional de Capacitación de Empresas (INCE).
Participó en el curso de Gestión de Turismo en el Centro Internacional de Perfeccionamiento Profesional y Técnico de Turín, Italia, que incluía viaje de estudios a España y Portugal en la Organización Internacional del Trabajo (Naciones Unidas).
Su inquietud social la llevó a formarse como líder en el Movimiento Nacional Gustavo Volpe; dirigió grupos mixtos de adolescentes y adultos jóvenes en la Asociación Cristiana Femenina (ACF), que fueron los primeros mixtos en esa institución; condujo campamentos de verano en Uruguay y en Pennsylvania, EE.UU.; e integró diversas organizaciones de servicios comunitarios.
En 1969 asistió a un congreso de Mujeres Periodistas y Escritoras en México, donde se labró el acta fundacional de la Asociación Mundial de Mujeres Periodistas y Escritoras (AMMPE).
Tiempo después, junto a otras colegas, creó la filial Uruguay de AMMPE, la Asociación de Mujeres Periodistas y Escritoras, (AMPE) del Uruguay. Maria Rosa tuvo la distinción de ser nombrada Vicepresidente Internacional, integrando el Comité ejecutivo Mundial, destacando la labor femenina del periodismo de nuestro país.
Una periodista sin fronteras
Dentro de sus numerosos viajes al exterior de María Rosa Atella, se destacan los realizados como invitada especial por diversos gobiernos, empresas y organizaciones de servicio social. Representó a Uruguay en el “Seminario de Periodistas de América Latina” realizado en Nueva York y Washington por el “Commitee of Correspondence” del año 1963. En dicha ocasión, asistió a una conferencia de prensa del entonces presidente John F. Kennedy en el Departamento de Estado.
Viajó a Italia, en el año 1982, como premio otorgado por el Instituto Italiano di Cultura y la Embajada de Italia, con el Premio Anual al Periodismo año 1985; y a Nigeria, representando a Uruguay en el XII Congreso Mundial de la Asociación Mundial de Mujeres Periodistas y Escritoras.
Fue invitada a la República Federal de Alemania por la Embajada en el Uruguay; a Israel en 1970, invitada por el Ministerio de Turismo de dicho país, estudiando su desarrollo turístico. Viajó también a Inglaterra y Escocia, invitada por el gobierno británico y a París, invitada por Christian Dior, Madame Carvin y diversas divisiones del Grupo L´Oreal, en 1986, entre otros múltiples destinos que le llevo su carrera periodística.
La periodista de La Mañana, recibió numerosos premios y distinciones durante su trayectoria profesional de centros culturales, diversas intendencias, y entre ellos a título de ejemplo, el Premio Asociación de Mujeres de Negocios y Profesionales, AMNYP, en el año 1988 y el reconocimiento de la Cámara Municipal (Junta Departamental) de Curitiba, Brasil, en 1993.
Dentro de los galardones internacionales, se destaca, por tener mayor significado para ella, el que le otorgó la Provincia de Potenza, Italia, por su trabajo “La historia de Rosina, sin lágrimas y sin lamentos”, elegido entre más de tres mil trabajos de emigrantes (hijas o nietas de italianas). “Un rescate de la memoria, que, al compartir la experiencia de una mujer italiana emigrada, hiciera recordar el éxodo italiano en aquellos días en que Italia recibía a su vez a miles de exiliados durante la guerra de los Balcanes”, concluyó su hermana Graciela Atella.
La falda de la reina
El exdirector de La Mañana y amigo de la familia Atella, Julián Safi, recordó una anécdota particular sobre la carrera de María Rosa, a quien definió como “una gran cocinera. En la comida italiana su madre era insuperable y ella lo heredó. La conozco mucho a María Rosa”.
“Recuerdo una anécdota de cuando vinieron los reyes de España a Uruguay, cuando María Rosa trabajaba en radio Carve y la mandaron a cubrir la ida de los reyes a la Universidad, porque en el Paraninfo había un acto. Estaba todo Montevideo convulsionado porque iban los reyes, había una multitud en la explanada, y mientras todos los medios hablaban de lo que le interesa poco a la gente –la agenda oficial y cosas formales–, María Rosa se dedicó a describir cómo estaba vestida la reina, cómo el viento le perturbaba el peinado y la falda, y me acuerdo que hizo unas notas tan lindas que fueron lo más comentado de esa ida de los reyes a la Universidad”.
Cerca de cincuenta años después, Safi aún mantiene esa imagen de la periodista. “Me acuerdo de ese hecho porque llamó mucho la atención, y fue una demostración de lo que es el gusto popular. La gente prefería saber qué le estaba pasando a la pollera de la reina con el viento más que saber sobre los temas a tratar a nivel académico”, aseguró.
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