Poeta, narrador, periodista y dramaturgo, Rafael Dieste Goncalves también es autor de varios ensayos de contenido filosófico y matemático. Pese a que tuvo una vida itinerante, con participación en dos guerras y un prolongado período de exilio, escribió numerosos cuentos y obras de teatro, tanto en gallego como en español, que lo ubican entre los más destacados escritores de la llamada Generación del 27. Muy vinculado al Uruguay por antecedentes familiares, era tío del mundialmente conocido ingeniero uruguayo Eladio Dieste.
Una valiosa estirpe
El padre de Rafael – abuelo del ingeniero Eladio Dieste, quien llevaba el mismo nombre–había nacido en el paraje de India Muerta, en el departamento de Rocha, en donde estaba afincado el primer Dieste iniciador de la rama familiar uruguaya. Por eso, los tres hermanos mayores del escritor, entre ellos Eduardo, conocido por su carrera diplomática, habían nacido en el Uruguay, en donde vivían entonces sus padres, quienes, después de la muerte del abuelo, se trasladaron a Galicia.
Fue así como Rafael Dieste Goncalves, el menor de los siete hermanos del matrimonio, nació en la pequeña villa de Rianxo, provincia de La Coruña, el 29 de enero de 1899. Su padre era excelente narrador, aventurero, trotamundos y, según cuentan, tuvo destacada actuación como pacificador en tiempo convulsos de revoluciones.
El ingeniero Eladio Dieste Saint Martín, quien en razón a la belleza y funcionalidad de sus diseños recibió también el título de arquitecto honorario, desarrolló la técnica de la “cerámica armada”, capaz de crear espacios techados importantes usando el ladrillo y el acero, con mínimas cantidades de hormigón. Esas obras que, por sus características y el inteligente procedimiento constructivo concebido por su creador bajan el costo de las soluciones tradicionales, tienen además una alta calidad estética, con gran protagonismo del manejo efectivo de la luz. La iglesia de Atlántida, una de las muchas obras que Eladio Dieste construyó en el Uruguay, ha sido declarada por UNESCO “Patrimonio de la Humanidad”.
Tío y sobrino compartieron una gran amistad y un trato asiduo que sin duda les posibilitó intercambiar la gran riqueza de sus mundos creativos. Así lo ha expresado el ingeniero Eladio Dieste en una de sus entrevistas: “Teníamos con Rafael una amistad realmente entrañable además de los lazos de parentesco. Esa amistad, empezada en sus años de exilio en Buenos Aires, se continuó luego en España; en las visitas que casi anualmente le hacía; volvía siempre por La Coruña y Rianxo, donde está la casa familiar y donde nació Rafael y se crio mi padre”.
Viajar y escribir
Los inicios literarios de Rafael Dieste coinciden, a sus 18 años, con el primer viaje que realiza a México en donde residían sus hermanos Antonio y Manuel. A su regreso, con un cuaderno en el que había escrito sus primeros cuentos, prosiguió sus estudios en la Escuela Normal de Santiago. También colabora en revistas juveniles, actividad que no cesa ni siquiera cuando en el año 1921 es movilizado como soldado en África. Una vez liberado del servicio militar, su actividad periodística continúa en Vigo y comienza a participar en las famosas tertulias de la época, en las que demuestra una gran cultura y capacidad dialéctica.
En 1926 aparece su primer libro de relatos y al año siguiente la obra teatral “A fiestra valdeira”. Rafael pasa una temporada en Londres, ciudad en la que Eduardo Dieste, su hermano mayor, es cónsul del Uruguay. Posteriormente viaja a Madrid, en donde obtiene una beca para recorrer Francia, Bélgica e Italia, con el propósito de investigar sobre el nuevo teatro. A partir de entonces inicia su producción en castellano, que incluye la obra teatral “Viaje y fin de Don Frontán”, el libro de poesía “Rojo farol amante” y el ensayo “La vieja piel del mundo”. Este último se publicó en 1936, año en que se inicia la guerra civil española, durante la cual Rafael Dieste, a pesar de su activa participación en el conflicto, no deja de escribir variadas publicaciones de combate como la llamada “El Buque Rojo” o “La Hora de España”, revista de la que fue fundador y redactor durante su estancia en Valencia. Junto con Rafael Alberti, Alejandro Casona y Ramón Sender, colaboró con un “Teatro de guerra” hasta que terminó alistándose como voluntario en el llamado Ejército del Este.
El triunfo del bando nacional determinó su paso por el campo de concentración francés de Saint Cyprien, desde el que Rafael Dieste fue a reunirse con su esposa, Carmen Muñoz, que se encontraba en París, e inician ambos la etapa del exilio que transcurre mayormente en Buenos Aires, con prolongadas estancias en México, Cambridge y Londres. Es en esta última ciudad que Rafael Dieste se aparta de la actividad literaria para dedicarse a la reflexión filosófica y matemática, lo que da como fruto sus obras “Nuevo tratado del paralelismo” y “Diálogo de Manuel y David”. En Buenos Aires, Rafael Dieste escribió la que sería la más famosa de sus obras: el libro de cuentos “Historias e invenciones de Félix Muriel”.
En el año 1961 Rafael Dieste regresó a Galicia, en donde diez años más tarde fue nombrado académico numerario de la “Real Academia Galega”. Residía desde su llegada en su Rianxo natal, en donde en 1981 sufrió una caída que determinó su muerte.
Su obra
Dieste pertenecía cronológicamente a la Generación del 27, en la que se reconocen muchos matices entre los autores que la componen. El arte había dejado la obligada vinculación con el realismo del siglo XIX y los movimientos de vanguardia, por más que hubiesen perdido parte de su vigencia, invitaban a la libertad creadora. Eso mismo hace que no haya uniformidad de estilos entre los escritores que comparten la Generación, pero sí una misma concepción poética.
Si bien Dieste escribió libros de poemas, también su narrativa, según algunos críticos, evidencia un escritor en cuya narración dominan el lirismo y lo subjetivo, tal como ocurre en “Historias e invenciones de Félix Muriel”. Esta obra, compuesta por la más depurada prosa poética, refleja muy bien la vida rural gallega de la época, signada por la miseria y la superstición. En las historias hay fantasía surrealista, costumbrismo mágico e imágenes propias del modernismo. Con un lenguaje cuidadoso y exacto, rehúye el sentimentalismo, pero no el sentimiento, tal como preconizaba la nueva estética literaria. La bien lograda conjunción de lo tradicional con el nuevo lenguaje poético, es otro logro que, sumado a los anteriores, convierte la obra de Rafael Dieste en una de las más valiosas de nuestro tiempo.
Madrid, agosto 2023
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