El artista cumplió 50 años de trayectoria, su primera creación comenzó cuando estaba en quinto de escuela y no se detuvo: “Soy una mezcla de cantor docente o docente cantor, no sé qué es lo que está primero”.
El miércoles 12 octubre, en el salón de Eventos Especiales del Palacio Legislativo, se realizó el espectáculo “Pluma, Pincel y Pensamiento”, del cantautor, escritor, periodista y docente Ricardo Fernández Más que ha editado 50 discos en 50 años de trayectoria. Del acto participaron el expresidente Luis Lacalle Herrera, el consejero de ANEP, Juan Gabito Zóboli, y el vicepresidente del INAU, Aldo Velázquez, además de artistas invitados.
“Festejé mis primeros 50 años con una obra que recorre gran parte la historia cultural del país y me dio base para mirar el futuro, porque yo no me quedo mirando la historia para regodearme de ella, yo miro la historia para que sea una base donde proyectar hacia adelante”, dijo Fernández Más a La Mañana.
Consultado sobre su aporte a la sociedad, dijo que su trabajo artístico tiene como varios niveles. “El primero es que mi canto sirva, y creo que siempre sirvió porque llevo muchos años haciendo canto historicista, siempre como una plataforma para proyectar hacia el futuro”. El pasado es útil “para obtener bases sólidas de información y crear la conciencia de aprender a pensar, como decía Vaz Ferreira”.
“Yo quiero una generación de gente pensante, de gente crítica, de gente que pueda analizar, que pueda mostrarse bien formado en todos los temas”, y ahí la canción historicista puede generar “las bases para luego investigar” esos diferentes temas. En ese punto Fernández Más se confunde en su rol docente y artista, de lo cual él es claramente consciente: “Soy una mezcla de cantor docente o docente cantor, no sé qué es lo que está primero. Utilizo el vehículo de la música para ayudar a los maestros con una herramienta pedagógica”. Pero “no sueño una sociedad de niños cantores”, aclaró, aunque “si sale alguno, genial”.
Se necesita generar “material pedagógico que los alumnos puedan utilizar y tener una firme base. Tres o cuatro minutos de canción sirven más que estudiar media hora o una hora una biografía que solo tiene fechas. El vehículo educativo de la canción no debería dejarse de lado”, subrayó.
La música y el canto no tienen límites
Cumplidos 50 años construyendo arte, Fernández Mas dijo que ha cumplido su sueño: “El camino que recorrí fue el que siempre soñé, nada de esto fue por fama, ni poder, ni dinero, fue por sueños y por proyecto de vida”.
Esos sueños y proyectos de vida se remontan a su etapa escolar, recordó: “Escribí mi primera canción en quinto de escuela. Tenía dificultad para memorizar de recorrido, no me enseñaban a pensar y resumir, entonces yo resumía armando versos. La primera canción era una canción al río Cebollatí. Me inventé una historia de amor en el caudaloso río Cebollatí, era una canción que hasta tenía música, no eran solo los versos, y ahí me di cuenta que la canción descriptiva era la canción que se podía memorizar, y ese fue el camino que hice hacia adelante”.
No fue solo eso, con el tiempo “la vida me encontró escribiendo canciones a las cosas más increíbles, como los rayos gama a pedido del presiente del LATU, Ruperto Long, porque necesitaba una promoción para un aparato que usaba esa tecnología”, recordó.
“Yo siento que la música y el canto no tienen límites, las artes en general no lo tienen, pero el verso y el canto es el vehículo ideal para poder acercarte al niño, a lo que se debe agregar el afecto. De nada vale que el esfuerzo del docente sea centrado en la pedagogía sino le ponemos el factor afecto”, ya que “lo que acerca el alumno al docente es el afecto, la confianza”.
A su vez, “la canción y la música es la mejor excusa para que un niño o un adolescente se acerque a un tema y sienta el afecto y la protección, el apoyo ante un logro. A las aulas uruguayas llegan una cantidad enorme de niños con muchos problemas, pero es central la falta de afecto que encuentran a veces en un extraño, en el profesor de música o de gimnasia. Eso es algo que me pasa, las personas pueden liberar sus emociones, pueden expresarse con confianza”.
Hay niños “con terribles problemas, podes ver que hay niños de familias disfuncionales que en la música y el canto encuentran un lugar donde poder expresar emociones. ¿Sabes qué lindo es ver a esos niños cuando logran expresar la emoción hasta con un llanto porque lograron hacer algo? Hoy un nene lloraba porque pudo cantar un verso, y era un llanto por todo lo que pasa, y porque logra algo. No se puede enseñar nada si no tenés el componente del afecto”, enfatizó.
Estamos a un clic de toda la música que queremos escuchar
El desarrollo de la tecnología nos acercó a la música como nunca antes, con un clic podemos escuchar lo que nunca antes desde la comodidad de nuestras casas, pero esa facilidad tiene su contracara. Hasta hace algunos años las empresas discográficas “apoyaban al artista, las industrias pagaban las horas de grabación, te abrían las puertas, te apoyaban hasta con guitarristas y otro tipo de arregladores, pero ese mundo cambió. Rubén Rada dijo que el mundo cambió tanto que hoy no tenés ese relacionamiento que tenías con el dueño de las empresas, antes el trato era humano y directo, pero ahora no conocemos al señor Spotify ni al señor YouTube con los cuales los autores ganan cada vez menos y ellos cada vez más”.
Otra situación es que “cada vez se produce más música de consumo masivo, para el éxito y la venta”, con canciones que están “dirigidas para el público juvenil, que pueden durar un período de tiempo, pero son de fácil olvido”.
Por un lado “podemos escuchar música de todo el mundo y hay una rápida diseminación de nuevos artistas y cantores, pero cuesta hacer una lista de éxitos de los últimos tiempos que permanezcan en la memoria de los jóvenes”.
Justin Bieber y “el ‘no’ más dulce de mi vida”
La aparición de artistas con una fuerte presencia de las redes sociales fue uno de los temas sobre los que Ricardo Fernández Más conversó con La Mañana. ¿Cómo avalúa un artista de la vieja escuela esos nuevos caminos contemporáneos?
“Hay artistas que han sido contratados porque tienen muchos seguidores en Instagram y allí publican sus temas, pero ¿dónde cantaron? -se preguntó-, la respuesta en las redes sociales”, señala. Pero incluso de esa realidad hay que sacar provecho.
Ese es el caso del cantante canadiense Justin Bieber que en 2006 participó de un concurso en Stratford (Inglaterra) donde obtuvo el segundo lugar, a partir de entonces su madre comenzó a publicar vídeos de su hijo en YouTube, poniéndolo sin saberlo en el camino a la fama, ejerciendo una fuerte influencia musical en millones de adolescentes de todo el mundo.
“Justin Bieber fue un fenómeno de la juventud a tal punto que me ayudó con una niña con autismo sin él saberlo”, contó nuestro entrevistado. “Hace unos años yo tenía una alumna con autismo y que no hablaba con nadie, entonces un día le dije a la clase que cada uno me trajera un disco de un artista que admirara y que les gustara como cantaba, para después en cada clase poner la música bajita, de fondo, y luego averiguar sobre el cantante. La primera que me trajo su disco fue la niña autista. El tema que le gustaba se llamaba Never say never (Nunca digas nunca). Pasó todo el año sin decir una sola palabra, pero hizo un gran esfuerzo y participó de un conjunto rítmico con esa canción. Cuando el espectáculo terminó se acercó la mamá y me trajo un regalito que tengo sobre la computadora para acordarme. La mamá me dijo que el regalo lo había elegido la niña, lo que yo le agradezco, y dirigiéndome a la alumna le pregunto, dada su condición de autista, si le puedo dar un beso, y ahí recibí la primera palabra que dijo en todo el año: ‘No’. Fue el no más dulce que escuché en mi vida, y que comenzó gracias al grado de seguridad que le hizo sentir Justin Bieber”.
TE PUEDE INTERESAR