Viajar para conocer
Conocer para comprender
Comprender para valorar
Desde los cursos de secundaria que sentía despierta la curiosidad y encendida la imaginación sobre la rica historia del imperio persa. Los nombres de Darío, Jerjes y Artajerjes quedaron pendientes en mi memoria con la promesa de un futuro viaje. No parecía fácil realizarlo por tratarse de un destino poco habitual para las agencias de turismo, pero en agosto de 2019 se dieron propicias las circunstancias y con entusiasmo y emoción emprendimos vuelo hacia Teherán, la capital de la República Islámica de Irán, actual nombre de la antigua Persia.
El itinerario de 12 días de duración lo convenimos a través de internet, poniéndonos en contacto con la compañía de turismo Fotros, con sede en Teherán. Fue toda una aventura contratar un viaje en forma virtual pero resultó una excelente sorpresa traducida en un cumplimiento estricto y una atención personalizada, lo que nos permitió recorrer gran parte de ese inmenso y maravilloso país.
Nos recibió el señor Alireza Javajeri y nos condujo una guía profesional, la señora Bita Talevi, junto con un chofer y un auto dispuestos para trasladarnos durante todo el trayecto. Bita, la guía, resultó una verdadera anfitriona con perfecto español e inglés, conocedora y estudiosa de la historia de su país y de la forma de ser de sus habitantes. Nos condujo por un recorrido a través de los lugares de interés turístico pero también los de valor histórico y patrimonial, respondiendo a todas nuestras preguntas y curiosidades. Es más, nos daba el tiempo suficiente en cada lugar según fueran nuestros intereses.
Recorrimos el país en avión y automóvil desde Kerman, la capital del desierto, Yazd en el centro geográfico, Shiraz, la antigua capital de Persia, hoy ciudad de arte y cultura, Isfahan, que destaca por la inmensa plaza rodeada de mercados y finalmente Teherán, la moderna capital.
“La ciudad persa”
En el presente artículo queremos compartir con los lectores una de las mayores experiencias que vivimos durante el viaje: la visita a las ruinas de Persépolis, la legendaria capital del imperio persa durante la época de los Aqueménidas.
Fue fundada en el 518 A.C. por orden del Emperador Dario I el Grande y el complejo palaciego está construído en lo alto de una plataforma, al pie del Sagrado Monte de la Fertilidad.
Se encuentra a unos 60 km al noreste de Shiraz (provincia de Fars), cerca de la desembocadura del río Kyrus. Lo primero que llamó nuestra atención fue la zona desértica que la rodea, que no parece propicia para la existencia de ninguna ciudad. La explicación se debe a que en aquellos tiempos, en el siglo V antes de nuestra era, se trataba de una zona fértil, rodeada de bosques y abundantes praderas. Los efectos del cambio climático a través de 25 siglos han convertido la zona casi en un desierto, donde no llueve nunca o las lluvias son muy escasas.
Persépolis: Centro político y administrativo hasta la conquista del imperio por parte de Alejandro Magno en el año 331 antes de Cristo
Apenas llegar a la puerta conocida como de “Todas las naciones” las ruinas se destacan por su imponencia y sorprende la cantidad de arqueólogos que trabajan.
La construcción de Persépolis se inscribe dentro de un programa de construcciones monumenales destinado a cimentar la unidad y diversidad del imperio.
Para ello se trajeron trabajadores de todas las regiones del imperio con lo que el resultado fue una combinación de estilos que terminó por desembocar en uno propio, el estilo persaya, que también se encuentra en otras ciudades del imperio como Susa y Ecbatana, combinación que también se manifestó en la escultura y la orfebrería.
La ciudad se mantuvo como centro político y administrativo durante casi doscientos años hasta la conquista y destrucción del imperio por parte de Alejandro Magno en el año 331 antes de Cristo. Desde entonces perdió importancia y nunca logró reponerse.
Las ruinas permanecieron durante siglos, favorecidas por el aire seco y clima desértico, lo que permitió la conservación.
Se destacan las ruinas del Palacio Tachara y las tumbas aqueménidas excavadas en la roca, como puede verse en las fotos.
Persépolis, al igual que las otras grandes ciudades del imperio persa, Susa, Ectabana y Pasargada, está inscrita en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde el año 1979.
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