Con el título de “Luces de la hispanidad” y el subtítulo de “La valiosa huella española en América, un legado fértil”, acaba de aparecer con editorial Sekotia un nuevo ensayo del P. Santiago Cantera Montenegro, (Madrid, 1972), autor de “La crisis de occidente” y de más de veinte libros publicados en España y en el extranjero.
La historia bien contada
El modo de contar la historia ha servido a menudo como arma arrojadiza con la que se pretende crear una conciencia colectiva capaz de apoyar determinada tendencia que responda a intereses del presente. Entonces no importa ya la veracidad de los hechos ni la voluntad de investigar sobre ellos, sino que prevalece el mito, o su versión más burda y simplificada nombrada como “el relato”.
Si lo vemos en nuestro país en donde circulan versiones totalmente tergiversadas de hechos acaecidos hace apenas unas décadas, cuanto más es posible hacerlo sobre procesos largos y complejos que tuvieron lugar hace varios siglos, como es el caso de la colonización de América por parte de España.
El historiador español Miguel Artola Gallego distinguía dos formas de hacer historia: la del ser humano en una circunstancia histórica determinada y la del historiador que interpreta los hechos con métodos científicos. Condiciones éstas que no se cumplen en absoluto cuando un revisionismo sin fundamentos genera movimientos que llevan al sin sentido de derribar estatuas de un descubridor como Cristóbal Colón, que no tuvo otro accionar que el de persistir en su búsqueda de un camino a las Indias, o las de San Junípero Serra e Isabel la Católica, firmes e indiscutibles defensores de los nativos americanos.
El padre Santiago Cantera es doctorado en historia y tal como ha demostrado en sus múltiples ensayos, es capaz de abordar temas de su especialidad con el máximo rigor académico, sin dejar de nutrirlos con la profundidad espiritual de un monje benedictino.
Una visión amplia y ecuánime
Para explicar la génesis de la Hispanidad, proceso extenso en el tiempo y en la geografía, el autor se remonta a cuando la actual España era un conjunto de reinos y condados surgidos tras la Reconquista, que conservando cada uno de ellos sus individualidades e instituciones, se mantuvieron unidos compartiendo una misma monarquía, una fe y una historia común. Después del descubrimiento del continente americano, lo que a su vez se va completando en sucesivas instancias, la monarquía católica incorpora los nuevos territorios con el mismo espíritu integrador y evangelizador. Esta es una diferencia sustancial con otros procesos colonizadores de América, en los que la población indígena fue arrinconada o aniquilada. El mestizaje y la integración de los nativos dio origen a una realidad nueva, hija de España y de las Américas, impronta que persiste hasta nuestros días.
Ese respeto a la dignidad de los nativos hace que no se pueda hablar precisamente de “colonias” sino que los nuevos territorios tienen la calidad de “virreinatos”.
Si bien el libro se refiere a las luces, es innegable que hubo sombras, como no puede ser de otra manera, tratándose de un ámbito tan vasto y diverso que pasa por distintas circunstancias a lo largo del tiempo. El padre Cantera es especialmente cuidadoso de no caer en la “Leyenda Rosa” en contraposición a la hoy tan generalizada “Leyenda Negra”. Estas sombras no solo provienen de conductas individuales de adelantados o conquistadores, sino de errores consentidos, como el uso de mano de obra esclava procedente del África. Si bien la corona española prohibía el traficar con esclavos, cosa que hacían los portugueses, no hubo una negativa categórica a su empleo en los territorios conquistados.
La obra destaca el trabajo de promoción humana y social realizada por las misiones desarrolladas por distintas órdenes religiosas de frailes españoles (dominicanos, franciscanos, agustinos, carmelitas, mercedarios, jesuitas, etc.).
No hay que olvidar lo inhóspito del territorio y la dificultad de moverse en un medio a menudo desconocido, con el riesgo de contraer enfermedades o de ser atacados. Pero todo eso fue afrontado por frailes que, animados por un inquebrantable amor a Cristo, cumplían su misión evangelizadora, elaboraron las primeras gramáticas y diccionarios de lenguas indias, fundaron escuelas y universidades, casas de acogida y hospitales y puentes y caminos para llegar a los mismos.
La preocupación constante de los Reyes Católicos por promover un orden justo y proteger a sus súbitos indígenas de los abusos de que pudieran ser objeto, se ve reflejada en las Leyes de Indias.
Se aborda también en el libro el desmembramiento de los virreinatos con las guerras de independencia, que abren un período de fuerte inestabilidad política y propicia el caudillismo y la intervención de la masonería. En muchos casos es en este período que se perpetran los peores ataques a la población indígena, que en cualquier caso es la gran perdedora en estos procesos divisorios marcados por la violencia y el desgobierno.
El enjundioso y orientador análisis de “Luces de la hispanidad”, se extiende hasta nuestros días, tratando temas como el Foro de San Pablo, la proliferación de las sectas, el indigenismo supremacista, y en el origen de todo, la negación de nuestras propias raíces.
*Columnista especial para La Mañana desde Madrid.
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