Rodo y la legislación social. Jorge A. Silva Cencio. BIBLIOTECA DE MARCHA. 183 págs., 1973.
La luz del pensamiento rodoniano tiene una contracara sombría: poco leído por sus compatriotas y muchas veces incomprendido. Tanto es así que Carlos Real de Azua iniciaba un artículo en el cincuentenario de su fallecimiento escribiendo: “Un afable amigo mío dice que la obra de Rodó es como el Palacio Legislativo. Solemne, mayestática, suntuosa, casi siempre fría. Todo el mundo sabe que allí está, pero la inmensa mayoría solo la conoce por fuera”.
Silva Cencio, catedrático en Derecho, recupera aspectos habitualmente poco conocidos o directamente tergiversados de la obra rodoniana. Y lo hace siguiendo la senda abierta por Arturo Ardao en desmontar parte de las confusiones en torno al maestro de la juventud: “No es el representante de una agotada filosofía de otro siglo, sino un auténtico representante de las nuevas corrientes filosóficas…Sustenta un idealismo axiológico, una concepción empirista y realista del conocimiento. Es un defensor entusiasta de la actividad científica y sus aplicaciones concretas. Reconoce ideas de perfeccionamiento individual y colectivo, de justicia social y política, de regeneración artística y literaria. Si bien rehuyó los unilateralismos y falsas oposiciones y predicó la tolerancia, se definió en todos los problemas que se planteó. Fue un político militante y de larga trayectoria y toda su obra, inserta en el vitalismo de su pensamiento, es un himno a la acción. Tuvo una viva preocupación por las realidades de su tiempo y lugar y condenó con dureza al torremarfilismo y al diletantismo. Fue un pensador comprometido con la realidad histórica circundante. Su interés por las cuestiones no va la zaga de otras direcciones u opciones de su pensamiento. Condenó a la sociedad burguesa, mercantilista, utilitaria, trono de mediocres, no ajustada a su ideal democrático. Combatió toda forma de oligarquía política y exaltó el valor del pueblo en la historia. Su americanismo militante constituyó una de las direcciones esenciales de su pensamiento y su acción, con una entrega difícilmente superable en América”.
Una excelente aproximación al Rodó sentando doctrina sobre los frágiles de nuestra patria y que permite calibrar el porqué de la cita de su autoría en la Plaza Primero de Mayo, frente al Palacio Legislativo. Quizás sea un buen momento para vislumbrar que no es necesario abrevar en fuentes lejanas para resolver nuestros problemas
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